martes, 14 de junio de 2011

¡NO TEMA PAGAR EL PRECIO!

Ps. Diego Arbeláez -

"Al oír esto Jesús añadió: -Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme". (Lucas 18:22).

¿Por qué no ha intentado usted hacer lo que realmente le entusiasma? ¿Por qué ha desistido? ¿Usted dice que es muy pobre? ¿Muy joven? ¿Muy viejo? ¿O flaco? ¿Cuántas excusas ha elaborado? ¿Cuántas veces ha hecho usted realmente un esfuerzo para lograr algo que valga la pena? ¿Por qué claudica? Tal vez le ha faltado persistencia, o quiere lograr las cosas demasiado rápido o no ha estado dispuesto a pagar el precio del éxito.

Un grupo de turistas estaba viajando por los Estados Unidos y llegaron a la ciudad de Washington. Como es obvio, quisieron visitar el monumento a Washington, pero cuando se acercaron, alcanzaron a oír que el guía decía que habría una espera de dos horas para subir en ascensor hasta la cúspide del monumento. Sin embargo, una sonrisa le iluminó el rostro mientras decía: "Claro está que los que quieran utilizar la escalera no tiene por qué esperar".

Esta aseveración no sólo es aplicable a la subida del monumento a Washington, sino - lo que es más importante- al viaje hasta la cumbre en el juego de la vida. Pero para ser más exactos, el ascensor para llegar al éxito está permanentemente fuera de servicio; no hay viajes fáciles. Toda persona en su carrera ascendente tiene que tomar las escaleras. Si usted está dispuesto a subir esos escalones uno a uno, entonces triunfará. Pero si usted es de los que viven esperando ascensores o palancas, de los que no quieren hacer ningún esfuerzo, quizás se quedará esperando. "Muchos se dan cuenta demasiado tarde que en la escalera del éxito se pueden saltar algunos escalones. Pero sólo hacia abajo", dijo un sabio.

Una vida fácil constituye una meta difícil de alcanzar. No tema sufrir por Cristo, o por la verdad o por la justicia, no tema al camino difícil. La victoria suele venir tras los contratiempos que hemos vencido. Los que atraviesan tribulaciones y las soportan con valor y fe recibirán consolación ahora y galardón en la eternidad. "...Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse", dijo el apóstol Pablo (Romanos 8:18).

Cómo me inspiró este testimonio de un escritor cristiano: "Conocí a un joven que murió cuando tenía un poco más de 30 años, después de que una breve carrera pública le dio fama en su tiempo y en su región. El trágico elemento en la historia de su vida es que después de un resonante éxito fue falsamente acusado de algo que para las autoridades era un crimen, ¡acusación que lo llevó a la cárcel, al juicio y a la ejecución! La sentencia de muerte se cumplió. El fin de su vida fue una total desgracia, humillación y vergüenza. Yo podría llorar cuando pienso en todo el triste y vil espectáculo de esta injusticia social. Dudo que haya otro caso en la historia en que una mente brillante y un buen corazón alcanzaran tan rápidamente un puesto prominente y popularidad ¡Sólo para caer tan estrepitosamente ante la opinión pública! Usted se preguntará entonces ¿todos los sacrificios de ese joven fueron en vano? Él fracasó, ¿no es cierto? ¡En realidad no! ¡Su fracaso no fue definitivo! El nombre de ese joven fue reivindicado. Su honor fue restaurado por seguidores honestos y honorables. Su nombre, hoy, es el más famoso y respetado del mundo. ¡Él es mi amigo! ¡Mi inspiración! Su nombre: JESUCRISTO".

El escritor cierra su comentario con estas palabras: "Investigue su carácter, su carrera, su triunfo sobre la adversidad y la muerte y usted estará de acuerdo en que el éxito implica sacrificio y que el fracaso nunca es definitivo".

Comience a realizar aquello que puede o sueña poder hacer. Porque la audacia encierra genio, poder y magia. Sí, en el momento en que nos comprometemos definitivamente con alguna meta noble, también actúa la providencia, empieza a ocurrir en nuestro favor todo tipo de cosas que de otra forma jamás habrían sucedido, una corriente de sucesos nace de aquella decisión; surgen incidentes, encuentros y asistencia material imprevistos, que ningún hombre hubiera soñado encontrarse en su camino. ¡Decídase a pagar el precio de esa vida victoriosa que tanto anhela! Comprométase con su destino y Dios lo respaldará.

Al terminar de oír este mensaje, le ruego que haga una pausa y tenga una conversación sincera consigo mismo. Haga una declaración en el sentido de que, a partir de hoy, las cosas que deben cambiar su vida serán cambiadas. Haga una resolución más o menos así:

"Ahora mismo hago el compromiso personal de comenzar la vida positiva. No importa cuál pueda ser el problema al que tenga que enfrentarme hoy o mañana, no me quejaré. Todo lo que diga o haga será edificante, tanto para mí como para las personas con quienes me encuentre. Nunca perderé de vista mi meta, y la alcanzaré por cuanto así lo espero, porque trabajaré y nunca me rendiré. Y hago la promesa personal de guardar el "Gran mandamiento": Amar a Dios con todo mi corazón. Me propongo seguir fielmente la doctrina y el ejemplo de Cristo Jesús y para este fin le invito a Él, a Jesús, a morar en mi corazón".

"El oportunismo se ha generalizado, todo el mundo quiere obtener algo,
pero la mayoría no está dispuesto a dar nada a cambio"

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