lunes, 26 de enero de 2009

COMO ATRAER LA PRESENCIA DE DIOS

Por Ritchie Pugliese

Desde el principio de la creación, Dios siempre se mostró interesado en revelar su presencia sobre la tierra y la humanidad. Dios manifestó su presencia en el huerto del Edén, hablando normalmente y en todo momento con Adán y Eva y habitando entre ellos. Era una presencia continua para una relación continua. Solamente cuando Adán y Eva desobedecieron esa comunión se quebró y la presencia de Dios se apartó.
La presencia de Dios es un hecho que está revelado en muchos pasajes de la Palabra de Dios y no nos queda ninguna duda, pero la experiencia viva de la presencia de Dios en nuestro medio es una habilidad que nosotros debemos aprender a cultivar y desarrollar. Una cosa es que Dios esté con nosotros y otra muy diferente es que nosotros estemos con Dios. La presencia de Dios siempre está presente y vigente, pero depende de nosotros recibir o rechazar su Santa Presencia. La presencia de Dios es invisible, pero a la vez tangible y real.
La presencia de Dios está en todo lugar, pues Dios es Omnipresente, pero para que Su presencia se haga manifiesta específicamente, se hace necesario nuestra decisión y participación.
Para poder entender lo que estamos hablando sobre cómo atraer la Presencia de Dios, debemos incorporar una palabra conocida: “Atmósfera”. El diccionario la define como: “capa de aire que envuelve la tierra. Fluido gaseoso que rodea el cuerpo. Ambiente en el que vive una persona.” Esta definición también nos ayuda para entender el mundo espiritual. La presencia de Dios siempre está vigente, pero nos corresponde a nosotros en la tierra desarrollar la habilidad de crear primero la atmósfera o ambiente para que Su presencia específica se manifieste. Algunos pasajes nos enseñan esto: 2 Crónicas 16:9 “Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él.”
Aquí se nos anima a desarrollar la habilidad de crear la atmósfera de la presencia de Dios teniendo un corazón perfecto para con Dios.
Santiago 4:8 “Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros.”
Aquí se nos anima a desarrollar la habilidad de crear la atmósfera de la presencia de Dios acercándonos nosotros primero a Él.
Mateo 18:20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Aquí se nos anima a desarrollar la habilidad de crear la atmósfera de la presencia de Dios estando dos o tres reunidos en Su nombre.
La presencia de Dios, que se manifiesta en la tierra por el poder del Espíritu Santo, siempre está presente, pero puede no estar vigente operando en nuestras vidas, familias, iglesias, ciudades y naciones si no respetamos los parámetros de Dios. Según lo que hagamos atraeremos o impediremos el fluir de la presencia del Señor.
Veamos a continuación lo que nosotros podemos hacer para impedir o atraer la presencia de Dios:
I. Lo que nosotros podemos hacer para impedir el fluir de la Presencia de Dios:
a) Contristar la presencia de Dios. Efesios 4:30 dice: “y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…”. La palabra “contristar” significa “reprimir, contener, afligir”. La orden es no reprimir, contener, afligir a la presencia de Dios.
b) Apagar la presencia de Dios. 1 Tesalonicenses 5:19 dice: “No apaguéis al Espíritu”. Apagar el fuego significa eliminarlo, extinguirlo.
c) Alejar la presencia de Dios. En Ezequiel capítulos 8 al 11 (lo veremos luego más detallado) se ve cómo la presencia de Dios sale del templo y se va de la ciudad. Aquí queda explícito que se puede echar a la presencia de Dios.Impedir el fluir de la presencia de Dios implica, entonces, contristar, apagar y alejar la presencia de Dios.
Ahora bien, ¿Cómo se cultiva la presencia de Dios para que el Señor se manifieste específicamente en nuestras vidas, familias, iglesias, ciudades y naciones? Utilizaré los mismos tres pasajes mencionados al principio para poder entender lo que nosotros podemos hacer para atraer la Presencia de Dios:
II. Lo que nosotros podemos hacer para atraer la Presencia de Dios:
# 1. 2 Crónicas 16:9 “Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él.”
Aquí el pasaje dice que Dios está mirando y buscando sobre quién derramar su presencia y poder. La clave es que en la tierra haya alguien con “un corazón perfecto”. ¿Qué significa tener un corazón perfecto? Bíblicamente hablando es tener un corazón íntegro, libre de todo pecado. Cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador y llegamos a ser hijos e hijas de Dios (Juan 1:12) fuimos colocados en una posición legal para poder llegar a tener un corazón perfecto. En otras palabras, tener un corazón perfecto es vivir con una actitud constante de arrepentimiento y conversión, es decir, reconociendo cuántas veces contristamos y alejamos con nuestras faltas y pecados a la presencia de Dios, arrepintiéndonos y disponernos a atraer su presencia. Muchos creyentes piensan equivocadamente que el arrepentimiento y la conversión sólo son pasos vitales para la conversión, pero para Dios son la clave para tener constantemente un corazón sensible y perfecto. Hechos 3:19 dice: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y Él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas…”
Según el pasaje no es posible la manifestación de Dios sin que primero haya arrepentimiento y conversión de nuestros pecados.
# 2. Santiago 4:8 “Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros.”
Aquí aprendemos otra manera de cultivar la presencia de Dios: Acercándonos nosotros primero a Él, es decir, buscar nosotros primero a Dios. Muchos creyentes se quejan y se sienten frustrados diciendo que Dios está lejano, que no lo sienten, etc., pero ellos no se dan cuenta que los que tenemos que acercarnos primero a Dios somos nosotros. ¿Quién es el Señor y Rey? ¿Quién es la más grande Autoridad? La respuesta es obvia, nos corresponde a nosotros buscarle a Él primero para cultivar su Santa Presencia. Cuando empezamos a buscarlo, empezaremos a sentirlo ¿Cómo nos acercamos a Dios? Con actos espirituales tales como la oración, la alabanza, la adoración, lectura y meditación en Su Palabra, sirviéndole, etc. Todo esto, siempre acompañado previamente por un corazón perfecto, atrae la presencia de Dios. De nada sirve intentar orar, leer la Biblia, alabar, sin tener primero un corazón del agrado de Dios. Nunca lo olvide: Dios siempre, y principalmente, mira más el corazón que la acción. Isaías 29:13 dice que es posible hacer y hacer cosas de la boca para afuera, que parecen buenas, pero con un corazón lejos de Dios.
# 3. Mateo 18:20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Muchos dan por descontado que donde “dos o tres están reunidos”, Dios está presente, pero olvidan el contexto del pasaje donde se explica las bases fundamentales para que Dios se manifieste. Si usted lee algunos versículos previos notará que allí se habla acerca del perdón y la armonía entre “los dos o tres que están reunidos en una iglesia o lugar de reunión”. Tenemos que ser sinceros y directos diciendo que a menos que haya una atmósfera de perdón y armonía unos a otros, cuando nos reunimos, Dios no estará presente allí aprobando lo que se hace. En una congregación es posible estar todos juntos alabando, cantando a Dios y a la vez tener (algunos o todos de los presentes) un corazón no perdonador, algo contra un hermano, el sacerdote o el esposo, pero es imposible que Dios apruebe esa atmósfera de pecado con su presencia. Que esta situación la veamos hoy en algunas de nuestras iglesias no significa que cuente con la aprobación de Dios. ¿No le parece? ¿Se da cuenta por qué Dios se manifiesta tan poco en nuestro medio y no vemos un avivamiento genuino? Nosotros pensamos injustamente que Dios se olvidó de nosotros cuando en realidad, Dios está esperando a que en la tierra se reúnan las condiciones básicas para su preciosa manifestación. Dios nos ha llamado a atraer Su Presencia, y para que eso suceda, se hace necesario e indispensable de nuestra parte mantenerla y avivarla constantemente. Por otro lado, la persistencia en la desobediencia contrista, aleja, apaga, anula la presencia de Dios.
Hemos visto que podemos alejar la presencia de Dios contristando al Espíritu Santo; apagando la presencia de Dios y nos quedó por ver el tercer punto, el de peor consecuencia. Ruego al Señor que usted pueda leerlo detenidamente para examinarse a sí mismo, examinar su familia, iglesia y ministerio, pues no existe cosa peor que cuando la presencia de Dios se ausenta por nuestra negligencia y desobediencia.
En Ezequiel 8 se detalla en visión las abominaciones del pueblo de Dios en Jerusalén. El Señor le muestra al profeta lo que estaba sucediendo entre Su pueblo. El v.6 dice: “Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.” ¿Qué estaba haciendo Israel? Con sus abominaciones y pecado deliberado estaban haciendo alejar a Dios de su santuario. Luego le dice que haga un agujero en la pared para ver lo que se hacía dentro del templo de Dios (8:8-9). Todo lo que se veía estaba saturado de pecado e idolatría (8:10-12). Note que lo que hizo que Dios emprendiera la retirada de su presencia fue el grado de desobediencia y la falta de arrepentimiento y conversión del pueblo. A continuación se detalla la secuencia de la retirada de la presencia de Dios:
A. La presencia de Dios se retira del templo y se posa en el umbral de la casa.
En 9:3 y 10:4 leemos: “Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa… entonces la gloria del Señor se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta…”
B. La presencia de Dios es retirada por los ángeles de Dios
En 10:18-19 leemos: “Entonces la gloria del Señor se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos;… la gloria del Señor estaba por encima sobre ellos.”
C. La presencia de Dios se va de la ciudad
En 11:23 leemos: “Y la gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.”
D. La presencia de Dios se posa sobre un monte fuera de la ciudad en busca de un nuevo lugar (11:23)
¿Puede entender usted el peligro que se corre si dejamos de atraer la presencia de Dios? Él se retirará buscando la atmósfera adecuada donde le den la bienvenida y la habitación que se merece. Quizás ahora pueda entender esas expresiones que muchas veces decimos, tales como “en esta iglesia Dios no se mueve”, “esta ciudad es muy dura” “o esta nación está cerrada al mover de Dios”. ¿No será más bien que nuestras vidas, familias, congregaciones, ministerios, ciudades y naciones no experimentan la manifestación de la presencia de Dios debido a que nosotros no hemos hecho lo que nos correspondía para crear la atmósfera adecuada para el obrar de Dios y a la vez hemos colaborado para apagar y alejar la presencia de Dios?
Que en este día podamos examinarnos para darnos cuentas dónde estamos parados espiritualmente y si estamos haciendo lo que corresponde para atraer la poderosa presencia de Dios… ¡El Señor está deseoso de manifestarse y derramar el más grande avivamiento de la historia sobre nuestras vidas, familias, iglesias, ministerios, ciudades y naciones! ¡No nos quedemos afuera!

viernes, 23 de enero de 2009

ARREBATANDO E IRRUMPIENDO CON PODER

Por Ricardo Pugliese

Mateo 11:12-23 dice: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan”
Este impactante pasaje de las Sagradas Escrituras tiene un mensaje profundo para nosotros hoy. Es un desafío individual y como iglesia para en este tiempo tan especial de la historia, irrumpir con el poder del Espíritu Santo, arrebatar las preciosas bendiciones del Señor y alcanzar Su propósito en nuestras ciudades y naciones.
Para poder interpretar proféticamente este pasaje, debemos comenzar explicando la frase “hasta Juan”. El pasaje pareciera indicar el término de una época y el comienzo de otra.
Si hubo, por así decirlo, una época “hasta Juan” significa entonces que existe una época posterior “a partir de Juan” y luego una tercera “luego de Juan”. Estas tres expresiones son mucho más que un simple juego de palabras, más bien son una revelación profética de lo que Dios quiere hacer con su iglesia hoy.
Comenzaremos a analizar cada una de estas etapas a la luz de la Palabra de Dios y su implicancia para nuestras vidas:
1. HASTA JUAN
Si analizamos la historia bíblica antes que apareciera Juan el Bautista, comenzando desde los comienzos de la humanidad en el Génesis, Dios a través del tiempo dio a conocer Su Palabra (la Ley) para que el pueblo las obedeciera y además fueron dadas decenas de palabras de carácter profético para cumplirse en el tiempo de Dios. El período “hasta Juan” fue un tiempo caracterizado por la Ley de Dios y lo profético. Cada una de ellas, de manera simbólica y en forma oculta para aquel entonces y sin la revelación del Nuevo Testamento, apuntaban a la manifestación del Mesías, Jesucristo. Siempre el Señor antes de irrumpir con poder nos hablará: a) A través de la palabra profética más segura (La Biblia) recordándonos sus promesas y
b) Por medio de los dones del Espíritu (Palabra, sabiduría, profecía).
Quizás usted recibió hace ya bastante tiempo palabras proféticas, pasajes bíblicos que le confirmaron que el Señor irrumpirá con poder en su vida, familia o ministerio, pero a la fecha nada ha pasado. Usted quizás está en una etapa de dudas preguntándose, ¿Fueron realmente palabras de Dios? No se desaliente ni dude pensando que esas palabras que usted recibió no vinieron del Señor. Sólo manténgase creyendo, esperando con fe, pues recién usted está en la primera etapa hacia la irrupción con poder del Señor.
2. A PARTIR DE JUAN
Cuando Juan el Bautista aparece en la escena, vemos que su ministerio fue caracterizado por dos palabras: Arrepentimiento y Preparación. Mateo 3:1-3 dice: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas”
La etapa “a partir de Juan” fue caracterizada como un tiempo de preparación para la posterior irrupción, en la escena terrenal, del Señor Jesús. Fue un tiempo donde, con la Unción de fuego del profeta Elías, proclamó arrepentimiento y la necesidad de enderezar las veredas torcidas. Así debe suceder también en nuestras vidas. Usted ya tiene promesas de la Palabra de Dios y aún palabras proféticas de que Dios va a hacer algo sobre su vida, familia y ministerio, pero ahora el Señor lo llevó a una nueva etapa donde el Espíritu Santo ha comenzado a trabajar y le está señalando áreas de su vida que estuvieron iguales por mucho tiempo, pero que ahora necesitan un cambio con el toque de Dios para activar la irrupción del Señor. Para usted es un tiempo de continuo arrepentimiento y cambios de actitudes. Ya no puede seguir viviendo como hasta ahora. Necesita un cambio espiritual y mayor consagración. Ahora es el tiempo de preparación. No existe irrupción sin primero un verdadero arrepentimiento. Esto puede llevarle un buen tiempo, pero será necesario y fundamental para lo que viene: Se desatará sobre su vida una unción de fuego (como la de Elías) para capacitarlo para irrumpir con violencia espiritual y arrebatar todo lo que el enemigo le ha robado por tanto tiempo.
3. LUEGO DE JUAN
Únicamente cuando la segunda etapa fue cumplida en el ministerio de Juan el Bautista, donde éste desaparece de la escena al ser encarcelado, vino la irrupción de Jesús. Al suceder esa poderosa irrupción con violencia espiritual (poder espiritual) se originó en el mundo natural y espiritual una crisis, debido al impacto. El Mesías apareció en escena físicamente para cumplir el glorioso y profético plan de Dios.
La irrupción de Jesucristo tuvo diversos propósitos:
1) Quebrar y cancelar el aparente gobierno y dominio de Satanás (Mt.12:28; Jn.18:36). Hasta este momento el enemigo pensaba que tenía todo bajo su control, pero a partir de la irrupción de Cristo, el diablo quedaría derrotado a los pies del Señor y a la vez quedaría establecido quién realmente y genuinamente tiene todo poder y la autoridad sobre el cielo y la tierra.
2) Producir la destrucción progresiva del enemigo (Jn.12:31; 16:11). Durante el ministerio terrenal el enemigo sufrió varias derrotas en manos de Jesús, antes de recibir el golpe final en la cabeza, conforme a la profecía de Génesis 3:15. Leemos en Lucas 4 las victorias contundentes del Señor:
a) En el desierto
b) En el Pináculo del Templo
c) En un monte muy alto
Sumado a eso vendría el golpe letal, y principal, en la Cruz del Calvario y posteriormente todas las derrotas que le ocasionaría la Iglesia, el cuerpo de Cristo, a través de los siglos en el Nombre del Señor.
3) Otorgar liberación a la gente de todo espíritu demoníaco (Mr.1:32-34 y 39; Mr.3:14-15) Con la irrupción de Cristo, vendría un poderoso tiempo de liberación de todas las cadenas del enemigo. Ya la gente podría experimentar la verdadera libertad espiritual.
4) Hacer milagros y sanar a los enfermos (Mt. 9:35; Hch. 4:29-31; 8:7)5) Anunciar el Evangelio para que la gente se salve (Jn. 16:8-11; Hch. 26:18)6) Dar la posibilidad de que la gente experimente la atmósfera del Reino de Dios (Ro. 14:17)
¡Todo esto es lo mismo que Dios hoy está esperando de Su Iglesia, individualmente y corporativamente! Existe un paralelo directo entre las tres etapas sucedidas en aquellos tiempos con lo que Dios quiere hacer en este tiempo con su iglesia. Es por eso que Dios le ha dado a usted o congregación, ministerio, varias palabras proféticas, pasajes específicos con promesas de las Sagradas Escrituras prometiéndole algo glorioso por venir, que a la fecha no lo ha visto cumplido. Sólo tiene la Palabra de Dios y necesita fe para creerlo y no perderlo. Es por eso que Dios ahora lo ha llevado a un tiempo de preparación, profundo arrepentimiento y santificación personal y ministerial. Dios está trabajando sobre su vida porque una vez que el proceso limpiador termine, usted comenzará a levantarse con la unción de Fuego, la unción de Elías. Únicamente con esta clase de unción podrá, como Jesús, irrumpir y arrebatar con poder todo lo que el enemigo ha desbaratado.
Quizás usted esté diciendo: - Bueno, todo esto sucedió para cumplir las profecías sobre Jesús, pero no tiene nada que ver conmigo – Jesucristo dijo por un lado que las obras que Él hizo nosotros las haríamos y aún mayores porque Él ascendió a la Diestra del Padre con poder y derramó Su Espíritu Santo (Juan 14:10) y además 1 Juan 4:17 dice: “pues como él es, así somos nosotros en este mundo”. Eso significa que si Jesús irrumpió con poder luego de las etapas previas del “antes de Juan” y “a partir de Juan”, lo mismo sucederá en nuestras vidas y ministerios: En Su Nombre nos levantaremos e irrumpiremos con poder para arrebatar lo que el enemigo ha quitado y poner las cosas en su debido lugar.
Romanos 8:17 en adelante nos da unas pautas para alentarnos a salir de nuestra apatía e indiferencia espiritual y levantarnos con el Poder de lo Alto. En el v.17 se nos dice que somos herederos legítimos de Dios y coherederos con Cristo; el v.18 nos dice que las aflicciones que estamos atravesando en este tiempo (sin todavía ver la irrupción del Señor) no se compara con lo que vamos a experimentar cuando se manifieste el Señor; el v.19 nos dice que aun lo que nos rodea pide desesperadamente: ¿Cuándo te levantarás y te manifestarás como lo hizo Jesús, en el poder del Espíritu Santo?; y el v.22 nos dice que el resultado de tal irrupción nos dará libertad de la esclavitud que había traído el maligno para gozarnos de la gloriosa libertad que sólo Cristo puede dar.
Es tiempo de irrumpir en el Nombre del Señor. Eso sí: Asegurémonos primero que hemos atravesado las etapas previas, pues el Señor sólo respalda lo que viene respaldado por Su Palabra. ¡Levántese en el Nombre de Cristo y arrebata e irrumpa con el Poder de Dios!

miércoles, 14 de enero de 2009

EN LA BISAGRA DE CAMBIOS TRASCENDENTALES

Por Ritchie Pugliese

Isaías 54:1-4 dice lo siguiente: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas. No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.”

Esta palabra profética fue y sigue siendo una palabra fresca de Dios para Su Pueblo, no sólo en aquel tiempo sino también para nosotros hoy. Esta palabra Dios se la dio a su pueblo, que había estado cautivo por varios años en Babilonia, bajo el poder del enemigo. Ese tiempo de cautividad del Pueblo de Dios no fue una experiencia alegre sino amarga, donde su característica principal fue la esterilidad.

Esta palabra también es para usted hoy que quizás viene de un tiempo largo donde en su vida personal, negocios, ministerio, etc., no ha visto resultados positivos sino sólo esterilidad. Si usted tuviera, con una sola palabra, que definir todo este largo tiempo sin duda diría: ¡esterilidad!

En un momento donde no había nada positivo, Dios irrumpe con autoridad y envió esta palabra a Su Pueblo, la cual contiene ricas enseñanzas aplicables para todos nosotros hoy y para comenzar con fe una nueva etapa.

Si leemos el comienzo del pasaje, parece una total contradicción, pues el Señor le dice al pueblo: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto…” El Señor le dice a un pueblo estéril que se regocije, a la que no daba a luz que levantara canción de alabanza y a la que nunca estuvo de parto que diera gritos de festejo y júbilo. En nuestro lenguaje natural, diríamos, ésta es una “palabra de locos”, no acorde a los difíciles tiempos que el Pueblo de Dios estaba atravesando.

Usted tiene que saber que en aquellos días la esterilidad era considerada una maldición, pues se creía que la madre fecunda contaba con el favor de Dios. La mujer estéril experimentaba vergüenza, humillación, degradación, menosprecio, burla y rechazo de todos los que le rodeaban. Es probable que Usted en este tiempo se sienta de igual manera o peor, debido a que es un “estéril caminando por la vida”. Anhela triunfar, avanzar, pero siempre llega al punto en el cual se cruza con la frustración de no poder cambiar la situación de esterilidad. ¿Le ha pasado algo similar en los últimos tiempos?

