(Jesús dijo:) He aquí, yo
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él,
y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20
Jesús
compara nuestra vida con una casa cuyo propietario es él y nosotros somos sus
inquilinos. Por lo tanto, cuando estamos
en nuestra casa, realmente estamos en la suya. Hemos amueblado nuestra vivienda según
nuestras conveniencias y gustos; hemos organizado nuestra vida, nuestros
proyectos… en otras palabras, nos hemos instalado. Él, el Salvador, todavía está fuera, a la
puerta. Está ahí quizá desde hace mucho
tiempo, y podría seguir ahí todavía durante mucho tiempo, porque es paciente. ¿Lo dejaremos entrar? ¿Le abriremos la puerta?
Ahí está el asunto. Nosotros tenemos la
llave; está por la parte de adentro. Él
está al exterior; llama y espera.
Jesucristo se presenta ante nosotros, por lo tanto debemos tomar una decisión.
¿Formamos parte de los que no abren, de los que dicen: «Abriré más tarde»? ¿O somos de los que deciden abrir sin tardar?
Preguntémonos de qué lado de la puerta se halla Jesús: ¿Adentro o afuera? ¿Está al exterior o al interior de nuestra vida? Toda nuestra vida cambia si Él vive en nosotros. Así que, si aún no lo ha hecho, ábrale ahora mismo.
Entonces entrará, y con él vendrá esa verdadera felicidad que no depende de las circunstancias de la vida, y que quizás usted busca desde hace tanto tiempo.
“Vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Jesucristo se presenta ante nosotros, por lo tanto debemos tomar una decisión.
¿Formamos parte de los que no abren, de los que dicen: «Abriré más tarde»? ¿O somos de los que deciden abrir sin tardar?
Preguntémonos de qué lado de la puerta se halla Jesús: ¿Adentro o afuera? ¿Está al exterior o al interior de nuestra vida? Toda nuestra vida cambia si Él vive en nosotros. Así que, si aún no lo ha hecho, ábrale ahora mismo.
Entonces entrará, y con él vendrá esa verdadera felicidad que no depende de las circunstancias de la vida, y que quizás usted busca desde hace tanto tiempo.
“Vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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