ALIENTO DEL CIELO PARA CADA DIA
Meditación Diaria: 8/2/2008 1:04:52 AM
por RICARDO M. PUGLIESE
INIQUIDAD
SALMO 66:18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.
Siguiendo con esta serie sobre la vida de oración, hoy trataremos acerca de lo que frena nuestra vida de oración. Hay veces que apartamos el tiempo para estar a solas con el Señor, nos ponemos en nuestras rodillas para buscar su rostro y de golpe todo se oscurece… viene sobre nosotros una carga pesada que nos recuerda los pecados cometidos y que “en ese estado no podemos orar”. La solución a esto no es detener mi oración sino en encauzar mi oración como Dios lo quiere. Debemos tener siempre presente que lo primero que debemos hacer al empezar a orar es confesar nuestros pecados y limpiarnos de toda iniquidad.
Como seres terrenales, estamos afectados a una serie de cosas que originan en nuestro ser impurezas, pecados, iniquidades que nos separan de Dios. La clave no es continuar llevando la carga pesada del pecado, sino entregársela al Señor por medio de la confesión específica y reclamando que su Preciosa Sangre nos limpie de todo pecado y maldad. La próxima vez que vaya a orar no se olvide que lo primero debe estar primero. Usted sabe de lo que estoy hablando… de liberarse y limpiarse de toda maldad, pecado e iniquidad. Cuando lo hagamos, veremos los cielos abiertos y normalizada nuestra comunión con el Señor.
CONFESION DE FE: MIS PECADOS E INIQUIDADES SON LIMPIADOS Y PERDONADOS AL CONFESARLOS AL SEÑOR
ORACION: Gracias Señor Jesús porque en Ti puedo hallar verdadera liberación de mis iniquidades. Gracias por tu Preciosa Sangre que me limpia de toda maldad y me abre el camino para hablar contigo. Amén.
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