miércoles, 30 de agosto de 2017

¿MAÑANA SEREMOS TODOS INMORTALES?

Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

1 Corintios 15:54

Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
1 Corintios 15:2


Al parecer un equipo de investigadores descubrió un método para rejuvenecer las células humanas. Entonces surge la pregunta: ¿Y si pudiésemos convertirnos en inmortales gracias a los progresos de la ciencia? La esperanza de vida va creciendo año tras año, de modo que el hombre siempre espera llegar a alcanzar la inmortalidad, olvidando lo que Dios dijo al primer hombre en el huerto de Edén: “...el día que de él comieres (el árbol de la ciencia del bien y del mal), ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Adán y Eva desobedecieron, la sentencia se ejecutó y cada día podemos verificarla.
El hombre se convirtió en un ser mortal. Su cuerpo, sacado del polvo, vuelve al polvo cuando muere, pero su espíritu vuelve a Dios (Eclesiastés 12:7). Cuerpo y espíritu serán reunidos nuevamente el día de la resurrección final, y todos los hombres tendrán que encontrarse con Dios. Para los inconversos, Dios será el Juez a quien deban rendir cuentas. Mas los creyentes serán recibidos por un Padre conocido y amado. Todos los seres humanos, ya sea condenados lejos de Dios, o felices junto a él en el cielo, existirán eternamente. ¡Es una solemne realidad! Unos conocerán los tormentos eternos, los otros ya tienen la vida eterna.
Lo que hace que una persona pertenezca a una u otra de estas dos categorías, no es la calidad de su conducta, sino el hecho de haber creído o haber rechazado a Jesucristo durante su vida en la tierra.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

lunes, 28 de agosto de 2017

EL ARREBATAMIENTO DE LOS CREYENTES

 
 
Los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
1 Tesalonicenses 4:16-17
 
 
Estamos esperando la venida del Señor Jesús para que nos lleve al cielo. Es, en efecto, la promesa que hizo a los que creen en él. Examinemos lo que nos dice la Palabra de Dios sobre el arrebatamiento.
–¿Cuándo tendrá lugar?
En la Biblia, Jesucristo no nos da ninguna fecha exacta, pero prometió: “Vengo en breve” (Apocalipsis 22:20).
–¿Quién irá al cielo?
Todos los que durante su vida reconocieron que necesitaban el perdón y depositaron su confianza en Dios. Todos los creyentes, desde Adán hasta que Jesucristo regrese.
–¿Qué sucederá cuando tenga lugar el arrebatamiento?
Todo sucederá en un instante, “en un abrir y cerrar de ojos” (1 Corintios 15:52). Los creyentes que hayan muerto resucitarán con un cuerpo nuevo. Luego los creyentes que estén vivos en ese momento serán transformados y también tendrán un cuerpo nuevo (1 Corintios 15:52). Todos juntos serán llevados al cielo, al encuentro del Señor, quien vino a buscarlos.
–¿A dónde irán los creyentes cuando sean arrebatados?
Junto a Jesucristo, al cielo, a la casa del Padre. Cuando estaba en la tierra, el Señor Jesús declaró: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay... Si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).

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domingo, 27 de agosto de 2017

¿QUÉ PUEDO HACER POR TI?

 
 
Yo (Jesús) os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Lucas 11:9
 
 
–“¿Qué te haré yo?”, preguntó el profeta Eliseo a una viuda (2 Reyes 4:2). Esta mujer tenía deudas y no poseía ningún recurso. Eliseo añadió: “Declárame qué tienes en casa”. La respuesta fue elocuente: “Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite”. Él respondió satisfaciendo las necesidades de aquel hogar mediante una abundancia de aceite. Las deudas fueron pagadas y la familia alimentada.
–“¿Qué, pues, haremos por ella?” (2 Reyes 4:14), preguntó más tarde Eliseo a su siervo con respecto a otra mujer, pero esta vez era una mujer rica. La respuesta fue precisa: “He aquí que ella no tiene hijo”. El profeta llamó a la mujer y le hizo esta promesa: “Abrazarás un hijo” (2 Reyes 4:16). Y la promesa se cumplió.
–“¿Qué quieres que te haga?”, preguntó Jesús al ciego Bartimeo. La respuesta fue inmediata: “Maestro, que recobre la vista” (Marcos 10:51). Fue precisamente su ceguera lo que hizo que Bartimeo fuese a Jesús. Mediante una palabra Jesús le abrió los ojos, respondiendo a su fe de una manera extraordinaria.
Estos ejemplos nos animan a dirigirnos sencillamente a Dios, sin hacer discursos inútiles. No pensemos que es necesario emplear fórmulas consagradas para exponer a Dios nuestra situación o la de los demás. Tengamos la sencillez de decirle: «Este es el caso, necesitamos tu ayuda». Su respuesta siempre estará adaptada a nuestras necesidades.
Hoy Dios pregunta a cada uno de nosotros: ¿Qué puedo hacer por ti? La respuesta es un asunto personal entre él y nosotros.

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sábado, 26 de agosto de 2017

EL TIEMPO PASA

 
 
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir.
Eclesiastés 3:1-2
(Dios dijo:) En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido.
2 Corintios 6:2
 
 
Cuando fuimos a visitar a un amigo al hospital, pasamos por un pasillo llamado «Bulevar del tiempo que pasa». Los que lo llamaron así, sin duda se dieron cuenta de que el tiempo huye y no hay nada que pueda detenerlo. Pensamos en los que están sentados en la sala de espera con este cartel frente a ellos. Tiempo lleno de incertidumbre, de inquietud cuando hay que esperar el resultado de un examen, de un análisis, o el diagnóstico del médico. Tiempo que parece perdido para algunos. Tiempo en que la paciencia es puesta a prueba.
El tiempo parece pasar cada vez más rápido con la edad. “Mis días han sido más ligeros que un correo” (Job 9:25). El tiempo se nos escapa, pero ¿a dónde vamos? El cartel podría haber indicado: «Bulevar de nuestra vida». En el hospital vemos nacer a la gente, la vemos vivir con tristezas y sufrimientos, y la vemos morir. El tiempo no nos pertenece, pero el cristiano puede decir con confianza: “En tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15). Sabe que Dios conduce todo y que todas las cosas ayudan a bien a los que lo aman (Romanos 8:28).
¡Qué tranquilidad poder descansar en Dios, pues si la duración de nuestra vida está totalmente en sus manos, todo nuestro ser también lo está! (Job 12:10). Dios quiere llevarnos al descanso de su presencia dándonos la vida eterna mediante la fe en Jesucristo.
En el tiempo que nos queda por vivir, ¿no queremos depositar nuestra confianza en el Señor? “La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan” (Esdras 8:22).

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viernes, 25 de agosto de 2017

LA VERDAD


 
 
La verdad... está en Jesús.
Efesios 4:21
(Jesús dijo:) Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Tu palabra es verdad.
Juan 14:6; 17:17
 
 
«Verdadero en este lado de los Pirineos (Los Pirineos: Serranía que separa España de Francia), falso en el otro», decía el filósofo Blaise Pascal (Pensamientos, 294). Con esto quería decir que todas las verdades enunciadas por los hombres son relativas. Lo que parece verdadero en una época, puede ser desmentido en otra. Lo que se llama verdad en un lugar, no lo es automáticamente en otro. Y lo que a mí me parece justo, no lo es necesariamente para mi vecino.
Pero solo estamos hablando de verdades humanas. Ahora bien, Jesús se presenta como la verdad. Él es, efectivamente, la verdad divina y absoluta de todos los tiempos, en todo lugar y para todos. ¡Lo es tanto en el cielo como en la tierra! ¡Es la verdad eterna! Es la verdad en total contraste con Satanás, quien “es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
Si usted tiene sed de verdad, búsquela en Jesús y en su mensaje. La Biblia también es la verdad, porque es la Palabra de Dios. Al leerla hallará una descripción precisa de lo que ocurre en el fondo de su corazón, e igualmente una presentación exacta del mundo en su conjunto. Pero, sobre todo, descubrirá lo que Dios piensa de usted, y el amor que le tiene. Aprenderá que su pecado le expone al juicio de Dios, pero que Su gracia también le ofrece la liberación de ese juicio mediante la fe en Jesucristo, pues él murió por usted en la cruz.
¡Esta es la verdad anunciada por el Dios de verdad! En vez de especular en función de las corrientes de pensamiento humano, básese en Aquel que es “el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Juan 5:20).
*) Los Pirineos: Serranía que separa España de Francia.