Ahora bien, la pregunta que surge aquí es: ¿Por qué Dios le pide a su pueblo regocijarse, alabarle y dar voces de júbilo, si Él sabe que está triste, angustiado y deprimido por la esterilidad “sin fin”? El pasaje sigue diciendo: “porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová.” La desamparada, ¿sabe quién es? La estéril, la que no daba a luz y la que nunca estuvo de parto. Aquí el Señor, con sus palabras, estaba decretando algo en el mundo espiritual, y natural, y también poniendo en juego su Palabra con lo que estaba afirmando. ¿Qué estaba diciendo? ¡Que la que era desechada, la que era motivo de burla, desprecio y rechazo de los demás debido a su esterilidad, iba a dar más frutos (hijos) que la mujer “normal” que no le costaba nada engendrar y dar a luz hijos! ¿Puede entender lo que estoy diciendo? Cuando usted mira a su alrededor ve a otros, donde pareciera que todo les sale bien en la vida, usted no los ve sufrir, o padecer, ellos avanzan y comparado con su situación actual, ellos están a miles de millas adelante suyo. El Señor le dice a usted hoy: - Aunque a tu alrededor hayas visto hasta la fecha a muchos que han progresado, avanzado, crecido y superado, a partir de esta palabra todo cambiará: ¡Tú darás más frutos que ellos! -

Para alguien que viene de un largo proceso de cautividad donde la esterilidad fue el panorama cotidiano, no le es fácil poder creer esa Palabra, pero permítame decirle algo: Siempre que Dios quiere hacer algo, primero habla a través de Su Palabra por medio de las Sagradas Escrituras, palabras proféticas de los siervos de Dios, sueños, visiones, etc. ¡Su estrategia no ha cambiado y sigue vigente! ¡Dios le está hablando a usted específicamente en este momento y es su oportunidad para pasar al otro lado! ¡No siga más dando vueltas en su camino de esterilidad, aférrese a la Palabra que Dios le está hablando, que es su ancla firme, para ser bendecido! … pero aquí no termina todo lo que Dios quiere hacer en su vida… ¡hay mucho más!

El v. 2 continúa diciendo: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas;” Si ya parecía una “locura” el poder regocijarse, alabar y dar voces de júbilo en medio de semejante grado de esterilidad y falta de fruto, la frase de este versículo parece al revés de lo que está sucediendo en la realidad. El Señor le está diciendo a alguien, que por largo tiempo no experimentó un ensanchamiento o agrandamiento o extensión, que comience a hacerlo. Primero le dice que ensanche el sitio de la tienda. La tienda representa el negocio, el ministerio, etc., todo lo que ha permanecido inmóvil y estéril por largo tiempo. Ensanchar los límites era una orden de Dios y se necesitaba una dosis de fe para hacerlo. Luego le dice que extienda también las cortinas interiores de la tienda. Dios les dice eso y además agrega “no seas escasa”. ¿Por qué el Señor le dijo así? Es fácil deducirlo: Una persona que por mucho tiempo no ha experimentado crecimiento, ni ha dado fruto, en su interior se le ha creado un “PEE” ¿Qué es eso? Un Patrón de Esterilidad Eterna, es decir, dentro de su interior tiene la sensación que va a vivir por siempre con esa carga a cuestas, que nunca su situación cambiará.

Esto nos enseña que la esterilidad lo que hace en nosotros (a menos que lo controlemos con la ayuda del Señor) es poner ideas de escasez. Ya no somos capaces de pedirle a Dios que bendiga el negocio a un nivel más amplio, sólo le decimos: - Ayúdame Señor a que podamos vender, aunque sea, algo en el barrio -; ya no somos capaces de pedirle a Dios que nuestro ministerio llegue a las naciones sino, que nos conformamos con que al menos se convierta una persona al mes bajo nuestro ministerio. La cautividad, si no la manejamos en Dios, creará patrones equivocados que nos dejará inválidos espirituales para ejercer fe y no ser escasos; hará de nosotros personas impedidas de ejercer fe e ineficaces para extendernos más allá de nuestra imaginación o pensamiento.

La esterilidad nos hace escasos de fe, visión, bendición y alcance. ¡Dejemos de ser escasos, como nos lo ha pedido el Señor! ¿Puede darse cuenta de la crisis que se origina en la bisagra del cambio, cuando Dios interviene para que demos una vuelta de página en la vida y doblemos en la esquina hacia Su bendición? No se puede pasar al otro lado con los mismos patrones de pensamiento, actitudes, reacciones que teníamos en la etapa de cautividad y esterilidad. Muchos no pueden soportar las promociones de Dios, y posteriormente mantener la bendición del Señor, porque quieren empezar una nueva etapa cuando ellos todavía son gente de la “vieja etapa” de esterilidad. Cuando Dios habla se hace necesario, vital e indispensable ajustarnos totalmente a lo nuevo que Dios quiere, aunque sea un tiempo crítico. Usted se sentirá que necesita ser mudado, cambiado en muchas partes o totalmente en su vida. ¡Bendito sea el Señor que es el mismo que ha hablado y el que nos ayudará a ser cambiados para recibir y conservar lo nuevo que viene!

El mismo versículo agrega otra verdad importante: “alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.” Esto confirma lo que recién veníamos hablando. Si usted quiere ensancharse y crecer, no puede seguir con la misma medida de cuerdas sino que necesita unas más grandes, hasta donde usted llegue con su fe. Aquí Dios no dice: - Extiéndete, pero llega hasta aquí nomás -, sino que nos da rienda libre para que lleguemos hasta donde nuestra fe llegue. Cuando más grande sea la tienda, más se deberá reforzar las estacas. Esto significa tener que apuntalar, ajustar todo lo que sea necesario para que no se nos caiga la tienda ensanchada. El tiempo bisagra hacia la bendición de Dios es un tiempo de reflexión, reexaminación de su vida, negocio, ministerio, etc., para saber lo que debe ser reforzado en Dios.

En el v. 3 se revela el propósito por el cual Dios le habló a la estéril que se regocije, levante canción de alabanza, dé voces de júbilo y que ensanchara la tienda: “Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda;” El Señor estaba diciendo: - ¡Porque a partir de ahora crecerás! -. Esta palabra, “extenderás”, en la versión inglesa King James utiliza una palabra que significa “romper hacia delante”. ¡Eso significa prácticamente que usted ya no seguirá yendo para atrás en su vida, negocio o ministerio, sino que irrumpirá dando un paso de fe hacia delante rumbo a la bendición prometida de Dios!

Cuando uno ha estado “ejercitándose a la fuerza” en ir hacia atrás por la falta de resultados, fruto, cuesta volver a ejercitar los músculos para caminar hacia delante, pero sepa que Dios está con usted para darle la agilidad de irrumpir hacia delante, Dios le enseñará a hacer lo que tanto usted esperó: Ir hacia delante, ser fructífero, dejar de ser estéril.

Para terminar, el v.4 dice: “No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.” Aquí también hay mucho para meditar y recibir de Dios. Primero dice: “no temas”. El temor era lo que predominaba en el tiempo de cautividad y esterilidad. El temor tiene un efecto paralizante, pues nos hace personas incrédulas y dubitativas, nos incapacita para creerle con fe a Dios. El Señor nos exhorta a no temer, pues el tiempo ha cambiado. Quizás usted al leer se está preguntando: - Ya lo he intentado otras veces y nada ha funcionado. La cosa se puso peor. Mejor no hago nada y que todo siga así…- Esa reacción viene como resultado del temor interior, pero Dios ahora le ha hablado hoy claramente, así que ¡rompa ese círculo de temor alrededor suyo y empiece a mover sus pies en fe, creyendo que Dios hará lo que ha prometido!

Segundo, dice que “no serás confundida”. Los tiempos de cautividad y esterilidad son tiempos de mucha confusión, pues uno se formula miles de preguntas y no obtiene ninguna respuesta. Sumado a eso, el incesante ataque del enemigo sobre la mente nos abruma y confunde totalmente. Aquí Dios está diciendo que ese tiempo se terminó, pues hay un nuevo tiempo para su vida.

En tercer lugar dice “no serás afrentada”. La palabra “afrenta”, el diccionario la define como “insulto, deshonra, dicho y hecho ofensivo”. Usted, sólo usted, bien sabe cuánta gente ha hablado de usted durante su largo tiempo de cautividad y esterilidad. Muchos se burlaron de usted, lo abandonaron, lo criticaron sin piedad, fue atacado ferozmente por la gente de su alrededor, aun de familiares y hasta hermanos en la fe. Dios le dice hoy a usted que ese tiempo se está terminando. Dios ha dicho: ¡Basta ya! A partir de hoy, Dios pondrá sobre usted un nuevo manto, donde la gente comenzará a acercarse a usted y a hablar bien de usted, al ver la bendición de Dios sobre su vida, negocio, ministerio, etc.

El pasaje termina diciendo: “sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.” En síntesis lo que está diciendo aquí es: - A partir de ahora no vas a recordar más la vergüenza que atravesaste durante todo el largo tiempo de esterilidad, ni de todos los que hablaron mal de ti y te abandonaron en tu tiempo de viudez (soledad). ¡Ya no te acordarás más de esto, porque lo nuevo que te doy superará todo dolor del pasado! ¿Puede creer esto hoy para su vida, negocio, ministerio, etc.? ¡Dios se lo está diciendo claramente y contundentemente!

Usted está en la bisagra de cambios trascendentales de su vida. ¡El tiempo es hoy! Levántese en el Nombre del Señor de su etapa de lamento, y entre en la dimensión del regocijo, levántese en el Nombre del Señor de su etapa donde no producía nada y alabe al Señor; levántese en el Nombre del Señor de esa sensación interior que ha tenido, de que nunca saldría de la esterilidad, y comience a dar gritos de júbilo. ¡Su tiempo ha llegado, reciba la Palabra con fe y actúe creyendo en la fidelidad de Dios! ¿Está preparado?

EL ESPIRITU DESTRUCTOR CONTRA LOS SIERVOS DE DIOS

Por Ritchie Pugliese

A mediados de los ochenta fui invitado a ministrar la Palabra de Dios a una reunión distrital para Pastores y Ministros en mi país. Minutos antes de darme lugar para predicar, uno de los Obispos principales ocupó la plataforma para saludar y hacer un comentario.

En un momento determinado dijo algo que me sorprendió: - Amados ministros, tengo que darles con dolor una mala noticia: El Rev. “XX” ha caído en pecado y dejado el ministerio -. Ese comentario trajo un murmullo general entre los presentes, pero lo que iba a decir a continuación seria aun más sorprendente, al menos para mí en ese tiempo: - Además, debo decirles con profundo dolor y vergüenza que esa mala noticia era esperada y deseada por mucha gente –

En ese instante ya no pensé más en el siervo que había caído, sino en la frase “esa mala noticia era esperada y deseada por mucha gente”. Me aseguré de haber escuchado bien y me hice la pregunta que me llevó posteriormente a investigar en la Palabra de Dios: ¿Cómo es posible que hermanos en Cristo y ministros del Señor estuvieran deseando y esperando la caída de otro hermano en la fe y siervo del Dios Altísimo? Más adelante me enteré que el hermano “caído” en realidad había sido falsamente acusado, y removido injustamente de su posición en la fraternidad. Todos esos falsos comentarios hicieron que luego de más de treinta años intachables, tuviera que irse de la denominación por la puerta trasera, como escapando. Existieron falsos comentarios, acusaciones falsas y calumnias que fueron esparcidas y tomadas como verdaderas, perjudicando a este santo varón de Dios. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Acaso no era un hombre honesto, santo e irreprensible? ¿Cómo Dios permite que eso le suceda a un hombre de integridad?

Los años han pasado y la experiencia ministerial, sumada a la sabiduría de Dios, me ha llevado a entender que esto sucede muchas veces. La mayoría de los que estamos en el ministerio generalmente hemos sido alertados para cuidarnos de la tres “F” (faldas, fama, finanzas), pero no le hemos dado importancia, para cuidarnos y protegernos, de lo que yo he llamado las tres “D” destructoras que operan contra los santos de Dios.

