domingo, 22 de abril de 2012

EXTRANJERO


Conforme a la fe murieron todos éstos… confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
Hebreos 11:13


Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
Filipenses 3:20
Abraham, llamado por Dios a salir de su país para ir a Canaán, expresó claramente a los que lo rodeaban que él no era de ellos: “Extranjero y forastero soy entre vosotros” (Génesis 23:4).
Al igual que Abraham, hoy los creyentes son extranjeros en un mundo que crucificó a su Señor.  Su verdadera patria está en el cielo donde, por su obra en la cruz, Jesús les ha asegurado un lugar.
¿Cómo se comporta un extranjero que ama su patria? No pasa desapercibido, pues su conducta, su mentalidad y sus costumbres lo delatan.  Habla de su país, desea que los demás conozcan sus atractivos, defiende sus intereses, desea volver regularmente.
Amigos creyentes, podemos trasladar todo esto al plano espiritual.  Hablando de los suyos al Padre, Jesús dijo: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:14).  ¿Manifestamos esto en nuestra forma de vivir? O, por el contrario, ¿a veces tratamos de actuar como los demás, quizá por miedo a ser rechazados? ¿Somos esos fieles embajadores de Cristo, siempre listos para hablar de nuestro Salvador y suplicar a los que nos rodean que se reconcilien con Dios? (2 Corintios 5:20).  En otras palabras, ¿esperamos fervientemente el día en que el Señor venga a buscarnos y nos lleve a nuestra patria celestial, la casa del Padre?

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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