miércoles, 31 de mayo de 2017

UNA OBRA CUMPLIDA

 
Jesús... levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado... Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Juan 17:1, 4
Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy.
Juan 18:4-5
 
 
“Padre... he acabado la obra que me diste que hiciese”, dijo Jesús a Dios su Padre, horas antes de ser crucificado. “La obra” que su Padre le había confiado era salvar, mediante su muerte en la cruz, a los hombres perdidos. Esta obra todavía era futura, entonces ¿por qué hablaba en pasado?
–Quien habla es Jesús, el Hijo de Dios. Aquí se expresa como el Dios que cumple sus planes, sin que nadie pueda detenerlo. Para un hombre cualquiera eso sería muy pretencioso, pues ninguno de nosotros puede controlar el minuto que viene. ¡Hay tantas cosas que pueden impedir que hagamos lo que hemos decidido hacer! Pero cuando Dios se propone hacer algo, es como si ya estuviera hecho.
–Estas palabras también expresan de forma conmovedora la determinación del Salvador que va a dar su vida. Horas más tarde en Getsemaní Jesús, el Santo, aceptó la copa que su Padre le presentó, imagen del juicio que iba a sufrir en la cruz para expiar nuestros pecados. Salió vencedor de ese terrible combate, con estas sencillas palabras: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11). Y sabiendo todo lo que le iba a suceder, avanzó decidido y se entregó voluntariamente a sus enemigos conducidos por Judas.
“Padre, he acabado la obra...”. Estas son las palabras del Salvador, que ofrece voluntariamente su vida para la gloria de Dios y para la salvación de todos los que creen en él.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

martes, 30 de mayo de 2017

NUESTRAS CARGAS

 
Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará.
Salmo 55:22
En quietud y en confianza será vuestra fortaleza.
Isaías 30:15
 
 
Parece que en Arabia, en algunos palmerales, existe la costumbre de colocar sobre la corona de hojas de las pequeñas palmeras una piedra pesada para impedir que crezcan demasiado. Así el tronco se vuelve más grueso, la madera más dura y los frutos más abundantes.
Las pruebas que el Señor permite que atravesemos siempre son para nuestro bien espiritual. Si las atravesamos con él, nos hacen más fuertes, más capaces de resistir a las malas influencias. Las pruebas hacen que oremos más a menudo. Tal vez no comprendamos la utilidad de esa carga, pero más tarde veremos el progreso, un resultado, un “fruto apacible de justicia” (Hebreos 12:11).
También se dice que en algunas tribus de África central, los que tienen que atravesar a pie un río, lo hacen llevando una carga pesada en la cabeza. Ese peso hace que sus pasos sean más seguros; les ayuda a mantener el equilibrio y a no ser arrastrados por la corriente. ¡Es justo lo que a veces experimentamos cuando pasamos por una prueba! La carga no nos aplasta, sino que incluso nos mantiene de pie en medio de la corriente de una vida a veces muy agitada, porque la compañía del Señor nos es indispensable. En vez de tratar de deshacernos lo más rápido posible de nuestros problemas y preocupaciones, pidamos más bien al Señor que nos dé la fuerza y la paciencia necesarias para soportarlas y atravesarlas con él.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-30).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

lunes, 29 de mayo de 2017

JESÚS HABLA A LAS MUJERES - "NO LLORES"

He aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda... Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.

Lucas 7:12-13

Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.

2 Timoteo 1:10
 Lucas 7:11-17 

Ella caminaba lentamente tras el ataúd. A su alrededor todo el mundo, consternado, mostraba su compasión hacia esta viuda que enterraba a su hijo único. ¡Para este joven la vida se había detenido...! Otra multitud, de la que formaban parte Jesús y sus discípulos, se acercaba a la puerta de la ciudad de Naín. El séquito de la vida se cruzaba con el de la muerte. ¡En medio de este encuentro, la vida iba a triunfar!
¿Cuál fue la primera palabra que Jesús, lleno de compasión, dirigió a esta madre? “No llores”. Luego se acercó y tocó el ataúd. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo al muerto: “Joven, a ti te digo, levántate”. El muerto se levantó, se sentó y empezó a hablar. En seguida un temor reverente sobrecogió a los espectadores.
Jesús “lo dio a su madre”. Para los testigos de aquel acontecimiento, esa resurrección era una señal. Comprendieron que Dios había venido a ayudar a su pueblo, y que Jesús era un gran profeta. Este acontecimiento fue el evento del día; todo el mundo habló de él en la región.
Así, el gozo que tomó el lugar de la tristeza de esta mujer se convirtió en una alegría para muchos. Jesús efectuó otras resurrecciones durante su vida, pero la primera fue la del hijo de una viuda anónima. La resurrección de su hijo no dependía del grado de fe de esta viuda, sino del amor de Jesús. ¡Todavía hoy el Señor se compadece especialmente de las viudas!

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sábado, 27 de mayo de 2017

SILENCIO, PERO NO AUSENCIA

 
Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría.
Job 13:5
Respondió Job al Señor, y dijo:... De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
Job 42:1, 5
 
 
En la Biblia encontramos la historia de Job, un hombre que fue probado por el silencio de Dios. Golpeado súbitamente por la muerte de sus hijos, la enfermedad y el sufrimiento, Job permaneció mudo durante una semana. Luego tuvo que enfrentarse a las palabras acusadoras de sus amigos, quienes trataban de buscar las razones de sus desgracias.
¡Cuántos discursos inútiles ante aquellos que pasan por el sufrimiento! ¡Cuántas palabras sin sentido que muestran nuestra incapacidad para comprender! Al que sufre le es difícil callar cuando quisiera liberarse de sus cargas y hallar la comprensión de sus amigos.
Ante el silencio de Dios, Job no permaneció callado. Primero habló, después gritó y expresó a Dios su ira, su desgracia. Luego hizo silencio y Dios le habló. Entonces comprendió que Dios no se reduce a la idea que él se hacía de Dios: “Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía... De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:3-6).
En medio de nuestros conflictos internos, Dios quiere llevarnos a mirarle a él, a experimentar su paz “que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). El silencio de Dios no es la ausencia de Dios. Y la prueba por la que permite que pasemos quizá tenga como objetivo operar en nosotros un profundo cambio.
En el silencio de la prueba, pensemos en el silencio que Jesús sufrió en la cruz por parte de su Dios, precisamente para que nosotros nunca más estemos solos.

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viernes, 26 de mayo de 2017

NUESTRA ÚNICA ESPERANZA ANTE EL MAL

 
No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:18
... Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
Colosenses 1:27
 
 
El mal está continuamente con nosotros. Está en los conflictos, en las guerras, y también en nuestros corazones. Está acompañado por su séquito de sufrimientos, de relaciones rotas y de vidas destrozadas.
En su camino Jesús se enfrentó al mal rechazándolo, denunciándolo mediante sus palabras, su actitud y sus hechos. En la cruz, en medio de su sufrimiento, Jesús todavía halló palabras de esperanza para los que estaban a su lado: palabras de perdón hacia los que lo condenaban, palabras de amor hacia el ladrón que se dirigió a él, palabras de aliento hacia los suyos. Además llevó sobre sí mismo, durante las tres sombrías horas de la crucifixión, la condenación de ese mal que habíamos cometido. ¡Por ello es nuestro Salvador!
Al resucitar a Jesús de entre los muertos, Dios introduce una esperanza con respecto a la muerte, una seguridad de vida para todo creyente. Esta victoria de Cristo y sus consecuencias fueron adquiridas para todos los que confían en él. ¡Esta es la esperanza cristiana!
Amigos cristianos, a veces podríamos sentirnos como aplastados por la progresión del mal en este mundo. ¡Pero no nos desanimemos! Nuestra esperanza está ligada a Jesús resucitado. Ella no hace que nuestras luchas desaparezcan, pero nos permite sostenerlas mirando hacia a él, quien pronto vendrá a llevarnos al cielo. Esta perspectiva nos dirige hacia el Dios de gloria y nos anima a actuar pensando en lo que es eterno.

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jueves, 25 de mayo de 2017

¡NO HABRÁ NINGUNA SORPRESA!