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jueves, 24 de agosto de 2017

DIOS NO SE CALLA

 
 
Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?
Habacuc 1:13
Oíd, y vivirá vuestra alma.
Isaías 55:3
 
 
Cuando ocurren hechos dramáticos, a veces oímos decir: «¿Cómo puede Dios callar mientras suceden tantas cosas horribles en la tierra?».
Dios no es visible para el ojo humano (Juan 1:18), pero, ¿cómo podemos decir que no habla, que no se manifiesta? Toda la naturaleza expresa su poder eterno y su divinidad (Romanos 1:20), los cielos (el cosmos o el universo) cuentan la gloria de Dios (Salmo 19:1). La Biblia es la auténtica Palabra de Dios. Nos habló por los profetas del Antiguo Testamento y más tarde lo hizo a través de Jesucristo.
La Biblia se dirige a los hombres tales como son, es decir, todos pecadores e incapaces de estar ante su gloria (Romanos 3:23). ¿Cuál es su mensaje? “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18). Dios no permaneció indiferente a nuestro estado de pecadores perdidos, sino que envió a su Hijo Jesús para que sufriese en nuestro lugar el juicio que merecíamos. Jesús mismo declara a cada uno de nosotros: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Dios no se calla, sino que se dirige a usted con bondad mediante su Palabra, la Biblia: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). Dios le ama y le habla: ¿Le hablaría en vano?
“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende” (Job 33:14).

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martes, 22 de agosto de 2017

RESPUESTAS A MIS TEMORES

 
 
(Jesús) les dijo: ¿Dónde está vuestra fe?
Lucas 8:25
No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo.
Apocalipsis 1:17-18
No te desampararé, ni te dejaré.
Hebreos 13:5
 
 Lea Lucas 8:22-25
 
 
A menudo las dificultades de la vida hacen que en mi corazón nazcan dudas y preguntas, pero en la Palabra de Dios encuentro respuestas que me dan paz.
¿Por qué sentirme solo cuando Jesús me recuerda que siempre está conmigo y que nunca me desamparará? (Hebreos 13:5). “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
¿Por qué inquietarme si puedo descargar mi ansiedad sobre Cristo, quien cuida de mí? “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
¿Por qué dejar que las presiones de la vida cotidiana me abatan, cuando puedo estar animado gracias a la victoria de Jesús sobre el mundo? “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
¿Por qué temer que me falte algo, si tengo la seguridad de que Dios suplirá todas mis necesidades? “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
La Biblia me dice que el Señor es la fuerza de mi vida y que puedo actuar con confianza porque conozco a Dios. “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1).

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lunes, 21 de agosto de 2017

ALIMENTARSE BIEN

Apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

2 Corintios 6:17-18

Hoy, en los países occidentales, muchos velamos sobre la calidad de nuestra alimentación. Tratamos de consumir productos sanos y rechazamos ciertos alimentos «transformados» que presentarían riesgos para la salud.
Nos preocupamos por comer sanamente, pero quizás estemos menos atentos a aquello que alimenta nuestra mente y corazón, y que puede debilitar la conciencia. Los medios de comunicación presentan cada día un raudal de imágenes y frases malsanas. La inmoralidad y la violencia se exhiben sin ninguna vergüenza. Algunos productores de cine reconocen que estos son incluso elementos indispensables para que una nueva película tenga éxito comercial. Así, a menudo, nuestra mente está expuesta a “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16). La Palabra de Dios nos dice que esto es lo que caracteriza al mundo en el cual vivimos, un mundo gobernado por Satanás.
Sin embargo, Dios llama al cristiano a vivir separado del mal. Por supuesto, tener cuidado con nuestra alimentación es útil, pero es más importante aún vigilar sobre lo que entra en nosotros por nuestros ojos y oídos. La contaminación moral de nuestras mentes y corazones tiene consecuencias más graves todavía que una mala alimentación.
Cristianos, velemos para mantenernos alejados de esa contaminación que deshonra a nuestro Señor y pone trabas a nuestra vida cristiana. Alimentémonos con la “leche espiritual no adulterada” de la Palabra de Dios (1 Pedro 2:2).

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miércoles, 16 de agosto de 2017

LA BIBLIA NO ESCONDE NADA

 
 
La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu... y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12
Tú eres Dios, y tus palabras son verdad.
2 Samuel 7:28
 
