sábado, 19 de noviembre de 2011

LLEVAR SU CRUZ

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

Lucas 9:23



El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Lucas 14:27

Algunas personas que pasan por una prueba se refieren a ella como su calvario o la cruz que deben llevar. Muchos consideran que, en justa compensación, los que aceptan su sufrimiento con resignación se hacen merecedores de un lugar en el cielo y tendrán derecho a la felicidad en el otro mundo.
¡Error fatal! No son nuestros sufrimientos los que nos dan derecho a tener la vida eterna, sino los de Jesús. Sólo él subió al Calvario, plenamente consciente de lo que le esperaba como víctima para expiar nuestros pecados.
Entonces, ¿Qué significa la expresión «tomar» o «llevar» su cruz? El Señor sólo pide esto a los que quieren seguirle: el joven rico, sus discípulos. Es aceptar perderlo todo, incluso su vida, para seguir y servir a Jesús. La cruz también es un símbolo de muerte. El condenado que llevaba su cruz hasta el lugar de la ejecución, proclamaba públicamente que, para el mundo, dejaba de existir. Moralmente esta es la situación del que ha creído en el Señor Jesús. El cristiano está muerto al pecado, muerto al mundo, pues está identificado con Cristo en su muerte y en su vida, ya que tiene una vida nueva (Romanos 6:11; Gálatas 6:14). El mundo, el mal y la voluntad propia ya no tienen ningún derecho sobre él. No es, en absoluto, una carga dolorosa de la que nos encantaría liberarnos; esta cruz liberadora es el instrumento de la victoria, el arma distintiva y la bandera gloriosa del soldado de Jesucristo.


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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