 
Las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Romanos 1:20
 
 
Guillermo no es ni creyente ni realmente ateo, pero es optimista. Esto fue lo que explicó a un amigo creyente: «No soy tan creyente como tú. Pero si el buen Dios existe realmente, después de la muerte tendré una buena sorpresa, y no me preocupo. Dios no va a condenar a un buen tipo como yo. ¡Si lo hiciera no sería el buen Dios!».
¿Tiene razón Guillermo? Cuando se trata del futuro eterno del alma, ¿es serio ser simplemente optimista o esperar «una buena sorpresa»? ¡La paz del alma no puede apoyarse en vagas esperanzas!
En realidad, para el que quiere escuchar, Dios habla claramente. No nos abandonó a nuestras propias suposiciones sobre un tema tan fundamental. Dios revela su existencia a través de la naturaleza, de modo que declara inexcusable al que rechaza este testimonio (Romanos 1:20).
Dios también nos habló enviándonos a su Hijo. Los evangelios narran la vida perfecta de Jesús, sus palabras, sus milagros, su muerte y su resurrección, confirmada por numerosos testigos. Estos testimonios se imponen a la conciencia.
Ahora Dios no añade nada, pues todo lo dijo en la Biblia. Con respecto al más allá, ella dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Pero Jesús declara: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

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miércoles, 24 de mayo de 2017

¿QUIÉN GOBERNARÁ EL MUNDO?

 
Dándonos (Dios) a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
Efesios 1:9-10
 
 
«¿Quién gobernará el mundo mañana?». Este es el título de un libro en el que el autor presenta sus reflexiones respecto al gobierno mundial. Hoy en día los grandes equilibrios entre las naciones se han roto. La globalización de los intercambios afectó el comercio de tal manera que algunos estados han acumulado enormes deudas. Las instituciones establecidas se ven desbordadas, les cuesta poner orden en el mundo actual.
Aunque los hombres imaginan soluciones, Dios tiene su plan, previsto desde siempre. Cuando el hombre haya demostrado su incompetencia para administrar la tierra, Dios establecerá a Jesucristo como Rey sobre todo el universo. Tiene derecho a reinar, no solo porque es el Hijo de Dios, sino también porque demostró mediante su vida y su muerte que solo él es digno de desempeñar ese papel. Entonces la tierra vivirá un período de paz y será gobernada de forma perfecta. Pero antes de establecer ese reinado universal, Dios habrá purificado la tierra mediante unos juicios sin precedentes. Mientras tanto, Él continúa llamando pacientemente a los hombres para que se arrepientan y sean salvos.
Los cristianos saben que Jesús su Salvador, aquel que fue despreciado y crucificado, también fue exaltado por Dios (Hechos 2:36), que pronto será establecido como Rey de reyes sobre todo el universo, y que toda rodilla se doblará ante él (Filipenses 2:10).

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lunes, 22 de mayo de 2017

CONOCEN AL PADRE

 
Amados, ahora somos hijos de Dios.
1 Juan 3:2
Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Romanos 8:15-16
 
 
Una señora estaba esperando a su marido a la salida del trabajo. Al lado de ella un niño de más o menos un año dormitaba en su coche. Los empleados salieron, una oleada de desconocidos desfiló ante el niño. Pero de repente su rostro se iluminó. Empezó a agitarse y tendió los brazos hacia alguien que acababa de llegar. Como respuesta a esta petición silenciosa pero tan clara, el recién llegado se inclinó hacia el niño y lo tomó en sus brazos.
¿Fue necesario que alguien hiciera grandes discursos a este niño para mostrarle quién era su padre? ¿Alguien le había dictado la actitud apropiada? ¡Por supuesto que no! Pero su impulso espontáneo muestra que conocía a su papá, aunque ignorase completamente sus ocupaciones. Su filiación es tan real ahora como dentro de algunos años, cuando pueda hablar y comprender. Es hijo, de pleno derecho, desde su nacimiento.
Lo mismo sucede con un creyente que empieza su vida cristiana. El apóstol Juan se dirige a los niños en la fe con estas palabras tranquilizadoras: “Hijitos... habéis conocido al Padre” (1 Juan 2:13).
Un creyente recién convertido se halla en este estado. Quizá no sabe hablar: sus oraciones todavía son muy imprecisas. Tiene mucho que aprender, pero el Espíritu de Dios le comunica este nuevo conocimiento de Dios como Padre. Desde su nuevo nacimiento es hijo de Dios con pleno derecho, privilegio infinitamente grato que le pertenece personalmente.