Antes de compartir las “tres D”, debemos decir que no es la primera vez (y lamentablemente no será la ultima) en la que los siervos de Dios, fieles y santos, son falsamente acusados por personas utilizadas por el diablo, para eliminarlos de su carrera espiritual e imposibilitar que causen daño al reino de las tinieblas y cumplan su destino en Dios. La Biblia nos enseña a que no debemos estar ciegos a las maquinaciones del enemigo, por eso, preste atención a lo que sigue.

¿Cuáles son las tres “D” destructoras?
Estas tres palabras son ramificaciones del espíritu destructor que viene contra los siervos del Señor: Difamación, Descrédito y Defenestrar. Analicemos brevemente cada una de ellas:
1. DIFAMAR
Esta palabra significa “desacreditar a una persona”. En el idioma original griego esta palabra tiene dos acepciones:
a) “blasfeméo” (En 2 Pedro 2:12 dice “hablando mal de cosas” y 1 Timoteo 1:20 dice “para que no aprendan a blasfemar”)
b) “Dusfeméo” (Esta palabra aparece en 2 Corintios 6:8 donde dice: “mala fama”)

Difamar, entonces significa hablar mal, blasfemar (o maldecir) y crearle mala fama a un siervo irreprensible del Señor, a través de comentarios mentirosos y falsas acusaciones.
2. DESCRÉDITO
Esta palabra significa “perdida de la (buena) reputación”. En el idioma original griego esta palabra es “oneidismós” y se la traduce como “vituperios”. A su vez esta palabra deriva de “oneidizo” que significa “injuriar”.
Estas palabras aparecen el pasaje de Romanos 15:3: “los vituperios (o injurias) de los que te vituperaban (o injuriaban), cayeron sobre mi”; en 1 Timoteo 4:10 leemos; “sufrimos oprobio (o injurias)”; en Hebreos 10:32-33: “Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios (o injurias) y tribulaciones…”

Descrédito, entonces significa hablar mal de un santo siervo de Dios, para injuriarle a fin de que pierda su buen testimonio ministerial.
3. DEFENESTRAR
Esta palabra significa: “arrojar al vacío a una persona a través de un balcón o ventana”. Esta palabra no la encontramos en la Biblia directamente, pero sí su efecto destructor. Es similar a la palabra calumnia, por la cual una persona es bajada de su pedestal de autoridad debido al efecto negativo de tales palabras acusatorias.

En 3 Juan vv. 9-10 leemos acerca de esto: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros…” ¿Qué hacia Diótrefes? Defenestraba malignamente con calumnias a Juan, fiel siervo de Dios. Es por eso que en el v.11 el Apóstol Juan le da un consejo a Gayo, el amado, diciéndole: “Amado, no imitéis lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.” En este contexto, lo malo es defenestrar a los siervos de Dios. Por cierto, jamás Dios aprueba tal comportamiento.

¿Contra quiénes va dirigido este ataque del enemigo?: Aquí es bueno hacer una aclaración: Esta clase de ataque no es para cualquier persona que dice servir a Dios, es para aquellos que caminan en santidad y hacen la obra que Dios aprueba. Esta clase de siervos son los que causan estragos en el reino de las tinieblas, por lo cual hace movilizar al enemigo para intentar detenerlos, frenarlos y hacerlos desaparecer si fuera posible. Cuando un siervo de Dios abiertamente está en pecado y desobediencia, él mismo ha dejado la puerta abierta para ser destruido por el enemigo y no hace falta que sea acusado de nada, pues con lo que ha hecho alcanza y sobra para quedar descalificado espiritualmente, aunque siga activo en el ministerio.

Alguien dijo en verdad que hay que ser una verdadera amenaza para la obra de Satanás para que él se moleste en señalarnos y ser victima de sus infames ataques. Por eso usted verá a muchos que “sirven” y nunca les pasó ni pasará nada de lo que estamos hablando, pero usted verá a alguien seriamente comprometido con la causa de Dios, ungido y equipado contra las fuerzas de maldad, y verá a alguien severamente atacado por el enemigo en diversas etapas ministeriales. (Importante: Si quiere saber en detalle cuáles son otras formas de ataque satánico, vaya a mi página en www.rmpministries.com y entre donde dice “Artículos” y lea “6 Formas de Ataque Satánico”)

En 1 Timoteo 4:10 leemos: “Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios.”; en Hebreos 10:32-33 leemos: “Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos, por una parte, y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante”. Note las palabras del escritor, habla de un “gran combate” que es familiar para todos los que hacen la obra de Dios. Bajo el punto de vista bíblico, lo normal es el ser atacado por el enemigo para descalificarnos de la batalla espiritual. Usted debe vivir cada día armado de ese pensamiento y tomar las precauciones necesarias.

La voluntad de Dios es que todos sus ministros tengan buen testimonio dentro y fuera de la iglesia, para no caer en descrédito y en lazo del diablo (1 Timoteo 3:7). El enemigo, conocedor de esta Palabra, lanza sus ataques para lograr el descrédito y enlazar a los siervos del Señor.

¿Cómo vienen los ataques del enemigo sobre los fieles siervos de Dios?: Los ataques más feroces no vienen de afuera sino de adentro, de lo que llamamos “la Iglesia”. La carne no quebrada, las envidias y los celos, el dejar puertas abiertas por heridas interiores no sanadas, son las vías por donde el enemigo lanza su ataque. El diablo utiliza la carnalidad del creyente para entrometerse y lanzar sus ataques contra los siervos de Dios.

A través de los años, muchos santos varones y mujeres de Dios han sido falsamente acusados por comentarios que llegaron a oídos de la gente, en forma de chisme, originando una infección espiritual, que hizo levantar a la gente con un dedo acusador, para desprestigiar la integridad ministerial de los siervos del Señor y rechazar su ministerio. Muchas iglesias se han dividido y cerrado por esta causa; muchos ministros han tenido que dejar ministerios, ciudades y huir como si hubieran sido realmente culpables.

Santiago 4:1 dice: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? En el v.2 dice cuáles son las pasiones: “codicia y envidia”. En Gálatas 5:20-21, también se habla de las obras de la carne que fluyen en el creyente no quebrantado ni lleno del Espíritu Santo: “enemistades, pleitos, celos, contiendas, envidias”. En 1 Corintios 3:1-3 Pablo le dice a los Corintos que nos les puede hablar como a personas maduras en la fe sino como a carnales, como a niños en Cristo. ¿Por qué les dijo así? “porque aun sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y divisiones; ¿no sois carnales, y andáis como hombres (que no tienen a Cristo)? Santiago 3:6 dice acerca de la lengua: “la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.” Aquí claramente la Palabra dice que el diablo utiliza la lengua del creyente carnal para lanzar su feroz ataque contra los santos siervos del Señor.

Existe gente que frecuenta nuestras iglesias y luego de un tiempo se van desparramando veneno contra los pastores o autoridades espirituales, haciendo que muchos otros dejen esa congregación; a otros quizás el pastor les ha dado lugar para desarrollarse y comienzan a sentirse celosos y a envidiarle, por eso hablan detrás de él para dividir la iglesia. Otros, aún luego de haberse ido a otra congregación siguen hablando y calumniando injustamente originando un descrédito sobre la vida y ministerio de ese ministro.

¿Qué podemos hacer los ministros ante estos ataques?: Algunos consejos útiles para tener en cuenta:

1. La crítica, calumnia, etc., vienen por ser una autoridad espiritual de parte de Dios. Es parte del ministerio público. A Jesucristo le sucedió, a los apóstoles de la iglesia primitiva también. Recuerde que el estar al frente de una congregación, ministerio, lo hace estar más expuesto al ataque difamador del diablo. Usted será criticado haga lo bueno o lo malo.

2. Tome lo que el enemigo envió para destruirlo, para ser usted mismo edificado. Tome todo ese espíritu de falsa acusación para mantenerse siempre en el sendero de la humildad y dependencia de Dios. La crítica nos mantiene humildes o nos hace levantar con soberbia. Elija lo primero y Dios le va a exaltar.

3. Aprendamos a reconocer nuestros errores cuando fallamos. Examine la crítica que recibe para examinar su corazón ante Dios. Pregúntese: - Señor, ¿Yo he hecho algo que dio lugar para ser criticado? - Recuerde que el único infalible es el Señor y muchas veces podemos ser nosotros los causantes de las críticas.

4. Trabaje espiritualmente para que esos ataques no le hagan retroceder en su llamado ni lastimen su corazón. Decida perdonar a aquellos que, sin saberlo o premeditadamente, son utilizados por el enemigo. Bendígales en Nombre del Señor. No tome represalias humanas. La venganza le corresponde al Señor.

5. Pida al Señor que sane sus heridas interiores y deje que el Espíritu Santo produzca el fruto de Gálatas 5:22-23.

6. Ante los ataques difamatorios, no se defienda ante los hombres sino reprenda al diablo, causante central del problema. Tenga un grupo de fieles intercesores que puedan batallar junto a usted para atar, reprender y cancelar todo espíritu de calumnia y difamación contra su vida y ministerio.

7. Aférrese a la Palabra que Dios le ha dado a sus siervos en Isaías 54:17 “Ninguna arma forjada (del diablo) contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.”

8. Siga haciendo lo que estaba haciendo, es decir, servir a Dios con integridad y fidelidad.

9. Si por causa de la difamación o algún ataque espiritual usted ha perdido alguna posición espiritual, ministerio, recuerde que Dios es justo y fiel para restaurar lo que el enemigo intentó devorar. Créale a Dios que Él le va a levantar y colocar en una nueva y mejor posición espiritual. ¡Dios es fiel y justo con los fieles!

Termino este artículo como debe ser: en forma triunfante. Muchas veces hablar de un tema que pareciera no ser muy “positivo”, puede hacer que nos quedemos con lo malo en vez de lo bueno. Por eso, lea con fe las Palabras del Apóstol Pablo a su hijo espiritual Timoteo. Inspírese, llénese de fe y siga adelante con gozo sirviendo al Señor, en medio de los ataques injustos que está recibiendo. 2 Timoteo 3:10- : Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquia, en Iconio, en Listra, persecuciones que he sufrido y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.”

¿Qué podemos hacer con la gente que ha sido utilizada por el enemigo para destruirnos?: Dijimos anteriormente que la clave aquí es mantener nuestro corazón limpio y además sanado. La otra gran trampa del enemigo es que nos sintamos, con razones por cierto, doloridos, con resentimiento o falta de perdón contra aquellos que nos han difamado, y calumniado. El enemigo sabe muy bien que alguien con un corazón impuro queda imposibilitado de ministrar la Gracia y el Amor del Señor. Por eso aquí la clave es decidir perdonar y aún orar para bendecir en el Nombre del Señor a los que nos han maldecido.

Dios es un Dios que agenda cada cosa que sucede en la tierra y contra sus fieles siervos; Dios es un Dios de recompensa, que premia la fidelidad de sus siervos. Muchas de las personas que en algún momento de nuestro ministerio nos han difamado, calumniado y abandonado injustamente es probable que, con el tiempo, vuelvan a congregarse en nuestra iglesia. La gente que se retira de esta manera incorrecta, de una congregación, si no se ha arrepentido posteriormente, vivirá mal espiritualmente dondequiera que vayan y nunca lograrán plenitud espiritual. Algunos creen que cambiando de iglesia, Dios olvida lo malo que hicieron. Todo lo que el hombre siembra, cosechará, pero aún ellos, sabiendo esto, seguirán viviendo el resto de sus vidas como si nada hubiera pasado, sin arrepentirse. Otros, y gloria a Dios por esto, vendrán arrepentidos a confesar su pecado y pedirnos perdón. ¿Qué podemos hacer ante esta situación? Aquí van algunas sugerencias:

1. Este es su tiempo de victoria o revancha, usted decide. Cuando alguien venga arrepentido a pedirle perdón, por haberlo difamado tiempo atrás, si usted se quedó resentido y dolorido por años, tomará represalias y no los recibirá en la iglesia nuevamente y les tratará duramente; pero si usted quiere ver la victoria de Dios en todo esto, trátela con misericordia, muéstrele el carácter de Cristo, libérele por fe perdón en el Nombre de Jesús luego de escuchar su confesión.

2. Aproveche la oportunidad para explicarle lo que pasó.
• Explíquele que decida nunca más prestar oídos a lo que no es de buen nombre.
• Segundo, de ahora en más, cuando alguien le hable mal de alguien, que busque la oportunidad para que la persona acusadora pueda decir lo que dijo frente al ministro o la persona acusada.
• Tercero, si anhela vivir una vida llena del Espíritu Santo, que decida no recibir chismes ni comentarios negativos de nadie. Cuando alguien comience a decirle: - ¿Te enteraste de…? – responderle: - Mira, si la persona no esta aquí presente prefiero que no me digas nada -. De esa manera se guardará de ser contaminada.
• Cuarto, si escuchó palabras difamatorias, antes de tomarlas como ciertas, ir directamente a la persona afectada para que nos diga cómo fueron las cosas, para saber cabalmente la realidad de la situación.

3. Minístrele espiritualmente para que renuncie a esa influencia negativa.
• Cuando una persona escuchó y aprobó como cierto un chisme o calumnia contra un siervo del Señor (o cualquier persona) es necesario guiarla al arrepentimiento, pues ha pecado a los ojos de Dios y ha quedado influenciada por un mal espíritu.
• Ayudarle a que renuncie al espíritu que la ha influenciado a ponerse del lado del enemigo, y orar para cortar dicha influencia de ahora en más en el Nombre de Jesús.
• Estas cosas la persona misma puede hacerlo, pero si fuera necesario usted como ministro puede guiarlos y hacer una oración de autoridad.

Es tiempo que de la Casa de Dios extirpemos todo espíritu o influencia que no sea la del precioso Espíritu Santo. Es tiempo que en la Casa de Dios haya respeto, amor genuino y temor de Dios. Es tiempo que dejemos de colaborar, con nuestra carne no quebrantada con el enemigo y decidamos en todo momento presentar nuestras vidas para servir en pos de Cristo y el Reino de Dios. ¿No le parece que ya es tiempo?

DIOS NO SE OLVIDO DE NOSOTROS

Por Mario Bertolini
No podemos ocultar que estamos pasando por uno de los peores momentos en la historia de nuestra vida humana. Desde el ataque terrorista a las torres de New York, la caída de los mercados financieros de Wall Street, el derrumbe económico de países latinoamericanos como: Brasil, Venezuela, Argentina y Uruguay. Las luchas fratricidas de Colombia. El cerro que se desbarrancó a causa de las intensas lluvias, arrastrando cientos de vidas y viviendas en Venezuela. El terrible incendio del supermercado que costó cientos de vidas de paraguayos. Todos son desastres que han provocan sufrimiento, desánimo, desesperanza, incertidumbre y grandes pérdidas, tanto de vidas humanas como de bienes materiales. Y en medio de esta crisis global estamos nosotros: los hijos y las hijas de Dios, muchas veces zarandeados por estos terribles problemas. Pero en medio de tantas malas noticias, hoy quiero comunicarle una buena noticia de parte del Señor, y es que: Dios no nos ha abandonado, Él sabe con toda exactitud el lugar donde nos encontramos, y por la situación que estamos atravesando ahora mismo. Esto garantiza que está atento a cada paso que damos en nuestro andar cristiano. Él ha prometido ser nuestro escudo y nuestra fortaleza, y guardarnos de todo mal. Y a nosotros hoy, nos queda creerlo, para poder experimentarlo.
Sin embargo, hay algo que nunca debemos olvidar, me refiero a la triste experiencia de los israelitas cuando, una y otra vez, dudaron y dejaron de confiar del cuidado cotidiano de Dios para sus vidas. Pese a que el Señor les enviaba profetas para recordarle que las maravillosas promesas que Él les había dado, estaban disponibles para que ellos las alcanzaran. Sin embargo, los israelitas seguían en tinieblas, sólo cuando las crisis se tornaban insoportables, gemían y clamaban a Dios, pidiéndole liberación y consuelo. Y Dios en su misericordia, se acercaba cada vez a ellos y les exhortaba y alentaba diciendo: “Yo, yo soy vuestro Consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre?…Ya te has olvidado del Señor Tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía a destruir”. Isaías 51:12,13. ¿Le suena familiar esto? Cuántas veces nosotros también nos olvidamos del Señor Nuestro Hacedor. Hoy usted y yo somos hijos e hijas del mismo Dios Santo y Todopoderoso, y poseedores de las gloriosas promesas de consuelo del Espíritu Santo. Pero a pesar de ello, ¡cuántas veces nos dejamos llevar por el temor frente a la adversidad que nos toca enfrentar!
Dios nos prometió en Su palabra: Dirección hacia la victoria, Paz en nuestros corazones, Refugio en medio la tempestad, un Camino libre de obstáculos, Satisfacción a todas nuestras necesidades, y Sanidad a todas nuestras dolencias. ¿Puede creer hoy que todo esto es para usted? O, ¿está dejando de lado estas promesas, y vive agobiado como si no tuviera Dios ni ninguna esperanza? Si es así, las cosas empeorarán, porque significa que estará tomando el problema en sus manos, lo que produce un incremento de los problemas, como sucedió con los israelitas. Porque debido al temor vienen las dudas y la desconfianza en Dios, y como resultado las adversidades aumentarán en lugar de decrecer. Entonces, esto hace que el que está agobiado, se sienta abandonado y deprimido; y propenso a ceder fácilmente a las tentaciones, otros caen en los deseos de la carne como un escapismo, buscando un alivio temporal. De esa manera se cometen errores que paralizan y esclavizan espiritualmente al acongojado. Es como si el creyente tomara la decisión de olvidar todo lo que Dios nos ha prometido, y también olvida que Él, sigue siendo un Dios Todopoderoso, y de que todo lo que existe, fue creado y formado por Él. Es bueno preguntarnos: ¿Por qué puede ocurrirnos esto, si somos sus hijos? La respuesta es que cuando empezamos a pensar todo el tiempo en los problemas que nos acosan, dejamos que los temores, las dudas, las incertidumbres, nos dominen, impidiendo que veamos en medio de ellos el poder y la gloria de Dios. Nos asustamos de tal manera, que creemos que todo está perdido y así perdemos toda bendición de Dios. La mente se nubla de tal manera que nos olvidamos que Dios prometió sostenernos en la palma de su mano. Dios jamás se olvida de nosotros, dice Isaías 49:15,16: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.”
En momentos de crisis hay creyentes que llegan a dudar de que Dios pueda contestar sus oraciones. Otras veces creen que la respuesta que reciben de Dios es equivocada, porque es contraria a la petición que hicieron. Y entonces el creyente dice: “Esto no puede ser de Dios”. ¿Por qué un creyente puede decir esto? Porque seguramente tiene un concepto equivocado de quién es Dios, y esto lo lleva a expresar: “Dios no actúa así”. Este es el problema, cuando queremos que Dios se adapte a nosotros. El Señor nunca quiere actuar para nosotros, sino en nosotros, tratando de deshacer nuestras propias opiniones, nuestros argumentos, nuestro propio yo, para rehacernos y convertirnos en vasos de Su gloria. El problema principal aquí es, que cuando estamos atravesando una crisis, nos avocamos tanto a orar y pedir que Dios cambie nuestra situación, que no le permitimos a Dios que nos cambie a nosotros.
La fe que nos dio el Señor y la oración, no son instrumentos para conseguir “cosas” de Dios. Jesús nos dijo: “Llamad y se os abrirá”. Pero; ¿A qué puertas debemos llamar? ¿A Las puertas de Dios? Definitivamente no, porque ellas ya han sido abiertas para cada uno de nosotros. Debemos golpear las puertas que nos impiden alcanzar las bendiciones de Dios. Debemos primeramente derribar las puertas de nuestro yo. La fe y la oración, son para que nos convirtamos en “dadores de Dios”, para darle a Dios todas las cosas con que podamos complacerlo. Quiero preguntarle algo: Cuando usted ora a Dios, ¿desea recibir la promesa de quien nos promete, o, desea recibir a la Persona que nos promete? De eso dependerá de que recibamos nuestras propias peticiones, o, que recibamos todo lo que Dios quiere realmente otorgarnos.
Quiero aclarar algo importante, yo personalmente creo que todas las promesas que Dios ha puesto en la Biblia ¡son mías! Y que a través de ellas recibiré lo que Dios me ha prometido. Pues Él quiere que seamos prosperados en todas las cosas, que tengamos salud, y que gocemos de total libertad, para vivir una vida plena en Cristo Jesús. Sin embargo, esto depende de una sola cosa: Debo creer siempre, y no de vez en cuando. Querido creyente, si usted está padeciendo, sufriendo, tiene dudas, temores, sepa que tenemos un Dios que está dispuesto a darnos todas las cosas que nos “ayuden a bien”. Sobre todo, Él responderá todas las oraciones que nos ayuden a ser más semejantes a Jesús.¡
Dios no se ha olvidado de usted ni de mí! Él no nos ha olvidado, ni nunca nos olvidará. Ahora mismo el Señor está anhelando que todos creamos que sigue haciendo que todas las circunstancias de la vida nos ayuden a bien. ¿Lo puede creer? Le invito a que diga esto en alta voz: YO SÉ QUE DIOS ESTÁ HACIENDO TODAS LAS COSAS PARA MI BIEN. Si ahora lo cree de verdad, deje de preocuparse, Él ha tomado su vida, y la tiene en la palma de su mano. No dude más, porque la respuesta a su aflicción, ya está en camino, Dios no ha cerrado sus oídos, ni nunca los cerrará para sus hijos e hijas. Todos recibiremos su bendita respuesta. Pero hay una condición: si no aflojamos, si no desfallecemos, si no abandonamos. Si usted ha dejado de lado toda duda y temor de su corazón, entonces levante sus manos al cielo, y declare: ESTOY LISTO PARA RECIBIR TU BENDITA RESPUESTA, MI SEÑOR. PERO, SEA HECHA TU VOLUNTAD Y NO LA MÍA. ¡AMÉN Y AMÉN!

martes, 6 de enero de 2009

DESPUES DE LA TORMENTA

Por Ritchie Pugliese

Lecciones aprendidas de las circunstancias adversas de la vida

Este año ha sido una temporada especial en muchos lugares del mundo donde las inclemencias del tiempo han hecho de las suyas. Miles de personas han sido afectadas, originando pérdidas personales, familiares, económicas de gran magnitud, otros directamente han perdido sus vidas.
Aquellos que por la Gracia de Dios hemos sobrevivido, y que por ser cristianos amamos a Dios, necesitamos una palabra específica para poder seguir hacia delante después de la tormenta. Para aquellos que han atravesado circunstancias adversas de todo tipo, se hace complicado y difícil seguir hacia delante. En inglés existe un dicho que dice “the show must go on”, que significa “el show debe continuar”. La vida continúa, pero ¿Cómo hacemos para seguir viviendo luego de tantos golpes recibidos?
La Palabra de Dios en este tiempo, para el cristiano, es el ancla firme de nuestra fe, la cual nos puede guardar de naufragar y descender espiritualmente. Es por eso que necesitamos entender algo, al menos, acerca de las crisis de la vida. Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Como cristianos, tenemos recursos diferentes del que vive alejado de Dios. Tenemos la certeza celestial de que Dios todo, aún lo malo, lo guiará para bien. Esto sólo puede aceptarse por la fe.En Mateo 7:24-27 el Señor Jesucristo habla de algo que tiene que ver mucho con las tormentas de la vida: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”
Jesús está hablando aquí acerca de la importancia de oír sus palabras y decidir obedecerlas. Al que oye y obedece la Palabra de Dios, el Señor lo compara con alguien prudente que edifica su casa sobre la roca firme, la cual ningún viento ni lluvia la pueden hacer caer. En la obediencia a los principios de la Palabra de Dios, hay solvencia, firmeza, resistencia y seguridad cuando los vientos y lluvias de la vida arrecian. Es importante notar algo que puede pasar desapercibido: La casa no se cayó debido al fundamento, pero también porque lo construido arriba del fundamento fue similar a su base. Esto nos enseña que cuando tenemos buenos fundamentos, raíces profundas espirituales en Dios, lo que estamos edificando arriba, podrá soportar las inclemencias de la vida, cualquiera sean. En 1 Corintios 3:11-14 leemos: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó recibirá recompensa.”
En los pasajes mencionados de Mateo y 1 Corintios aparecen las palabras “vientos”, “lluvias”, “ríos” y “fuego”. Estas palabras representan las diferentes crisis que los cristianos tenemos que enfrentar muchas veces en la vida. Para que podamos saber qué hacer cuando ellas vengan y cuál será nuestra reacción, creo que primero debemos entender básicamente lo que Dios realiza en medio de las crisis de la vida.
Para la óptica natural, por cierto, son infructuosas, pero en lo espiritual es diferente:
1. Dios utiliza las crisis de la vida para enseñarnos nuevas lecciones;
2. Dios utiliza las crisis para que nosotros conozcamos nuestro real nivel de fe o fidelidad hacia Él;
3. Dios utiliza las crisis para que podamos avanzar en la vida, equipados y calificados para seguir adelante hacia el destino de bendición que Él nos ha trazado de antemano.
En 1 de Corintios 2:11 leemos que las cosas de Dios se conocen por el Espíritu de Dios. Una cosa es tener información espiritual, otra recibir revelación espiritual. Dios quiere que sus hijos obtengan esto último, pues de esa manera podremos avanzar en la vida a pesar de las dificultades presentes.
A continuación veamos brevemente, diferentes situaciones adversas que los cristianos de todo el mundo atraviesan tarde o temprano, a fin de que podamos ver la mano de Dios en medio de todo lo oscuro y negativo de esas circunstancias y sigamos hacia adelante:

1. Los tiempos de crisis
Estos tiempos vienen inesperadamente y Dios las utiliza para sacarnos de nuestra zona de comodidad y llevarnos a la zona de crecimiento. Esto lo vemos reflejado en el pueblo de Israel cuando Dios decidió libertarlos de Egipto y las garras del Faraón. Dios envió a su siervo, Moisés, como el libertador físico, guiado por Su poder Libertador. Esto lo encontramos en Éxodo Cáp.4. El relato de Éxodo 5:1 en adelante nos dice que luego que Moisés enfrentara a Faraón y le ordenase que dejara libre al pueblo de Dios, Faraón se enojó de tal manera que al pueblo esclavo le agravó aún más su situación (Éxodo 5:9) Si seguimos leyendo el relato, veremos cómo el pueblo reaccionó: En Éxodo 5:21-23 vemos que ellos se quejaron y luego “ellos no escucharon a Moisés a causa de la congoja de espíritu y de la dura servidumbre” (6:9). Este tiempo de crisis, sirvió para que el pueblo conociera su duro corazón, su espíritu de queja y su falta de confianza en Dios y en las autoridades delegadas de Dios. En este tiempo de crisis en su vida, ¿qué es lo que está fluyendo de su corazón? ¿Queja, rezongo, malestar con Dios, con los demás, o una actitud de fe inquebrantable en medio de las terribles circunstancias?

2. Ataques espirituales de parte del diablo
La Biblia enseña que cualquier cristiano que viva básicamente en obediencia a Dios, será blanco de ataques del enemigo. Muchos suponen que si son fieles a Dios el enemigo no les atacará, pero déjeme decirle algo importante: El enemigo no va a atacar a alguien que no valga la pena ser atacado. Aquellos que viven lejos de Dios, no son atacados por el enemigo, pues se encuentran bajo su dominio total; aquellos que llamándose cristianos viven vidas impuras, no santas, no son atacados por el enemigo, pues su carnalidad ya los ha hecho vivir en derrota espiritual. Sólo los fieles de Dios, que tienen la autoridad del Espíritu Santo por su vida de fidelidad y obediencia son atacados. Ahora bien, detallaré porqué Dios se glorifica en medio de los ataques del enemigo contra los cristianos fieles. Éxodo 7:4-5 dice: “… yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.”
Aquí aprendemos lo siguiente:
a) Dios quiere ejecutar su juicio contra el diablo utilizando a su pueblo atacado.
b) Dios quiere ejecutar su juicio contra el diablo para mostrar su señorío (Lea Éxodo 9:16; 10:1)
c) Dios quiere ejecutar su juicio contra el diablo para despojarlo de todo lo que le robó a Su pueblo. Note que la Biblia menciona dos hechos en Éxodo 11:1-3 y Éxodo 12:35-36 donde leemos que el pueblo de Dios le quitó a los egipcios oro, plata, alhajas y vestidos costosos. Para nosotros hoy representa el ser bendecidos financieramente o recuperar la bendición robada por mucho tiempo.
Entonces, aprendemos que cuando el enemigo ataca y ataca, y usted ora y reprende, pero a pesar de hacer todo eso pareciera que el diablo se le acercara más, sepa que todo esto sucede para que cuando lo tengamos cerca le podamos dar el golpe letal en la cabeza (Génesis 3:15) y derrotarlo en el Nombre de Jesucristo. ¿Tiene al enemigo cerca en este tiempo? ¡Esta es la oportunidad de victoria que Dios le está proveyendo!

3. Desiertos espirituales
Esta frase en el contexto cristiano significa atravesar un tiempo donde nada sale bien, todo es árido, no hay fruto ni avance en ninguna área de la vida, a pesar de ser fieles a Dios. Por cierto existen tiempos desérticos a causa de la rebeldía y desobediencia, pero no es tema que estamos tratando aquí. Estos son desiertos a causa de la fidelidad al Señor. La Biblia nos muestra claramente que el desierto es la antesala o la estación previa a entrar en la tierra prometida o tierra de bendiciones. Muchos nos confundimos cuando a pesar de ser fieles, atravesamos estos momentos. Debemos entender y ver las cosas desde la óptica celestial: Dios no puede hacernos entrar en la tierra de bendiciones si todavía somos niños espirituales. Es por eso que en el desierto El nos madurará. En Éxodo 13:17 leemos que cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto no los llevó por el camino más corto, sino por el más largo. ¿Por qué Dios hizo eso?: El pasaje dice: “… Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto”. Dios no tuvo otra alternativa que alargar el trayecto para hacer madurar al pueblo, pues un niño armado es incapaz de batallar y triunfar. Dios quería llevarlos a la tierra de bendición, en la cual había que guerrear para obtener todo lo que Él les había prometido. La tierra prometida es una tierra de bendición guerreada, en la cual sólo los valientes pueden triunfar. Es por eso que Dios en todo el trayecto del desierto intentó transformar a esclavos en valientes guerreros, a fin de que ellos fueran totalmente conquistadores y vencedores.
¿Puede entender ahora cómo Dios se glorifica en medio de los tiempos críticos de la vida, que como cristianos tenemos que atravesar? Este es un tiempo no para deprimirse ni entristecerse, sino levantarse en fe y comprender lo que Dios está haciendo en medio de las diversas crisis que estamos atravesando hoy.
Le animo a que pueda buscar a Dios a solas y en oración decirle: - Señor, qué ciego he sido al ver sólo lo exterior de los tiempos de crisis. Gracias porque ahora puedo ver la sustancia, el propósito de tu glorioso plan para mi vida. Me consagro a ti y te doy lugar para que a través de tu Espíritu Santo puedas seguir trabajando en mi vida. Te alabo Señor, y gracias porque a ti nada te toma por sorpresa, pues eres el Señor de la historia, el que tiene el control de todo. Amén y Amén.

