sábado, 3 de enero de 2009

DESTINO DE TRIUNFO ASEGURADO

Si Usted se ha estado preguntando en este tiempo: - ¿Por qué, a pesar de que Dios me ha dado una palabra específica bendecida acerca de mi futuro, al presente estoy padeciendo muchos ataques espirituales? - Lea este artículo de edificación espiritual con atención y… ¡siga hacia adelante hacia el destino bendecido que Dios ha trazado para su vida!

DESTINO DE TRIUNFO ASEGURADO

La vida cristiana es similar a una travesía, donde tenemos que recorrer distintas etapas y situaciones a través del tiempo, en las cuales se hace necesaria la fe en el Señor, creyendo que El nos guiará paso a paso e irá siempre con nosotros para ayudarnos a alcanzar nuestro destino espiritual. Cuando hablamos de destino no estamos hablando de la salvación sino de conquistar en vida todo lo que Dios nos ha encomendado.

En Filipenses 1:6 leemos lo siguiente: “estando persuadido de esto, que el que comenzó
en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”


Cuando recibimos a Cristo en el corazón, Dios comenzó en nosotros una buena obra, es decir, nos dio un nuevo destino de triunfo asegurado. Siempre que Dios comienza algo lo termina bien, aunque muchas veces el proceso no es de la manera que imaginamos.

Muchos de nosotros, quizás por falta de enseñanza bíblica u otro motivo, creemos que nuestro andar cristiano sólo será un “lecho de rosas” y que ser bendecidos implica solamente estar felices y contentos sin atravesar inconvenientes en el camino. Muchos de nosotros hemos crecido con la mentalidad de “bellos durmientes” y no con la mentalidad de guerreros victoriosos en Cristo. Dios está cambiando las cosas dentro de Su Iglesia y es por eso que se hace indispensable hoy, más que nunca, entender la actitud de Pablo y lo que él quería decir cuando mencionó la frase “estoy persuadido”.

¿Qué significa estar persuadido? Básicamente significan cuatro cosas:
Ser convencido por Dios por medio de Su Espíritu Santo
Fe activada al creerle a Dios que es fiel para cumplir lo que prometió
Fe vigente y continuada al caminar creyendo y confesando la Palabra de Dios
Fe agigantada al atravesar circunstancias y obtener victorias espirituales

Cuando Pablo le dijo a la Iglesia de Filipos que estaba persuadido de que Dios era fiel para trazar nuestro destino y llevarlo a cabo totalmente, les estaba diciendo que él previamente había sido convencido por el Señor, que su fe había sido activada para creerle a Dios, que su fe no había menguado sino que estaba “fresca” por el Espíritu Santo, y que a medida que avanzaba hacia la meta su fe iba tomando nuevas alturas espirituales.

Cualquiera pudo haber dicho esa frase “estoy persuadido”, pero Pablo no era como muchos de nosotros que tantas veces hablamos más de lo que vivimos. El Apóstol era un santo hombre de integridad que lo que decía lo vivía, y lo que vivía lo transmitía a otros para impartir vida espiritual.

El Señor en este tiempo quiere que usted y yo nos levantemos y empecemos a ver las cosas desde la óptica de Dios, a fin de darnos cuenta que la clave para llegar a la realización total de nuestro destino en Dios consiste lisa y llanamente en estar persuadidos, en fe, de que Dios nos trazó un destino y que El será fiel para que podamos llegar a buen puerto.

A continuación recorreremos una travesía en la vida del Apóstol Pablo, una vez que fue tocado por Dios y transformado de Saulo de Tarso a Pablo de Cristo. Lo que veremos a continuación va a darle mayor crédito a las Palabra de Pablo y nuestras vidas serán ministradas con su ejemplo poderoso.

Leemos en Hechos 23:11 lo siguiente: “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.”

El destino que Dios aquí le había trazado a Pablo era ir hacia Roma, Italia. Dios al darle esa palabra directiva había “comenzado una obra”, como dice el pasaje de Filipenses 1:6, y vamos a ver cómo Dios fue fiel para que Pablo llegase a destino.

En Hechos 27:1 leemos que comienza el viaje hacia el destino trazado por Dios. En el v.3 leemos que Pablo se encuentra con amigos y el viaje es realmente placentero. Todo estaba tranquilo y maravilloso, sin ningún problema. Puedo imaginarme a Pablo, feliz y pensando: - Dios me dio la palabra profética de ir a Roma. Gloria al Señor que todo el viaje será como hasta ahora, sin problemas -. ¿Se identifica con el pensamiento de Pablo? Generalmente creemos que cuando Dios nos marca un “destino” (puede ser un cambio de ministerio, ir a una nueva ciudad a ministrar, alcanzar una meta espiritual, obtener un bien material, salud, etc.) que todo se dará naturalmente y sin problemas. El Señor desde el cielo miraba a Pablo y le decía: - Hijo mío ¿Estás persuadido completamente de todo lo que te dije? Seguramente la respuesta de Pablo, ante un viaje “tan bendecido” fue: - ¡Sí Señor, todo el viaje es maravilloso! – Dios iba a probar primero a Pablo para que con su vida reflejara lo que luego escribiría con su pluma, pues nadie puede escribir y/o predicar con autoridad, sin primero vivir lo que se transmite.

A pesar de lo que Pablo estaría pensando y muchos de nosotros imaginaríamos, las cosas comenzarán a cambiar radicalmente, pues en Hechos 27:4 dice que los “vientos eran contrarios”. Note la palabra “contrarios”. No era un viento a favor para ayudar el movimiento de la nave sino que era un viento con el propósito de entorpecer su avance. ¿De qué manera los vientos entorpecían a la nave? el v.7 menciona cuatro frases claves: “muchos días”; “despacio”, “a duras penas”; “nos impedía”. Estas palabras representan mucho más que un viento natural contra la nave, en realidad era un viento sobrenatural que viene de parte del enemigo, el diablo. El enemigo cuando se entera que alguien del Pueblo del Señor recibe un destino en Dios, automáticamente se pone en marcha para trazar una estrategia con el fin de demorar, y si fuera posible, destruir el glorioso plan que Dios tiene para nuestras vidas, familias, empresas y ministerios. El propósito de estos vientos contrarios era hacerle “creer” a Pablo (en realidad sería llenarlo de incredulidad) que nunca llegaría a tiempo al destino de Dios. Esto mismo le va a suceder a usted y es necesario que lo sepa de antemano, si todavía no le ha pasado. El Señor le ha comisionado con un nuevo destino espiritual y se levantaron de repente contra usted vientos contrarios de parte del enemigo. ¿Le ha pasado algo similar hace un tiempo o le está sucediendo actualmente? Los vientos contrarios son inevitables cuando somos hombres y mujeres de destino de triunfo asegurado dado por Dios.

El relato sigue en Hechos 27:13 donde todo parece tranquilizarse, pues allí dice: “y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban…” Es probable que Pablo haya reaccionado como muchos de nosotros: - ¡Qué bueno! Se fue ya el viento contrario y ha venido la brisa que nos impulsará hacia mi destino (Roma)!... pero de repente el v.14 dice: “pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.”
Para poder entender la dimensión destructiva de este viento huracanado debemos leer el v.18 donde dice que se había desatado una “furiosa tempestad”. El Euroclidón era una mezcla de vientos huracanados con una furiosa tempestad. El v. 14 nuevamente vuelve a aclarar la naturaleza de este viento. Dice que éstos venían “contra la nave”. Nuevamente volvemos a lo mismo de antes: El enemigo ahora intensifica su ataque para no sólo demorar, sino destruir la nave para que Pablo no llegase el destino estipulado por Dios.

En Marcos 4:35-41 vemos este tipo de inclemencia espiritual cuando Jesús les dijo a sus discípulos que fuesen al otro lado, y en el medio de la travesía se desató contra ellos una gran tempestad, la cual fue reprendida por El Señor y se detuvo en el instante. En el caso de Pablo, como quizás esté sucediendo en su vida ahora mismo, usted ha reprendido al enemigo, confesado la palabra, ha sido fiel como siempre, y nada parece cambiar la situación, ¡más bien parece empeorarse! Esto sucede debido a que la actitud de fe inquebrantable que usted tiene (estar persuadido), hace que el enemigo se retuerza de odio contra su vida, pues a pesar de los vientos contrarios usted ha decidido continuar confiando en el Dios que le ha dado un destino y ¡allí llegará! En estas circunstancias es donde nuestra fe y certeza espiritual es probada. Recuerde que nada puede ser aprobado sin primero ser probado. El Señor, como seguramente le preguntó a Pablo en medio de semejante lucha espiritual: ¿Estás todavía persuadido?, de la misma manera hoy Él le está haciendo la misma pregunta a usted. ¿Está todavía firme en su fe y persuadido, que el plan de Dios se cumplirá totalmente en su vida, familia, negocio o ministerio, o ya ha bajado sus brazos vencido, creyendo las mentiras del enemigo?

Note la secuencia de los ataques: Primero vinieron contra Pablo los vientos contrarios, luego el Euroclidón enfurecido y ahora en Hechos 27:20 vemos cómo el enemigo no se da por vencido y lanza su tercer ataque: “y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.”

Ya la situación se empeora aun más y se la define como “acosados por una tormenta no pequeña”. La palabra “acosar” significa “perseguir a alguien con empeño”. La característica de este momento era que era un tiempo oscuro donde no se veía nada. Es probable que a usted le esté sucediendo algo similar en este tiempo. Primero vinieron contra usted los vientos contrarios, luego el Euroclidón con su ferocidad y ahora todo el panorama está oscuro, sin salida natural. Usted mira a su alrededor y sólo ve complicaciones sin salida. ¿Se va dando cuenta la importancia de estar persuadidos completamente creyendo que el mismo Dios que nos dio el destino nos llevará a destino? Esa certeza interior es la única fuente de agarre, donde aprendemos que Dios hace algo o nos hundimos.

Sumado a todo lo que recién mencionamos se suma otro enemigo. El v. 21 habla de que “ya hacía mucho que no comíamos”. En el momento en que tenían que estar más fuertes, les escaseaba la alimentación básica, lo cual los debilitaba. Esto representa la carencia de las cosas básicas, vitales de la vida cotidiana, que nos quieren frenar e impedir que avancemos a nuestro destino. ¡Qué fácil es escribir esto, pero que difícil es atravesarlo! Cuando todo esto arrecia contra nosotros: ¿Todavía seguimos firmes creyendo, totalmente persuadidos?

Pablo contra todos los pronósticos humanos y diabólicos (que pensaban que se iba a declarar vencido) se levanta con certeza de fe y dice: en los v. 22-25 “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque
esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César (en Roma); y he aquí Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo…”

Pablo se levantó en fe, pues Dios le había hablado diciendo que no temiese y que llegaría al destino que El le había trazado. En su caso era ir a Roma. Dios también a usted le dice en este momento que no tema la furia del enemigo que ha venido contra su vida, familia, empresa o ministerio; si se mantiene creyendo en Dios y Su Palabra, usted llegará al destino con la bendición de Dios. Los hombres y mujeres persuadidos con certeza de fe siempre son hombres buscadores de Dios, amantes de la comunión íntima con el Señor, pues allí está la fuente de la victoria. Cuando estas cosas suceden, muchos comienzan a renegar y enojarse con Dios, creyendo las mentiras del diablo. Resultado: Se corta la relación con Dios y eso significa quedar encallados en medio de la travesía sin poder llegar al lugar de destino. Nunca llegaremos al cumplimiento de nuestro destino por habilidad personal, buenas ideas o proyectos, sino solamente por mantener nuestra intimidad y dependencia con el Señor.

El relato continúa con el naufragio, por lo cual todos tienen que abandonar la nave (Hch. 27:39-44). Me llama la atención cómo fue el proceso. En Hechos 27:44 leemos que “y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra”. El enemigo ya estaba cantando victoria al hundirles la nave, pero Pablo y el resto llegaron a salvo a la isla utilizando partes de la nave. Esto nos muestra la fidelidad de Dios y que Él puede utilizar cualquier cosa, por más pequeña que parezca, para que sigamos nuestra travesía y lleguemos a destino. Dios en este tiempo le ha enviado a usted “tablas y partes de la nave destrozada” para que pueda continuar hacia su destino. El lo hace, no me diga cómo ni de dónde, pero, ¡Dios lo hace!

Luego de semejante “viajecito”, Pablo estaría realmente cansado y agotado. El viaje de “placer” fue un viaje impensado. Cuando llegaron a salvo a la isla, Pablo se ocupó de ayudar a mantener el fuego que previamente había sido encendido por la gente del lugar… de golpe algo sucede. Dice el v. 28:3 “Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó en el fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.”
Pablo estaba ayudando a mantener avivado el fuego y por pretender colaborar recibió la mordedura de una víbora. Esta clase de “picadura” sólo la reciben los que se atreven en Dios a ser avivadores del fuego del Espíritu Santo dondequiera que vayan. Este es un ataque especial del enemigo para los encendedores del fuego de Dios en la vida de los demás. ¡Bendito sea el Señor que para cada ataque del enemigo, siempre tiene antídotos y armas eficaces superiores! El Señor es la puerta, por eso siempre tiene una salida victoriosa ante cada ataque del enemigo, nunca lo olvide. La imagen de Pablo, con lo que le hizo a la víbora, refleja lo que hace esta “casta especial de avivadores del fuego” de Dios. Dice el v. 5 “pero él sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.” ¿Sabe cómo se llama esto? “PDS”. Cuando alguien se juega por lo que Dios le ha dicho y sigue avanzando hacia su destino a pesar de semejante oposición, es dotado por el Señor con Su “PDS” (Protección Divina Sobrenatural) Como alguien dijo una vez: “somos inmortales hasta que nos llegue el tiempo estipulado por Dios de irnos de esta tierra a la presencia del Señor”. Es tiempo de mantenerse creyendo que no nos iremos de este mundo derrotados por el enemigo y sin antes ver cumplido, punto por punto, todo lo que Dios nos ha prometido. Los hombres y mujeres de destino no se la pasan hablando de lo que el enemigo les hace, sino que se sacuden el ataque del enemigo y siguen hacia adelante sin ningún daño, hacia su destino. ¡Aleluya!

Al enemigo las cosas le salieron al revés, pues pensaba eliminar a Pablo de una buena vez, y el que resultó eliminado fue él (la víbora, figura del enemigo) y además como resultado de semejante milagro sobre la víbora, hizo que el Espíritu Santo se derramara ministrando sanidad en medio del pueblo (28:8-9) y además la gente empezó a bendecir materialmente a Pablo. El relato dice que les “honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.”. Pablo no sólo fue protegido sino provisto sobrenaturalmente por el Señor. Esa “picadura” que el enemigo le ha querido dar, la cual usted canceló su efecto mortífero en el nombre de Jesús, redundará en su vida en un nuevo mover de Dios, no sólo dándole oportunidad de ministrar a la gente necesitada sino también a usted de ser ministrado por el Señor en su necesidad material. ¡Reciba esto de parte de Dios!

El libro de los Hechos termina diciendo que Pablo llegó a Roma sano, salvo y prosperado. Allí fue utilizado con poder para glorificar el Nombre de Dios y extender el Evangelio de Jesucristo (Hch. 28:30-31)

Esta misma historia, el Señor la quiere repetir en todos aquellos valientes, hombres y mujeres, que a pesar de haber recibido los vientos contrarios, el feroz Euroclidón, tiempos oscuros y de escasez, sumado a la picadura de la víbora (usted entiende que estoy hablando en términos espirituales) siguieron fieles totalmente persuadidos de la fidelidad de Dios. A esa clase de gente Dios las premia con la llegada al lugar de destino. Le invito en este momento a que busque a Dios para gozarse en Él y Su fidelidad para con usted. El Señor en este día le ha dado luz y entendimiento para poder entender la dimensión de los ataques que ha recibido de parte del enemigo. Siempre la dimensión de los ataques va en proporción a la dimensión del destino que Dios le ha dado. ¿Ha sido grandemente atacado? ¡Entonces es porque el destino que Dios le ha dado es muy grande!

Es tiempo de levantarnos del sueño y despertar a esta hermosa realidad: ¡Que somos un Pueblo bendecido por Dios con un destino de triunfo asegurado! ¡Aunque al enemigo no le guste!

Por Ricardo Pugliese

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