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sábado, 20 de mayo de 2017

EL PÁJARO CAMPANA

 
(Jesús dijo:) Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Juan 10:27-28
 
 
Un hombre perdido en la selva en América del Sur buscaba su camino. Sus fuerzas estaban disminuyendo cuando creyó oír a lo lejos el repique de una campana. Se animó pensando que estaba cerca de un pueblo, pero cuanto más avanzaba, más se alejaba el sonido. Al final cayó extenuado y no pudo levantarse más. Los que finalmente lo rescataron, le hicieron saber que había sido víctima del pájaro campana, cuyo canto resuena como repique de campana. Es muy poco sociable y huye apenas los seres humanos se acercan.
El canto de este pájaro era inocente, pero nos recuerda la manera como el diablo actúa para descarriar a los hombres, para conducirlos al mal. Su táctica se resume en impedir que escuchemos la voz de Dios y la de nuestra conciencia. Hace que oigamos todo tipo de ruidos engañosos. Se adapta a las debilidades de cada individuo para proponerle nuevas ocupaciones o diversos placeres. Su objetivo, en definitiva, es privarnos de toda relación con Dios y de su amor, para llevarnos a la muerte, a los tormentos eternos (2 Tesalonicenses 1:9). Los meses y los años van pasando sin que nos tomemos el tiempo para reflexionar sobre el sentido de la vida y el objetivo que perseguimos.
¡Cuidado! ¡No todos los caminos conducen al cielo! Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Cristianos que conocemos la voz de nuestro Salvador, ¡que la Palabra de Dios siempre sea nuestra referencia! Si hay algo que no esté de acuerdo con lo que ella nos enseña, desconfiemos, incluso si parece que suena bien.

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martes, 16 de mayo de 2017

UNA DECISIÓN DIFÍCIL

 
No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor, y apártate del mal.
Proverbios 3:7
El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en el Señor será exaltado.
Proverbios 29:25
 
 
La historia de Abdías (1 Reyes 18) tuvo lugar en Israel en el siglo 10 antes de Cristo. Los tiempos eran difíciles: Acab, un rey malo, gobernaba el país, y la reina Jezabel, una pagana, perseguía a los profetas de Dios. Además, la sequía asolaba el país desde hacía tres años. Pero Abdías era un creyente temeroso de Dios. Ocupaba la alta posición de gobernador del palacio real. No aprobaba la política del rey y se dedicó a velar sobre los siervos de Dios. Gracias a él, cien de entre ellos fueron librados de la muerte.
A pesar de esto, cuando Abdías encontró a Elías, el profeta de Dios, este último no le hizo ningún elogio y más bien se mostró frío. ¿Por qué?
Abdías temía a Dios, es cierto, pero su carrera profesional estaba antes que su celo por los intereses de Dios. No tenía la valentía de afirmar su fe ante Acab, ese rey impío, idólatra y perseguidor. Hubiese tenido que abandonar su alta posición social, renunciar a sus privilegios materiales e incluso arriesgar su vida para desligarse del mal. Pero su piedad no iba hasta allí. En cierto modo, su miedo a desagradar a su jefe era mayor que el de desagradar a Dios.
Podemos hallarnos en una situación similar y dejar en segundo plano los intereses de Dios para conservar un privilegio o una posición en el mundo. Pidamos al Señor que nos ayude a tomar una decisión por él. La Biblia nos dice: “Mejor es lo poco con el temor del Señor, que el gran tesoro donde hay turbación” (Proverbios 15:16).

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lunes, 15 de mayo de 2017

JESÚS HABLA A LAS MUJERES - "ESTA HA HECHO LO QUE PODÍA"

 
Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Marcos 14:3
 
 Juan 12:1-8
 
 
Poco tiempo después de la muerte y resurrección de Lázaro, Marta y María estarían nuevamente tristes debido a la muerte de Jesús. Pero algunos días antes de su crucifixión, todavía pudieron compartir con él una cena. Parece que solo María comprendió que el Señor iba a morir. ¿Qué podía hacer? Estaba sola ante el poder de los que habían decidido su muerte... Sola en medio de los discípulos, quienes no la comprendían... ¿Cómo podría expresar su simpatía a Jesús y su adoración?
Dios puso en su corazón el deseo de hacer algo por Jesús. Superó los obstáculos, sus temores y la reprobación de los demás. Hizo lo que estaba dentro de sus posibilidades al ofrecerle un perfume de gran precio. Jesús dijo: “Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura” (Marcos 14:8).
El gesto de María no fue comprendido, ni siquiera por los discípulos, quienes la criticaron por tener esa iniciativa. Por dolorosas que fuesen sus palabras, María no se defendió, pero el Señor, en quien ella creía, la aprobó delante de todos.
Este gesto fue un acto de adoración y de fe. Jesús estaba en el centro, “y la casa se llenó del olor del perfume” (Juan 12:3).
Sucede lo mismo hoy en día. Cuando expresamos nuestra adoración a Jesús, él es el centro, y todos los creyentes presentes pueden asociarse a ella.

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sábado, 13 de mayo de 2017

¿ES SU SALVADOR O SU JUEZ?

 
En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Romanos 2:16
Ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Hechos 17:31
 
 Varias veces la Biblia anuncia que Dios juzgará a los hombres. Esta perspectiva tal vez nos atemorice; quizás intentamos persuadirnos de que no es posible. ¿Y si fuera cierto? ¿Cómo podemos prepararnos para ese día?
La Biblia nos da la respuesta: pídale a aquel que un día será su Juez, que sea ahora su Salvador. Un día Jesús será el Juez de todos, pero ahora es el Salvador de todos los que creen en él. Como juez aplicará la ley divina, pero como Salvador ofrece la gracia de Dios.
Si ahora usted huye de él o lo rechaza, el día que tenga que encontrarlo, él será su juez y ya no habrá más esperanza. Pero si lo busca ahora, lo hallará como Salvador.
Sí, si creemos en Jesús no iremos “a condenación” (Juan 5:24) para rendir cuenta de nuestros pecados, pues la cuestión ya fue solucionada: el Señor Jesús llevó en la cruz el castigo que nosotros merecíamos. Claro que compareceremos ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10), pero será para que toda nuestra vida sea manifestada ante su luz. Allí no habrá condenación, ni siquiera juicio. Es una perspectiva que nos hace tomar muy en serio el asunto, y al mismo tiempo nos da un dulce consuelo: ¡tenemos la seguridad de que un día, después de todos nuestros desvíos, estaremos plenamente de acuerdo con Dios! Estaremos gozosos y alabaremos al considerar todo lo que Jesús hizo en nuestras vidas. ¡Y nada de lo que haya sido hecho para él será olvidado! (Hebreos 6:10).

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viernes, 12 de mayo de 2017

AÚN EN LA CÁSCARA

 
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
1 Corintios 2:9
 
 
El alma en el interior del cuerpo humano puede ser comparada al pajarito escondido en la cáscara del huevo. Si por algún medio el pollito pudiera enterarse de que al exterior del huevo existe un vasto mundo lleno de luz, flores, praderas, ríos, colinas; si se le dijera que todo es magnífico, que sus padres viven en ese mundo y que él mismo formará parte de él cuando salga de su prisión, no entendería nada y no creería nada de lo que se le dice. Si usted pudiera explicarle que un día verá todo esto con sus pequeños ojos, que volará con sus alas aún imperfectas, tampoco creería; ninguna prueba lo convencería.
Así mucha gente no cree en la vida futura ni en la existencia de Dios, porque no puede verlas mientras está en su «cáscara» terrenal. Su imaginación, semejante a ojos cerrados, a alas demasiado débiles, es incapaz de volar más allá de los límites de su razón; no puede ver con sus ojos físicos las cosas espléndidas y eternas que Dios preparó para los que le aman.
El hombre, criatura limitada, necesita la fe para elevarse al nivel de los misterios del Dios infinito. Es imposible que el ser humano con su inteligencia limitada pueda penetrar en las profundidades de los secretos divinos con los únicos medios que posee en sí mismo.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve... Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:1, 7).