lunes, 5 de enero de 2009

EL "TOQUE" DEL SEÑOR EN NUESTRAS VIDAS HOY

Por Richard Pugliese
Marcos 8:22-26 dice: “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos…”
Este impactante relato nos muestra una circunstancia especial donde le trajeron un ciego a Jesús, para que fuese sanado. La secuencia de este relato tiene para nosotros hoy varias lecciones prácticas para poder comprender el “toque” de Dios en nuestras vidas, para poder entender lo que el Señor está haciendo, por Su Espíritu, en nuestras vidas hoy.
En el v. 22 leemos que aparece en la escena “un ciego”, un hombre común y corriente del cual no se sabe su nombre, ni reputación social. Lo único que se sabía de él era que estaba en gran necesidad. Su problema no era algo sencillo sino muy complicado, sin salida natural.Si bien es terrible padecer de la vista, existe algo mucho peor que no tener visión natural: No tener la visión espiritual para poder conocer y comprender el plan bendecido que Dios tiene para nuestras vidas. En 2 Corintios 4:4 encontramos que allí dice que el diablo ha cegado el entendimiento de la gente para que no conozcan ni descubran el Evangelio poderoso de Jesucristo; en 1 Juan 2:11 leemos que el que anda en tinieblas, no sabe adonde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Podemos tener una excelente vista natural, pero aun así, ser ciegos e incapacitados de poder ver el glorioso plan que Dios ha trazado para todo aquel que en él cree (Juan 3:16). Sigue diciendo el mismo versículo: “le rogaron que le tocase”. Un toque del Señor significa experimentar personalmente el impacto del poder de Dios para sacarnos de una condición no deseada y llevarnos a un lugar mejor. Cuando vinimos a los pies de Cristo, estábamos ciegos, sin conocer el toque de la salvación de Dios, hasta que nos arrepentimos y nacimos de nuevo espiritualmente. Este fue el toque inicial de Dios sobre nuestras vidas, pero no el último. Un toque de Dios puede cambiar nuestra situación; un toque de Dios puede hacer lo que ningún otro puede hacer. Eso lo sabía muy bien el ciego, por eso buscaba a Jesús.
En el v. 23 dice “Entonces tocando la mano del ciego”. La mano de Jesús es diferente a cualquier “mano” que otros nos quieran dar. Mucha gente pretende ayudarnos y pueden hacerlo hasta un límite, pero sólo Dios tiene todo poder para darnos la mano que realmente necesitamos. La mano de Dios es creativa y transformadora de circunstancias y situaciones. En 1 Crónicas 29:12 leemos “en tu mano está la fuerza y el poder…”; en Esdras 8:22 leemos que “la mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan…” La mano de Dios se extiende no sólo para sanarnos sino también para llevarnos, guiarnos a una nueva manera de vivir, diferente a todo lo que hemos vivido hasta la fecha.Sigue diciendo el mismo versículo “(Jesús) le sacó fuera (al ciego) de la aldea” ¿Por qué hizo Jesús esto? Parece algo intrascendente, pero en realidad lo que hizo el Señor fue sacarlo del medio ambiente negativo, imposibilitado, acostumbrado al fracaso y la derrota donde el ciego vivió toda su vida para llevarlo del lado del toque bendecido de Dios. Existen muchos cristianos que todavía viven en la “aldea” de la derrota, fracaso, imposibilidad y carecen de la vista espiritual suficiente para ver que hay un mundo mejor con Cristo y una tierra llena de bendiciones para poseer por la fe. Se necesita un verdadero toque del Señor para dejar de vivir en la “aldea” espiritual y comenzar a ver el mundo lleno de posibilidades que tenemos en Dios.
Luego el mismo pasaje dice que Jesús hizo algo extraño: “escupiendo en sus ojos le puso las manos encima”, Jesús llevó al ciego de lo acostumbrado hacia algo nuevo, que no se podía entender inicialmente. El “método” de Jesús para sanar no era de la manera acostumbrada. ¿Se imagina usted la reacción de la gente cuando, el que era ciego y ahora veía, les contó que Jesús le había escupido en los ojos e impuesto las manos? Es probable que le hayan dicho: - ¡Estás totalmente loco! Aquí aprendemos una verdad importante, y es que el obrar de Dios, para el pensamiento humano, es incomprensible y extraño, no se puede entender. Cuando venimos a buscar al Señor para recibir un toque, es muy probable que no entendamos nada de lo que está sucediendo. Muchas personas se asustan o escandalizan cuando ven a alguien caer al piso por el poder de Dios o con alguna otra manifestación del Espíritu Santo. Las cosas de Dios al principio, muchas veces, no las entendemos y se requiere sólo fe para poder recibirlas. Jesús le dijo a Simón Pedro en un momento: “…lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, más lo entenderás después” (Juan 13:7) Las cosas de Dios son las cosas del Espíritu de Dios, y ellas operan en una dimensión completamente diferente a lo que estamos acostumbrados naturalmente. En 1 Corintios 2:14 leemos que el hombre común y corriente (natural) no puede entender las cosas del Espíritu de Dios, porque le parecen una locura. Si lo que llaman locura sirve para que una persona pueda ser sanada de su ceguera y pueda ver y experimentar todo lo hermoso que Dios tiene para su vida, ¡bendita locura! Quizás usted hoy tenga que decirle al Señor: - ¡Dios mío no entiendo mucho de lo que está pasando, me parece una locura, pero sé que Tú estas aquí y necesito del toque de tu Espíritu Santo! –El relato continúa cuando Jesús le preguntó al hombre si veía bien. El que estaba ciego le respondió, en el v. 24 “veo a los hombres como árboles…” El ciego ya había recibido un toque del Señor, pero todavía era insuficiente. Era un toque parcial, no total. Cuando venimos al Señor, al principio no sólo no entendemos mucho de lo que está sucediendo, sino que tampoco vemos todo el panorama despejado o aclarado. Todavía vemos nuestra situación sin la solución anhelada. Lo que sucede es que Dios todavía no ha terminado con nosotros, aun faltan muchos toques más por recibir del Señor. Esto explica porqué, cuando empezamos a ajustar nuestra vida a los principios de la Palabra de Dios, no vemos cambios inmediatos o instantáneos. Vemos nuestra situación como “árboles”, es decir, nos preguntamos: ¿Por qué si recibí a Cristo, todavía no veo un cambio total en mi situación? o ¿Por qué, a pesar de haberme consagrado y recibir un toque de Dios, todavía no veo mis problemas solucionados? Necesitamos saber que el cambio que Dios ha comenzado a realizar en nuestras vidas será paso a paso y progresivo, no inmediato y total. Así como la ceguera del hombre fue restablecida en un proceso de diferentes toques del Señor, lo mismo sucederá en nuestras vidas. Que usted haya recibido un toque de Dios una vez, pero eso sólo no es suficiente, ¡Dios quiere continuar tocándole con su poder una y otra vez para restablecer su vida y situaciones completamente! Es por eso que usted todavía ve medio nublado, y a medio cumplir, todo lo hermoso que Dios le ha prometido que va a hacer en su vida. Dios está sanando paulatinamente su ceguera para que usted empiece a ver las cosas como Dios las ve y experimente el cambio que sólo el Señor puede dar.
El v. 25 dice: “Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente…” El que era ciego necesitó depositar su fe en Jesús, sabiendo que si Dios fue fiel para empezar a tocarle y restablecer su vista parcialmente, Dios también sería absolutamente fiel para sanarlo totalmente. El que era ciego necesitó un nuevo toque de Jesús. Así es con nosotros también. Necesitamos, como dijimos anteriormente, una y otra vez que Jesús nos toque con su mano poderosa. Aquí aprendemos otra lección bien importante: Debemos aprender a permanecer tomados de la mano del Señor confiando que Él seguirá a lo largo de toda nuestra vida, una y otra vez, dándonos nuevos toques de su Espíritu Santo. De esa manera nuestra vista espiritual será sanada, veremos por fe el panorama bendecido que nos espera si permanecemos en Cristo y lo alcanzaremos en el Nombre del Señor.
Dios todavía no ha terminado con nuestras vidas y tiene reservado más “toques” para nosotros hoy. ¿Anhelamos ser, realmente y nuevamente, tocados por el Señor?

sábado, 3 de enero de 2009

DESTINO DE TRIUNFO ASEGURADO

Si Usted se ha estado preguntando en este tiempo: - ¿Por qué, a pesar de que Dios me ha dado una palabra específica bendecida acerca de mi futuro, al presente estoy padeciendo muchos ataques espirituales? - Lea este artículo de edificación espiritual con atención y… ¡siga hacia adelante hacia el destino bendecido que Dios ha trazado para su vida!

DESTINO DE TRIUNFO ASEGURADO

La vida cristiana es similar a una travesía, donde tenemos que recorrer distintas etapas y situaciones a través del tiempo, en las cuales se hace necesaria la fe en el Señor, creyendo que El nos guiará paso a paso e irá siempre con nosotros para ayudarnos a alcanzar nuestro destino espiritual. Cuando hablamos de destino no estamos hablando de la salvación sino de conquistar en vida todo lo que Dios nos ha encomendado.

En Filipenses 1:6 leemos lo siguiente: “estando persuadido de esto, que el que comenzó
en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”


Cuando recibimos a Cristo en el corazón, Dios comenzó en nosotros una buena obra, es decir, nos dio un nuevo destino de triunfo asegurado. Siempre que Dios comienza algo lo termina bien, aunque muchas veces el proceso no es de la manera que imaginamos.

Muchos de nosotros, quizás por falta de enseñanza bíblica u otro motivo, creemos que nuestro andar cristiano sólo será un “lecho de rosas” y que ser bendecidos implica solamente estar felices y contentos sin atravesar inconvenientes en el camino. Muchos de nosotros hemos crecido con la mentalidad de “bellos durmientes” y no con la mentalidad de guerreros victoriosos en Cristo. Dios está cambiando las cosas dentro de Su Iglesia y es por eso que se hace indispensable hoy, más que nunca, entender la actitud de Pablo y lo que él quería decir cuando mencionó la frase “estoy persuadido”.

¿Qué significa estar persuadido? Básicamente significan cuatro cosas:
Ser convencido por Dios por medio de Su Espíritu Santo
Fe activada al creerle a Dios que es fiel para cumplir lo que prometió
Fe vigente y continuada al caminar creyendo y confesando la Palabra de Dios
Fe agigantada al atravesar circunstancias y obtener victorias espirituales

Cuando Pablo le dijo a la Iglesia de Filipos que estaba persuadido de que Dios era fiel para trazar nuestro destino y llevarlo a cabo totalmente, les estaba diciendo que él previamente había sido convencido por el Señor, que su fe había sido activada para creerle a Dios, que su fe no había menguado sino que estaba “fresca” por el Espíritu Santo, y que a medida que avanzaba hacia la meta su fe iba tomando nuevas alturas espirituales.

Cualquiera pudo haber dicho esa frase “estoy persuadido”, pero Pablo no era como muchos de nosotros que tantas veces hablamos más de lo que vivimos. El Apóstol era un santo hombre de integridad que lo que decía lo vivía, y lo que vivía lo transmitía a otros para impartir vida espiritual.

El Señor en este tiempo quiere que usted y yo nos levantemos y empecemos a ver las cosas desde la óptica de Dios, a fin de darnos cuenta que la clave para llegar a la realización total de nuestro destino en Dios consiste lisa y llanamente en estar persuadidos, en fe, de que Dios nos trazó un destino y que El será fiel para que podamos llegar a buen puerto.

A continuación recorreremos una travesía en la vida del Apóstol Pablo, una vez que fue tocado por Dios y transformado de Saulo de Tarso a Pablo de Cristo. Lo que veremos a continuación va a darle mayor crédito a las Palabra de Pablo y nuestras vidas serán ministradas con su ejemplo poderoso.

Leemos en Hechos 23:11 lo siguiente: “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.”

El destino que Dios aquí le había trazado a Pablo era ir hacia Roma, Italia. Dios al darle esa palabra directiva había “comenzado una obra”, como dice el pasaje de Filipenses 1:6, y vamos a ver cómo Dios fue fiel para que Pablo llegase a destino.

En Hechos 27:1 leemos que comienza el viaje hacia el destino trazado por Dios. En el v.3 leemos que Pablo se encuentra con amigos y el viaje es realmente placentero. Todo estaba tranquilo y maravilloso, sin ningún problema. Puedo imaginarme a Pablo, feliz y pensando: - Dios me dio la palabra profética de ir a Roma. Gloria al Señor que todo el viaje será como hasta ahora, sin problemas -. ¿Se identifica con el pensamiento de Pablo? Generalmente creemos que cuando Dios nos marca un “destino” (puede ser un cambio de ministerio, ir a una nueva ciudad a ministrar, alcanzar una meta espiritual, obtener un bien material, salud, etc.) que todo se dará naturalmente y sin problemas. El Señor desde el cielo miraba a Pablo y le decía: - Hijo mío ¿Estás persuadido completamente de todo lo que te dije? Seguramente la respuesta de Pablo, ante un viaje “tan bendecido” fue: - ¡Sí Señor, todo el viaje es maravilloso! – Dios iba a probar primero a Pablo para que con su vida reflejara lo que luego escribiría con su pluma, pues nadie puede escribir y/o predicar con autoridad, sin primero vivir lo que se transmite.

A pesar de lo que Pablo estaría pensando y muchos de nosotros imaginaríamos, las cosas comenzarán a cambiar radicalmente, pues en Hechos 27:4 dice que los “vientos eran contrarios”. Note la palabra “contrarios”. No era un viento a favor para ayudar el movimiento de la nave sino que era un viento con el propósito de entorpecer su avance. ¿De qué manera los vientos entorpecían a la nave? el v.7 menciona cuatro frases claves: “muchos días”; “despacio”, “a duras penas”; “nos impedía”. Estas palabras representan mucho más que un viento natural contra la nave, en realidad era un viento sobrenatural que viene de parte del enemigo, el diablo. El enemigo cuando se entera que alguien del Pueblo del Señor recibe un destino en Dios, automáticamente se pone en marcha para trazar una estrategia con el fin de demorar, y si fuera posible, destruir el glorioso plan que Dios tiene para nuestras vidas, familias, empresas y ministerios. El propósito de estos vientos contrarios era hacerle “creer” a Pablo (en realidad sería llenarlo de incredulidad) que nunca llegaría a tiempo al destino de Dios. Esto mismo le va a suceder a usted y es necesario que lo sepa de antemano, si todavía no le ha pasado. El Señor le ha comisionado con un nuevo destino espiritual y se levantaron de repente contra usted vientos contrarios de parte del enemigo. ¿Le ha pasado algo similar hace un tiempo o le está sucediendo actualmente? Los vientos contrarios son inevitables cuando somos hombres y mujeres de destino de triunfo asegurado dado por Dios.

El relato sigue en Hechos 27:13 donde todo parece tranquilizarse, pues allí dice: “y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban…” Es probable que Pablo haya reaccionado como muchos de nosotros: - ¡Qué bueno! Se fue ya el viento contrario y ha venido la brisa que nos impulsará hacia mi destino (Roma)!... pero de repente el v.14 dice: “pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.”
Para poder entender la dimensión destructiva de este viento huracanado debemos leer el v.18 donde dice que se había desatado una “furiosa tempestad”. El Euroclidón era una mezcla de vientos huracanados con una furiosa tempestad. El v. 14 nuevamente vuelve a aclarar la naturaleza de este viento. Dice que éstos venían “contra la nave”. Nuevamente volvemos a lo mismo de antes: El enemigo ahora intensifica su ataque para no sólo demorar, sino destruir la nave para que Pablo no llegase el destino estipulado por Dios.

En Marcos 4:35-41 vemos este tipo de inclemencia espiritual cuando Jesús les dijo a sus discípulos que fuesen al otro lado, y en el medio de la travesía se desató contra ellos una gran tempestad, la cual fue reprendida por El Señor y se detuvo en el instante. En el caso de Pablo, como quizás esté sucediendo en su vida ahora mismo, usted ha reprendido al enemigo, confesado la palabra, ha sido fiel como siempre, y nada parece cambiar la situación, ¡más bien parece empeorarse! Esto sucede debido a que la actitud de fe inquebrantable que usted tiene (estar persuadido), hace que el enemigo se retuerza de odio contra su vida, pues a pesar de los vientos contrarios usted ha decidido continuar confiando en el Dios que le ha dado un destino y ¡allí llegará! En estas circunstancias es donde nuestra fe y certeza espiritual es probada. Recuerde que nada puede ser aprobado sin primero ser probado. El Señor, como seguramente le preguntó a Pablo en medio de semejante lucha espiritual: ¿Estás todavía persuadido?, de la misma manera hoy Él le está haciendo la misma pregunta a usted. ¿Está todavía firme en su fe y persuadido, que el plan de Dios se cumplirá totalmente en su vida, familia, negocio o ministerio, o ya ha bajado sus brazos vencido, creyendo las mentiras del enemigo?

Note la secuencia de los ataques: Primero vinieron contra Pablo los vientos contrarios, luego el Euroclidón enfurecido y ahora en Hechos 27:20 vemos cómo el enemigo no se da por vencido y lanza su tercer ataque: “y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.”

Ya la situación se empeora aun más y se la define como “acosados por una tormenta no pequeña”. La palabra “acosar” significa “perseguir a alguien con empeño”. La característica de este momento era que era un tiempo oscuro donde no se veía nada. Es probable que a usted le esté sucediendo algo similar en este tiempo. Primero vinieron contra usted los vientos contrarios, luego el Euroclidón con su ferocidad y ahora todo el panorama está oscuro, sin salida natural. Usted mira a su alrededor y sólo ve complicaciones sin salida. ¿Se va dando cuenta la importancia de estar persuadidos completamente creyendo que el mismo Dios que nos dio el destino nos llevará a destino? Esa certeza interior es la única fuente de agarre, donde aprendemos que Dios hace algo o nos hundimos.

Sumado a todo lo que recién mencionamos se suma otro enemigo. El v. 21 habla de que “ya hacía mucho que no comíamos”. En el momento en que tenían que estar más fuertes, les escaseaba la alimentación básica, lo cual los debilitaba. Esto representa la carencia de las cosas básicas, vitales de la vida cotidiana, que nos quieren frenar e impedir que avancemos a nuestro destino. ¡Qué fácil es escribir esto, pero que difícil es atravesarlo! Cuando todo esto arrecia contra nosotros: ¿Todavía seguimos firmes creyendo, totalmente persuadidos?

Pablo contra todos los pronósticos humanos y diabólicos (que pensaban que se iba a declarar vencido) se levanta con certeza de fe y dice: en los v. 22-25 “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque
esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César (en Roma); y he aquí Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo…”

Pablo se levantó en fe, pues Dios le había hablado diciendo que no temiese y que llegaría al destino que El le había trazado. En su caso era ir a Roma. Dios también a usted le dice en este momento que no tema la furia del enemigo que ha venido contra su vida, familia, empresa o ministerio; si se mantiene creyendo en Dios y Su Palabra, usted llegará al destino con la bendición de Dios. Los hombres y mujeres persuadidos con certeza de fe siempre son hombres buscadores de Dios, amantes de la comunión íntima con el Señor, pues allí está la fuente de la victoria. Cuando estas cosas suceden, muchos comienzan a renegar y enojarse con Dios, creyendo las mentiras del diablo. Resultado: Se corta la relación con Dios y eso significa quedar encallados en medio de la travesía sin poder llegar al lugar de destino. Nunca llegaremos al cumplimiento de nuestro destino por habilidad personal, buenas ideas o proyectos, sino solamente por mantener nuestra intimidad y dependencia con el Señor.

El relato continúa con el naufragio, por lo cual todos tienen que abandonar la nave (Hch. 27:39-44). Me llama la atención cómo fue el proceso. En Hechos 27:44 leemos que “y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra”. El enemigo ya estaba cantando victoria al hundirles la nave, pero Pablo y el resto llegaron a salvo a la isla utilizando partes de la nave. Esto nos muestra la fidelidad de Dios y que Él puede utilizar cualquier cosa, por más pequeña que parezca, para que sigamos nuestra travesía y lleguemos a destino. Dios en este tiempo le ha enviado a usted “tablas y partes de la nave destrozada” para que pueda continuar hacia su destino. El lo hace, no me diga cómo ni de dónde, pero, ¡Dios lo hace!

Luego de semejante “viajecito”, Pablo estaría realmente cansado y agotado. El viaje de “placer” fue un viaje impensado. Cuando llegaron a salvo a la isla, Pablo se ocupó de ayudar a mantener el fuego que previamente había sido encendido por la gente del lugar… de golpe algo sucede. Dice el v. 28:3 “Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó en el fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.”
Pablo estaba ayudando a mantener avivado el fuego y por pretender colaborar recibió la mordedura de una víbora. Esta clase de “picadura” sólo la reciben los que se atreven en Dios a ser avivadores del fuego del Espíritu Santo dondequiera que vayan. Este es un ataque especial del enemigo para los encendedores del fuego de Dios en la vida de los demás. ¡Bendito sea el Señor que para cada ataque del enemigo, siempre tiene antídotos y armas eficaces superiores! El Señor es la puerta, por eso siempre tiene una salida victoriosa ante cada ataque del enemigo, nunca lo olvide. La imagen de Pablo, con lo que le hizo a la víbora, refleja lo que hace esta “casta especial de avivadores del fuego” de Dios. Dice el v. 5 “pero él sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.” ¿Sabe cómo se llama esto? “PDS”. Cuando alguien se juega por lo que Dios le ha dicho y sigue avanzando hacia su destino a pesar de semejante oposición, es dotado por el Señor con Su “PDS” (Protección Divina Sobrenatural) Como alguien dijo una vez: “somos inmortales hasta que nos llegue el tiempo estipulado por Dios de irnos de esta tierra a la presencia del Señor”. Es tiempo de mantenerse creyendo que no nos iremos de este mundo derrotados por el enemigo y sin antes ver cumplido, punto por punto, todo lo que Dios nos ha prometido. Los hombres y mujeres de destino no se la pasan hablando de lo que el enemigo les hace, sino que se sacuden el ataque del enemigo y siguen hacia adelante sin ningún daño, hacia su destino. ¡Aleluya!

Al enemigo las cosas le salieron al revés, pues pensaba eliminar a Pablo de una buena vez, y el que resultó eliminado fue él (la víbora, figura del enemigo) y además como resultado de semejante milagro sobre la víbora, hizo que el Espíritu Santo se derramara ministrando sanidad en medio del pueblo (28:8-9) y además la gente empezó a bendecir materialmente a Pablo. El relato dice que les “honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.”. Pablo no sólo fue protegido sino provisto sobrenaturalmente por el Señor. Esa “picadura” que el enemigo le ha querido dar, la cual usted canceló su efecto mortífero en el nombre de Jesús, redundará en su vida en un nuevo mover de Dios, no sólo dándole oportunidad de ministrar a la gente necesitada sino también a usted de ser ministrado por el Señor en su necesidad material. ¡Reciba esto de parte de Dios!

El libro de los Hechos termina diciendo que Pablo llegó a Roma sano, salvo y prosperado. Allí fue utilizado con poder para glorificar el Nombre de Dios y extender el Evangelio de Jesucristo (Hch. 28:30-31)

Esta misma historia, el Señor la quiere repetir en todos aquellos valientes, hombres y mujeres, que a pesar de haber recibido los vientos contrarios, el feroz Euroclidón, tiempos oscuros y de escasez, sumado a la picadura de la víbora (usted entiende que estoy hablando en términos espirituales) siguieron fieles totalmente persuadidos de la fidelidad de Dios. A esa clase de gente Dios las premia con la llegada al lugar de destino. Le invito en este momento a que busque a Dios para gozarse en Él y Su fidelidad para con usted. El Señor en este día le ha dado luz y entendimiento para poder entender la dimensión de los ataques que ha recibido de parte del enemigo. Siempre la dimensión de los ataques va en proporción a la dimensión del destino que Dios le ha dado. ¿Ha sido grandemente atacado? ¡Entonces es porque el destino que Dios le ha dado es muy grande!

Es tiempo de levantarnos del sueño y despertar a esta hermosa realidad: ¡Que somos un Pueblo bendecido por Dios con un destino de triunfo asegurado! ¡Aunque al enemigo no le guste!

Por Ricardo Pugliese