jueves, 29 de agosto de 2013

EL ANTIDOTO CONTRA EL ABURRIMIENTO



Cristo… por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2 Corintios 5:15


Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
1 Juan 4:9

«Francia se aburre», escribía un célebre editorialista poco antes de la explosión social de mayo de 1968. Quizá tenía razón, pero, ¿realmente han cambiado las cosas desde esa época? La vida actual, a pesar de las posibilidades que ofrece, ¿no conduce al aburrimiento?
Es cierto que los electrodomésticos nos evitan muchos trabajos que antaño eran pesados. Además, basta un sencillo clic para conectarnos con el mundo informativo, cultural y del ocio. Pero todo esto no cura el aburrimiento, incluso si lo atenúa momentáneamente, pues ese aburrimiento lo llevamos en nosotros.
Somos conscientes de que esa insatisfacción es más profunda, y la razón de ello es que a nuestra vida le falta sentido. ¿Sabemos por qué vivimos?
Dios quiere que vivamos una verdadera vida, plena de sentido, una vida que él mismo llenará y que tendrá como objetivo a Cristo en la gloria. El apóstol Pablo dio testimonio de ello cuando escribió en lo recóndito de una cárcel romana a los creyentes de la ciudad de Filipos (norte de Grecia): “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses. 1:21), y también: “Gozaos en el Señor” (cap. 3:1). En efecto, tenía un glorioso objetivo que le permitía ser feliz en todas las circunstancias (cap. 4:11). “Pero una cosa hago… prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (cap. 3:13-14).
¡Ésa es una vida que no deja ningún lugar al aburrimiento!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: