martes, 15 de agosto de 2017

¡ES MARAVILLOSO!

 
 
Jesús les dijo:... ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Mateo 21:16
De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lucas 18:17
 
 
El mensaje más bello que puedo escuchar y creer es el del Evangelio: ¡Jesucristo murió en la cruz para borrar mis pecados!
Este testimonio fue dado por Alicia, una niña de cinco años que había acompañado a su hermana al grupo de los «grandes» de un curso bíblico. El tema era la muerte de Jesús. Todos esos niños creían que, por amor a los que quería salvar, Jesús aceptó ser crucificado para llevar sus pecados. También habían escuchado lo que decían los burladores: “Desciende de la cruz... para que veamos y creamos” (Marcos 15:30-32). Entonces la maestra hizo la siguiente pregunta: ¿Por qué el Señor Jesús no podía bajar de la cruz?
Para sorpresa de todos, Alicia levantó su pequeño dedo. Con sus ojos azules fijos en la maestra, respondió seriamente: ¡Porque es maravilloso!
Jesús era Dios y hombre al mismo tiempo, pero sin ningún pecado. Por lo tanto, él sufría injustamente en la cruz, así como lo dijo el que estaba crucificado a su lado: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo” (Lucas 23:41). No eran los clavos lo que lo retenían, sino su amor por los hombres.
Alicia expresó simplemente con todo su corazón y en una palabra lo que había comprendido, y quién era Jesús para ella. Esta expresión de fe infantil animó durante muchos años a la joven maestra en su obra misionera en China.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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