lunes, 21 de agosto de 2017

ALIMENTARSE BIEN

Apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

2 Corintios 6:17-18

Hoy, en los países occidentales, muchos velamos sobre la calidad de nuestra alimentación. Tratamos de consumir productos sanos y rechazamos ciertos alimentos «transformados» que presentarían riesgos para la salud.
Nos preocupamos por comer sanamente, pero quizás estemos menos atentos a aquello que alimenta nuestra mente y corazón, y que puede debilitar la conciencia. Los medios de comunicación presentan cada día un raudal de imágenes y frases malsanas. La inmoralidad y la violencia se exhiben sin ninguna vergüenza. Algunos productores de cine reconocen que estos son incluso elementos indispensables para que una nueva película tenga éxito comercial. Así, a menudo, nuestra mente está expuesta a “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16). La Palabra de Dios nos dice que esto es lo que caracteriza al mundo en el cual vivimos, un mundo gobernado por Satanás.
Sin embargo, Dios llama al cristiano a vivir separado del mal. Por supuesto, tener cuidado con nuestra alimentación es útil, pero es más importante aún vigilar sobre lo que entra en nosotros por nuestros ojos y oídos. La contaminación moral de nuestras mentes y corazones tiene consecuencias más graves todavía que una mala alimentación.
Cristianos, velemos para mantenernos alejados de esa contaminación que deshonra a nuestro Señor y pone trabas a nuestra vida cristiana. Alimentémonos con la “leche espiritual no adulterada” de la Palabra de Dios (1 Pedro 2:2).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: