domingo, 30 de junio de 2013

"EL SALVA Y LIBRA" (Daniel 6:27)



La salvación es del Señor.
Jonás 2:9


Vana es la ayuda de los hombres.
Salmo 60:11


Agradó a Dios salvar a los creyentes…
1 Corintios 1:21

Dios quiere liberar al hombre del pecado, y libera a los que creen en él sin reserva. El camino indicado por Dios para obtener la liberación siempre es claro y preciso; de este modo deja sin excusa al que lo rechaza. Tres ejemplos sacados del Antiguo Testamento demuestran que bastaba creer (tener fe en el remedio propuesto) para obtener la salvación:
1. Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto (Éxodo 12), para librarse del juicio que debía caer sobre cada familia, los israelitas debían poner, en el marco de su puerta, la sangre de un cordero sacrificado. El ángel destructor vería la sangre y pasaría de largo.
2. Para ser curado de la mordedura mortal de las serpientes, bastaba echar una mirada a la serpiente de bronce que Moisés había colocado en un asta (Números 21).
3. En el caso de Naamán, su lepra desaparecería si se lavaba siete veces en el Jordán (2 Reyes 5).
Esta actuación por fe siempre es válida. “El que cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna” (Juan 3:36). Incluso esta sencillez, que pone la salvación al alcance de todos, a veces hiere nuestro orgullo. Nos gustaría participar; por lo tanto, preferiríamos un método en el que tuviésemos que emplear nuestros recursos personales, nuestra inteligencia o nuestras riquezas. Eso sería ignorar que estamos ante Dios como muertos, incapaces de agradarle. Él nos salva gratuitamente: “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). Aceptemos sencillamente su liberación.


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

viernes, 28 de junio de 2013

EL NUEVO MONEDERO



Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu.
Ezequiel 36:26-27

En la escuela dominical los chicos habían aprendido el versículo de Proverbios 23:26: “Dame, hijo mío, tu corazón”. Cuando llegó a su casa, Violeta preguntó a su papá: – ¿Qué quiere decir: “Dame, hijo mío, tu corazón”? –Te lo voy a explicar, contestó el padre. Ve a buscar tu monedero. Vacilando, la niña buscó su viejo monedero que contenía algunas monedas.
Sin más explicaciones, el padre lo puso en su bolsillo. Algunos días después llamó a su pequeña hija y le dijo: –Escúchame, Violeta. Me pareció que tu monedero estaba en mal estado para lo que quería poner en él. Aquí tengo uno nuevo para reemplazar al viejo. Y mira lo que puse adentro. Muy contenta, la pequeña abrió el nuevo y hermoso monedero y constató que sus pocas monedas habían sido reemplazadas por un valioso billete.
Entonces su padre le explicó: –Querías saber por qué el Señor Jesús quiere nuestro corazón. Sólo podemos darle lo que tenemos, un corazón feo. Pero él nos lo cambia por uno nuevo que contiene un tesoro; verdadera felicidad, vida eterna y una alegre esperanza: ¡estar para siempre con él!
***
Y cuando estemos en la luz
De la presencia de Jesús,
¡Qué gozo nos será!
La fuente del divino amor
De nuestro amado Salvador,
¡Jamás se agotará!


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

jueves, 27 de junio de 2013

UNA MEZCLA RELIGIOSA



Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme… En mi corazón he guardado tus dichos… Oh Señor; enséñame tus estatutos… Abre mis ojos…
Salmo 119:10-12, 18


Tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios.
Salmo 86:9-10

Algunas personas creen hallar en ciertas prácticas basadas en las filosofías orientales (como el yoga, etc.) una serenidad y sosiego que serviría de introducción a la meditación cristiana. Pero la naturaleza de ésta es totalmente diferente.
Esas filosofías consideran el cuerpo como una escalera que conduce hacia lo divino. Por el contrario, la fe cristiana es aceptar la gracia divina. Esta gracia se encuentra en una persona: Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo. Esta gracia me interpela cuando leo la Palabra de Dios; por este medio, él mismo viene a visitarme. Es Dios quien tiene la iniciativa. En cambio en el pensamiento del hinduismo, tengo yo la iniciativa de disolverme con el «todo» impersonal, considerado como divino… Estos dos caminos son completamente diferentes.
La Palabra de Dios es clara. No podemos postrarnos ante un altar donde la imagen de uno de esos grandes maestros divinizados del hinduismo está representada, sin reconocer que hacemos una ofrenda a falsos dioses, es decir, a los ídolos. Hoy tenemos la impresión de que podemos construirnos una religión, una mezcla religiosa personalizada según lo que nos convenga, según la moda… Todo eso no tiene nada que ver con la fe. La fe es la adhesión a Cristo, que dio todo por mí, que me salvó y a quien doy toda mi vida. Si le di toda mi vida, no soy dueño de mí mismo, pues no puedo dar mi vida a Dios y al mismo tiempo a los falsos dioses.
¡Es imposible!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

miércoles, 26 de junio de 2013

ORAR CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS



(Jesús dijo): Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Juan 15:7


Ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
1 Juan 5:14


Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Salmo 37:4
Oramos primeramente para que Dios sea glorificado. Cuando por la fe nos acercamos verdaderamente a Dios, el deseo de honrarlo crece en nosotros. Entonces, ligados a ese deseo, oramos para discernir y cumplir la voluntad de Dios. Orando aprendemos, no a imponer nuestro pensamiento a Dios, sino a someternos a él. Por medio de la oración buscamos lo que Dios desea y lo aceptamos para hacerlo. “Hágase tu voluntad”, nos enseña a decir Jesús en el modelo de oración que dio a sus discípulos (Mateo 6:10). Él mostró el ejemplo supremo aceptando morir en la cruz (Mateo 26:42).
S. Fayard
Orar según la voluntad de Dios no implica que pidamos menos, sino al contrario, mucho más. Pedir lo que Dios quiere que poseamos nos dará una felicidad infinitamente mayor que si pudiésemos obtener todo lo que nuestro corazón desea fuera de su voluntad.
J. R. Rice
Permanecer en Cristo es el secreto de la vida de oración. Cuanto más vivamos en comunión con el Señor, tanto más aprenderemos a pensar como él. Cuanto más lo conozcamos por su Palabra, tanto más comprenderemos su voluntad. Cuanto más sometamos nuestra voluntad a la suya, tanto más seguros estaremos de que nuestras oraciones serán oídas.
W. McDonald

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

lunes, 24 de junio de 2013

CUANDO LAS PRUEBAS SE VUELVEN VICTORIAS



¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Romanos 8:35


Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37

A veces el Señor permite las dificultades en nuestra vida para que nos demos cuenta hasta qué punto lo necesitamos. Animados y fortalecidos por su amor, salimos de las pruebas con una nueva apreciación de la sabiduría y de la gracia de Dios, capaces de comprender y ayudar a los demás.
La madre de una niña con discapacidad mental escribió lo siguiente: «Si mediante esta prueba no hubiésemos conocido mejor al Señor, diríamos que la discapacidad de nuestra hija fue la mayor prueba de nuestra vida. No hay palabras para describir nuestra desesperación cuando nos dimos cuenta de que nuestra pequeña no se estaba desarrollando de forma normal. Pero eso nos hizo comprender un poco lo que debe sentir nuestro amado Salvador cuando uno de sus hijos no se desarrolla espiritualmente como debería. El Señor sabe que si vemos el lado positivo de nuestras penas, éstas enriquecerán nuestra vida de tal manera que sería imposible hacerlo de otra manera».
Cristianos, cuando nos enfrentamos a una adversidad, ¿por qué rebelarnos? Compadecernos de nosotros mismos, lamentarnos y amargarnos bloquea nuestro desarrollo espiritual. La alabanza, una sumisión llena de confianza y una fe viva en su amor estimularán nuestro crecimiento en su gracia. Si dejamos al Señor ampliar nuestras capacidades mediante el dolor, las cargas se volverán bendiciones y las pruebas victorias.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)