¿Cómo saber qué está bien y qué está mal? ¿Cuál es la diferencia? ¿Cuál autoridad decide entre lo que está bien y lo que está mal? El razonamiento humano no nos aclara nada, más bien nos confunde. Dios declara: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!” (Isaías 5:20). Es Dios quien nos da a conocer nuestro camino en medio del bien y del mal; y nos ha dado la conciencia como capacidad para hacer la diferencia.
Pero esta conciencia necesita una referencia. La Biblia es la Palabra de Dios. Jesús dice: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Sólo ella pone en contraste sin equívocos lo que está bien y lo que está mal. ¡Esta es la referencia universal e invariable! El problema es que el corazón humano está “dispuesto para hacer el mal” (Eclesiastés 8:11); no escucha de buena gana su conciencia, la cual lo advierte, y ésta se endurece cuando no se le hace caso.
Pero Dios no se cansa de invitar a escucharle y a obedecerle: “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma” (Isaías 55:3). “El que quiere amar la vida y ver días buenos… apártese del mal, y haga el bien” (1 Pedro 3:10-11)
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