lunes, 21 de julio de 2008

ALIENTO DEL CIELO PARA CADA DIA 210708



ALIENTO DEL CIELO PARA CADA DIA

Meditación Diaria: 7/21/2008 1:46:05 AM

por RICARDO "RITCHIE" PUGLIESE

SEÑORIO

ISAIAS 6:1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

El pasaje de este día parece a simple vista un pasaje no relevante para nosotros hoy, pero que en realidad contiene una gran enseñanza para la vida cotidiana. El profeta, en el tiempo en que había muerto el Rey Uzías, vio al Señor sentado en el trono reinando con Poder y Majestad. Aquí aprendemos que existen dos maneras de ver la vida: Bajo la óptica horizontal, natural, o bajo la óptica vertical, la de Dios. Si miramos la horizontal, es probable que veamos a nuestro alrededor la muerte de nuestros sueños, de nuestras esperanzas por alcanzar lo que tanto habíamos anhelado, la muerte de una relación amorosa que pensábamos que estaba viva. En fin, pueden ser diferentes situaciones donde sólo podemos ver dolor, tragedia y una sensación de frustración interior.

La clave como cristianos es siempre prestarle más atención a la óptica vertical. Allí veremos siempre al Señor reinando con poder y autoridad, sobre todo lo malo que vemos aquí en la tierra. ¿Sabe una cosa? El tiempo me ha enseñado que no importa la “muerte” que veamos en nuestra presente circunstancia, sino Quién está en control de todo. Él es el único Poderoso en cambiar nuestra “muerte” en vida abundante. En este día no se deje llevar por lo que sus ojos naturales ven, sino decida empezar a ver por fe, con sus ojos espirituales, al Señor que tiene control absoluto. Cuando veamos su señorío, nuestra fe crecerá y veremos en nuestras vidas la gloria de Dios.


CONFESION DE FE: EN MEDIO DE LA MUERTE QUE ME RODEA, VEO CON LOS OJOS DE LA FE AL SEÑOR REINANDO CON PODER


ORACION: Aunque mis tiempos sean de muerte, tu señorío no cambia, oh Señor. Tú sigues y seguirás reinando sobre toda situación, y tienes todo el poder para cambiarla. Me aferro en este día a Ti y me postro ante tu trono para alabarte y adorarte, porque contigo nunca está dicha la última palabra. ¡Tengo esperanzas porque Tú reinas sobre mi vida! Amén.

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