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jueves, 11 de mayo de 2017

A CADA UNO SU PAPEL

 
Hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra.
2 Tesalonicenses 3:1
Orando en todo tiempo... y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que... me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio.
Efesios 6:18-19
 
 
Los pasajes del Antiguo Testamento son ricos en enseñanzas para nuestra vida cristiana. El combate de Israel contra Amalec (Éxodo 17:8-13) nos habla de diferentes servicios para Dios. En la llanura, Josué estaba a la cabeza de la batalla del pueblo de Dios contra una nación enemiga que lo había atacado. Al mismo tiempo, en la colina, Moisés levantaba las manos hacia Dios y oraba por los combatientes. “Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec” (Éxodo 17:11). Entonces Moisés, sostenido por sus dos asistentes, no dejó de orar hasta que la victoria fuese total.
Es muy importante que cada uno desempeñe su rol. Los que oran son tan útiles como los que están al frente. Su contribución es menos visible pero igual de real; tan pronto cesa, se nota su ausencia.
Aunque no haya recibido un don de evangelista, puedo orar por los predicadores. Si Dios me ha guardado de ser torturado o desterrado debido a mi fe, puedo orar por mis hermanos perseguidos. Aunque no sepa explicar la Biblia o consolar a los creyentes afligidos, sí puedo orar por aquellos que lo hacen. ¡No subestimemos la importancia de la oración, individual o colectiva! Los cristianos necesitan intercesores para ganar los combates espirituales. No hay que tener cualidades específicas para ello, sino solo interés por la Iglesia de Cristo, amor por nuestros hermanos y perseverancia.

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miércoles, 10 de mayo de 2017

¿QUÉ ES NUESTRA VIDA?

 
¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano del Señor la hizo? En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano.
Job 12:9-10
Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.
Salmo 103:14
 
 
Tenemos la tendencia a instalarnos en la tierra y a hacer proyectos como si nuestra vida fuese ilimitada. ¿Olvidamos que el espíritu de cada hombre está en las manos de Dios? ¿O queremos liberarnos de esta dependencia y tratar de explicar nuestra existencia mediante el fruto del azar y la acción del tiempo? ¿Hemos apreciado las bendiciones de Dios, lo que pone en nuestras manos, es decir, la vida y las innumerables capacidades? ¡Él tiene derecho de recibir algo a cambio! (Mateo 25:15-28). En vez de reconocer que fue Dios quien nos las dio, corremos el riesgo de utilizarlas en nuestro propio detrimento. Pero, en su gracia, Dios no nos paga según nuestras iniquidades. En efecto, se acuerda de que somos polvo, un “soplo que va y no vuelve” (Salmo 78:39).
Si nuestra vida solo es una “neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14), no olvidemos que nuestra alma nos será pedida (Lucas 12:20).
En la escala divina, todos nuestros proyectos son vanidad (Eclesiastés 1:14). Y, “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26). El rey Salomón dijo: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Eclesiastés 12:1).
¿Cómo recordarlo? ¡Leyendo la Palabra, orando!

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domingo, 7 de mayo de 2017

TIENE QUE SABERLO

 
A este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Hechos 2:36
 
 
El versículo citado nos concierne a todos, pues declara el lugar que Dios dio a Jesús. Dios es el que habla, y nosotros no podemos ignorarlo ni poner en duda su Palabra. Comentamos el versículo palabra por palabra:
–“Jesús”: este nombre significa “Dios Salvador”. Es Dios hecho hombre, vino a la tierra para participar de nuestra humanidad y al mismo tiempo revelarnos su divinidad. Él es el único nombre “dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
–“a quien vosotros”: Dios recuerda a su pueblo, “la casa de Israel”, la responsabilidad de la crucifixión; pero fue Pilato, el gobernador romano, quien lo entregó a los verdugos. Por lo tanto, los que no somos judíos debemos reconocer que esto también nos concierne, pues rechazamos al Enviado de Dios, que vino para salvarnos.
–“crucificasteis”: los hombres crucificaron al Hijo de Dios. Él murió en la cruz del Calvario. Aceptó el juicio que nosotros merecíamos debido a nuestra desobediencia, para que Dios no nos la tenga más en cuenta.
–“Dios”: aquel que tiene la autoridad suprema y la justicia... ¡sin olvidar el amor!
–“le ha hecho Señor”: A Jesús, el Hombre humillado, Dios lo hizo Señor, aquel que domina sobre todo y a quien debemos obediencia.
–“y Cristo”: también lo hizo Cristo, es decir, aquel que fue ungido, escogido para reinar.
Usted debe conocer estas verdades bíblicas y recibirlas con total seguridad, pues su futuro eterno dependerá de lo que haga con ellas.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

sábado, 6 de mayo de 2017

LA VIOLENCIA


Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Mateo 15:19
(Dios dijo:) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros.
Ezequiel 36:26