 
Nos gusta escuchar cosas agradables, y la verdad sobre ciertos temas considerados sensibles a menudo es adulterada o disimulada. La historia sobre múltiples personajes célebres a veces está basada en indicios poco objetivos. Por ejemplo, en el antiguo Egipto no se relataban las guerras perdidas; solo se inscribía aquello que era gratificante o elogioso para el faraón de la época.
En la Biblia no sucede lo mismo. Desde Moisés hasta el apóstol Pablo, pasando por muchas otras personas, las debilidades y los pecados de todos son revelados. Dios no nos los esconde. Sus siervos, dirigidos por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21), hablaron de todos los aspectos de la vida sin maquillarlos: el mal, el bien, la sexualidad, el matrimonio, la vejez, el trabajo, la guerra, la paz, etc. La Palabra de Dios es viva; en todo tiempo cada uno puede reconocer que Dios le habla personalmente. La Biblia proyecta una gran luz sobre nuestros pensamientos, nuestra conducta y nuestros objetivos. Contrasta el bien y el mal.
Aún más, transforma la vida de todo el que la recibe con fe. Millones de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos pueden dar testimonio de ello y afirmar que la Palabra de Dios cambió sus vidas. La Biblia declara con toda claridad que soy pecador ante el Dios santo y justo, pero al mismo tiempo me muestra el amor de Jesucristo, su Hijo, quien murió por mis transgresiones y resucitó para mi justificación (Romanos 4:25).

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martes, 15 de agosto de 2017

¡ES MARAVILLOSO!

 
 
Jesús les dijo:... ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Mateo 21:16
De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lucas 18:17
 
 
El mensaje más bello que puedo escuchar y creer es el del Evangelio: ¡Jesucristo murió en la cruz para borrar mis pecados!
Este testimonio fue dado por Alicia, una niña de cinco años que había acompañado a su hermana al grupo de los «grandes» de un curso bíblico. El tema era la muerte de Jesús. Todos esos niños creían que, por amor a los que quería salvar, Jesús aceptó ser crucificado para llevar sus pecados. También habían escuchado lo que decían los burladores: “Desciende de la cruz... para que veamos y creamos” (Marcos 15:30-32). Entonces la maestra hizo la siguiente pregunta: ¿Por qué el Señor Jesús no podía bajar de la cruz?
Para sorpresa de todos, Alicia levantó su pequeño dedo. Con sus ojos azules fijos en la maestra, respondió seriamente: ¡Porque es maravilloso!
Jesús era Dios y hombre al mismo tiempo, pero sin ningún pecado. Por lo tanto, él sufría injustamente en la cruz, así como lo dijo el que estaba crucificado a su lado: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo” (Lucas 23:41). No eran los clavos lo que lo retenían, sino su amor por los hombres.
Alicia expresó simplemente con todo su corazón y en una palabra lo que había comprendido, y quién era Jesús para ella. Esta expresión de fe infantil animó durante muchos años a la joven maestra en su obra misionera en China.

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lunes, 14 de agosto de 2017

ESCLAVO DEL ALCOHOL

 
 
Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones.
Salmo 107:14
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4:32
 
 
¡Cuántas personas son esclavas de la bebida, como por ejemplo Andrés, un hombre de edad madura que cayó en el alcoholismo! Su mujer y sus hijos lo dejaron porque no soportaban vivir más con él. Perdió su trabajo, sus amigos y conocidos también lo abandonaron. Lo único que le quedaba era la botella, a la cual se aferraba, y un colchón en una habitación vacía...
¿Había esperanza para Andrés? Era un desdichado; sin embargo, no lograba liberarse de esas ataduras destructoras. Su fuerza de voluntad vacilaba cuando sentía su necesidad de alcohol; el engranaje parecía inexorable. A menudo tenía ideas oscuras y algunas veces trató de acabar con su vida. ¿Quién podría liberarlo?
En esa situación Dios intervino, ese Dios que saca al hombre “de las tinieblas y de la sombra de muerte”, y que puede romper las cadenas más sólidas. Condujo las circunstancias para que fuera a un centro de desintoxicación dirigido por creyentes. Allí Andrés tomó consciencia de que había caído muy bajo y de los sufrimientos que había causado a los demás. Reconoció que el alcoholismo forma parte de la lista de males provenientes del pecado, debido al cual Satanás mantiene esclavizado al hombre. Pero también descubrió que Dios es más fuerte que Satanás y que podía liberarlo. Le confesó todos sus descarríos y reconoció que era un pecador. Aceptó con gozo la buena noticia de que Jesucristo quería salvarlo, perdonar sus pecados y liberarlo del alcohol.
A partir de entonces pudo empezar una nueva vida con paz y gozo en el corazón.