Esta tarde observaba a dos hermanitos que jugaban en el jardín. La calma solo duró unos instantes, pues pronto empezaron a discutir y a pelear. El mayor recibió un golpe de su hermano, quien rápidamente se lo devolvió. Intervine y les pregunté qué sucedía. Las dos respuestas fueron idénticas: «¡Él me pegó!». ¿Cuál era la verdadera? Me fue imposible oírla, pues cada uno culpaba al otro.
Esta pequeña disputa entre niños casi nos haría sonreír si no fuera el reflejo de una violencia mucho más seria en el mundo de los adultos. La Biblia nos dice que la violencia marca las relaciones humanas desde el principio: Caín mató a su hermano Abel. Desde ese suceso, ¡cuánta violencia ha habido en el mundo! En efecto, el corazón humano es egoísta y pronto para actuar con maldad. ¿Podemos erradicar esta raíz de mal que hay en nosotros?
La Biblia dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Señor” (Jeremías 17:9-10). El corazón del hombre no ha cambiado en el curso de las generaciones. La única solución para cambiar ese corazón tan duro es la que Dios, por amor, propone mediante su Hijo. Jesucristo da una vida nueva a aquellos que lo aceptan como Salvador; da un corazón nuevo en el que Dios derrama su amor mediante su Espíritu (Romanos 5:5).
¡Sí, con Jesús puedo tener una vida nueva, una vida marcada por la pureza y el amor!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

viernes, 5 de mayo de 2017

LA AUTORIDAD DE JESÚS

 
Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna.
Juan 12:49-50
 
 
Cuando estaba en la tierra, Jesús hablaba y actuaba con autoridad. Impresionaba a las multitudes, que decían: “Con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen” (Marcos 1:27). Sus palabras tenían un poder desconocido hasta ese momento. Podía curar las enfermedades mediante una simple palabra. Un oficial romano incluso le pidió: “Di la palabra, y mi criado sanará” (Mateo 8:8). Este oficial no fue decepcionado: “Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora” (Mateo 8:13).
Su autoridad también fue perceptible en su enseñanza. “Les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Marcos 1:22). Jesús no se apoyaba en tal o cual maestro de la ley para acreditar sus declaraciones. Simplemente afirmaba: “De cierto, de cierto os digo”.
¿De dónde tenía esta autoridad? Los evangelios nos dan la respuesta. Jesús es más que un hombre excepcional. Es el Hijo de Dios; quiso acercarse a su criatura para salvarla del mal y de la muerte. Su autoridad se establecía de forma natural, porque era Dios. Era visible en toda su vida, su comportamiento, sus palabras, porque había venido a revelar a Dios el Padre: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Era el Enviado del Padre, no para dominar, sino para liberar; no para condenar, sino para salvar a los que confiaban en él. ¡Esto todavía es cierto hoy!
¿Ha reconocido usted la autoridad de Jesús en su vida, con confianza y sinceridad?

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

jueves, 4 de mayo de 2017

¿POR QUÉ LA PRUEBA?

 
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
Santiago 5:11
 
 
Una persona mayor, que había pasado por muchos sufrimientos en su vida, me dijo: «Sabe, los que todavía no han tenido pruebas, es mejor que se vayan preparando».
Tarde o temprano todos pasamos por momentos difíciles, preocupaciones, tristezas, duelo... Esos sufrimientos producen reacciones muy diferentes según las personas.
Dios permite el sufrimiento... pero el creyente sabe que Dios lo ama y desea su bien. El libro de Job nos presenta a un creyente que había perdido todo: sus hijos, sus bienes y su salud. El último capítulo muestra qué aprendió Job en medio del sufrimiento:
–“Yo conozco que todo lo puedes...” (Job 42:2). Ahora Job mide su pequeñez ante Dios.
–“Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí” (v. 3). Con humildad reconoció la sabiduría del plan divino hacia él.
–“Oye, te ruego... tú me enseñarás” (v. 4). Deseaba estar atento a lo que Dios quería enseñarle.
–“Ahora mis ojos te ven” (v. 5). Mediante la prueba aprendió a conocer realmente al Señor.
–“Por tanto me aborrezco...” (v. 6). Reconoce y confiesa que en su ser interior no todo está conforme a la voluntad de Dios.
Las pruebas que Job tuvo que atravesar en su vida tenían como objetivo mostrarle que el Señor “es muy misericordioso y compasivo”.
Aprendamos a ver a Dios cuando el dolor invade nuestro horizonte. Él quiere llevarnos a su luz, recordarnos nuestra fragilidad y cuánto necesitamos su gracia.

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martes, 2 de mayo de 2017

PROGRESAR HACIA LA MADUREZ


Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.

2 Pedro 3:18

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

1 Corintios 3:6

¿Cómo crece el trigo? En Europa y América del Norte los pequeños granos se siembran en otoño y necesitan todo el invierno para convertirse en finos tallos verdes. Luego el viento acaricia y sacude sucesivamente las espigas que se van formando. A menudo la lluvia las azota y el sol parece quemarlas. Pero la planta continúa sacando alimento del suelo y madurando bajo el efecto del calor.
Para nosotros, cristianos, es lo mismo: maduramos lentamente. Pero, ¿qué puede ayudarnos a progresar espiritualmente? No es el ocuparnos de nosotros mismos, pensar en nuestro desarrollo personal, sino impregnarnos pacientemente, en nuestro interior, del ejemplo de Jesús, y esforzarnos para agradarle mediante nuestra manera de vivir. Contemplarlo a él nos transforma “en la misma imagen” (2 Corintios 3:18).
Progresamos cuando nuestro gozo abunda en el Señor, pero muchas veces crecemos más a través de las dificultades. Los fracasos y las tristezas, atravesados con el Señor, nos enseñan a conocernos mejor y a conocer más la fidelidad y el amor de Dios. También nos ayudan a comprender un poco a los que nos rodean.
Así como los padres se alegran por los progresos de sus hijos, Dios está atento al desarrollo espiritual de aquellos que pasaron a ser, mediante el nuevo nacimiento, sus hijos e hijas. Y su deseo es que cada uno de ellos se parezca cada vez más a Jesús, “el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2).

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lunes, 1 de mayo de 2017

EN EL CAMINO SEGURO

 
Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.
Romanos 4:21
Si tú le buscares, lo hallarás.
1 Crónicas 28:9
 
 
Desde su infancia, Roberto acompañaba a sus padres a las reuniones cristianas. A medida que el tiempo pasaba se sentía menos motivado; decía que había otras religiones, entonces cómo podía saber si la de sus padres era la buena. Además, decía que cuanto más fiel se es a una religión, más se practica, y más difícil es salir de ella. También pensaba que los líderes religiosos están tan seguros de tener la verdad, que a la mínima duda nos ponen en «el camino correcto» mediante explicaciones que no podemos contradecir, por falta de conocimiento, incluso si no nos satisfacen totalmente.
A pesar de ello, Roberto continuó leyendo la Biblia. El ejemplo de la conversión de Pablo le llamó la atención. Judío, seguidor de las enseñanzas de los maestros de la ley, fiel y activo para defender su fe, Pablo podía creer que estaba en el camino correcto. Pero un día el Señor Jesús se le reveló de manera tan clara que ya no hubo lugar a dudas (Hechos 9:1-22).
Este ejemplo puso fin a su confusión. Roberto quedó convencido de que si Dios está vivo, se da a conocer, según su promesa, a aquellos que lo buscan sinceramente. Comprendió que debía buscar no una religión, sino una verdadera relación con Dios. Solo su Palabra podía permitir que lo conociese, solo ella podía responder a las necesidades de su alma.
“Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18).
“Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Deuteronomio 4:39).

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