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domingo, 13 de agosto de 2017

DIOS ES ACCESIBLE

 
 
Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
1 Juan 5:14-15
 
 
Antes de hacer una petición para obtener algo, nos preguntamos si la persona a quien nos vamos a dirigir puede darnos una respuesta satisfactoria. También tratamos de buscar el momento preciso para no molestarla y ser bien recibidos.
¡Qué diferencia con la acogida que tenemos cuando acudimos a Dios! Sabemos que él es todopoderoso, que nos ama: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). Podemos dirigirnos a él libremente, en todo tiempo, sin temor a molestarlo (Lucas 11:5-13).
¡Sí, en teoría sabemos todo esto! Pero, ¿lo creemos realmente cuando nos dirigimos a él? ¿No nos sucede que a veces oramos pensando que no nos va a responder? ¿Por qué sucede esto? Sencillamente porque nos hacemos una imagen de Dios a la medida de lo que es el hombre. Sin embargo, la Biblia nos habla de diferentes caracteres de Dios: su poder que libera, su fidelidad a sus promesas, su bondad en sus cuidados diarios...
Jesús vino a dárnoslo a conocer como Padre. “El Padre mismo os ama” (Juan 16:27). “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1). Aprendamos a conocerle en esta maravillosa relación. Esto nos llevará a comprender mejor su voluntad y en consecuencia a orar con mayor inteligencia y oportunamente.

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sábado, 12 de agosto de 2017

LA ADORACIÓN

 
 
Hijitos, guardaos de los ídolos.
1 Juan 5:21
Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Juan 4:23-24
 
 
¡Adoro! ¡Cuántas veces escuchamos esta expresión para dar a entender que me gusta una melodía, una comida bien preparada, un libro...!
En la Biblia, “adorar” tiene un sentido muy diferente. Es la actitud del creyente cuando toma conciencia de la grandeza de Dios, de la inmensidad de su amor y de su gracia para el hombre, criatura débil que cayó en el mal. Adorar, en el sentido bíblico, significa “postrarse”, y esto solo lo hacemos ante Dios. “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Mateo 4:10). Cambiar el sentido de la palabra “adorar” significa la pérdida de conciencia respecto a la presencia de Dios.
Sin embargo, a la inversa, incluso si ignoramos el primer sentido del verbo adorar, ¿acaso no nos postramos ante muchas cosas de este mundo? Quizá no lo hagamos ante ídolos de madera o mármol, pero ¿no estamos fascinados por la tecnología, por ejemplo, al pensar que resolverá nuestros problemas? Lo que ella nos ofrece invade nuestra existencia: bienestar, distracciones... ¡Cuántas horas pasamos ante una pantalla para divertirnos! Somos idólatras cuando no podemos vivir sin esos múltiples «dioses», o cuando no podemos apartar nuestros pensamientos de tal o cual personaje extraordinario.
Los amigos de Daniel, arriesgando su vida, rehusaron adorar una estatua (Daniel 3). Ellos adoraban a Dios. ¡Que su ejemplo nos anime a dar a Dios el primer lugar en nuestra vida!

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miércoles, 9 de agosto de 2017

¡QUÉ FELICIDAD!

 
 
(Dios dijo:) Bienaventurado el hombre que me escucha.
Proverbios 8:34
Mis siervos cantarán por júbilo del corazón.
Isaías 65:14
 
 
Esta era la expresión favorita y a menudo repetida por los presentadores de un programa que atraía a millones de telespectadores. ¡Pero la realidad era totalmente diferente! Interrogadas al final de la serie de programas, las personas que habían sido invitadas a participar hacían un balance triste y amargo. Una de ellas dijo que lo único que habían hecho era explotar su ingenuidad, otras declararon que todo era hipocresía. ¡Qué lejos estaban de la felicidad!
Debemos reconocer que este mundo solo nos propone una felicidad artificial, virtual y mentirosa; los momentos de alegría pasajera que nos ofrece solo son artificios y engaños.
Desde que el pecado entró en el mundo (Romanos 5:12), el hombre que vive sin Dios está privado de la verdadera felicidad. Cuando cree haberla encontrado, solo se trata de una impresión fugaz, pasajera, y nunca duradera. La Biblia precisa: “Si aquel viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar?” (Eclesiastés 6:6).
La verdadera felicidad solo puede venir de un acercamiento a Dios. Jesucristo el Salvador dio su vida perfecta y justa por amor a nosotros, para salvarnos de la muerte eterna y para que estemos en paz con Dios. Un amor así va más allá de la razón, pero confiere al corazón paz y gozo (Gálatas 5:22). La Biblia nos invita a ir a Dios para conocer su paz y la verdadera felicidad, eterna, obtenida por el amor de Jesús.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días” (Salmo 23:6).

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martes, 8 de agosto de 2017

SE HACE LO QUE SE PUEDE

 
 
Vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
1 Pedro 2:25
Hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.
Salmo 143:8
 
 
«Todo el mundo es diferente y cada uno trata de conducir su vida con sus propios medios como puede». Este comentario pesimista de uno de nuestros lectores refleja el pensamiento de muchos sobre la manera de conducir su vida. Se hace lo que se puede, lo mejor posible, vamos de un lado a otro sin tener ningún punto de referencia, ninguna seguridad.
¡Nada de esto es nuevo! Hace casi tres mil años, un profeta constataba: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino” (Isaías 53:6). Y Jesucristo mismo “tuvo compasión” de las multitudes, “porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36).
“El hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Pero Dios quiere orientar nuestra vida de forma segura. En la Biblia nos revela su plan para el bien de su criatura. Él traza una senda para el que quiere escuchar. Primero nos da un punto de partida llamado el nuevo nacimiento. Se llega a él mediante la fe en su Hijo Jesucristo. Luego nos muestra el destino, es decir, la felicidad de estar con él en el cielo. Para indicarnos el camino que debemos seguir cada día, nos guía por medio de su Espíritu: “Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Isaías 30:21). Mediante su Palabra nos ilumina: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).

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lunes, 7 de agosto de 2017

REVELACIÓN DE DIOS ES LA BIBLIA

 
Os he enseñado... que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día.
1 Corintios 15:3-4
Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Romanos 10:11
 
 
La Biblia es un mensaje vivo. Si usted cree en la Palabra de Dios, experimentará que ella produce en usted lo que dice. Ella crea pensamientos y referencias nuevas, una paz interior profunda y la seguridad de la vida eterna. Este mensaje es la buena nueva, es decir, el Evangelio que proclama que “Cristo murió por nuestros pecados” (1 Corintios 15:3). ¡Sí, el Hijo de Dios murió por usted y por mí! No piense que ante Dios usted está limpio, que no cometió pecados, o que hizo suficientes buenas obras para equilibrar el peso de sus faltas. Eso equivaldría a pensar que Dios miente, pues en su Palabra dice que todos los hombres pecaron y están destituidos de su gloria. Tendré acceso a esta gloria si acepto que todo aquel que cree en Cristo es justificado ante Dios ¡gratuitamente! Entonces puedo disfrutar de la gracia divina, perfecta.
Ese maravilloso regalo de Dios se hace posible porque Jesús, su Hijo, sufrió en mi lugar el juicio que yo merecía por mis pecados. Me amó, pagó el precio, dio su vida, su sangre fue derramada en la cruz. Dios perdona a todo el que cree, lo declara justo y le da la vida eterna. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados (Romanos 3; Juan 3; 1 Juan 1).
Dios le ama y le está llamando. Acérquese a él ahora y descubra el mayor testimonio de su amor y de su poder: Jesús murió, pero no permaneció en la tumba; Dios lo resucitó de entre los muertos y ahora vive para siempre.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

martes, 1 de agosto de 2017

DIOS SE REVELA

 
Varones atenienses... pasando y mirando... hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios no conocido.
Hechos 17:22-23
No se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
Hechos 14:17
 
 
Los griegos habían construido en Atenas un altar “al Dios no conocido”. Reconocidos entre los más sabios de los pueblos de la Antigüedad, fundadores de la filosofía, admitían que su sabiduría no les había permitido conocer a Dios.
Si tratamos de conocer a Dios con nuestra inteligencia, si procuramos ir a él mediante nuestros esfuerzos, seguirá siendo para nosotros el Dios desconocido. Pero él se acerca a nosotros y nos busca. Es el Dios que se da a conocer porque nos ama.
Dios no apareció en todo el esplendor de su gloria. El hombre no hubiese podido verlo y permanecer vivo (Éxodo 33:20). Pero Dios nos interpela y quiere ganar nuestra confianza. Nos da pruebas de su existencia y de su presencia, y espera una respuesta de nosotros: la respuesta de la fe.
Dios dio señales de su poder y de su sabiduría mediante el testimonio de la Creación. También se dio a conocer por las palabras que están escritas en un libro: la Biblia. La revelación de Dios va mucho más allá que el testimonio de la naturaleza, más lejos aún que las palabras de los profetas: finalmente nos habló en la persona de su Hijo Jesucristo. Jesús vino del cielo, enviado por Dios, manifestó la naturaleza de Dios: amor y luz.
¡La fe cristiana consiste en recibir ese don! ¿Lo recibió usted?

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)