lunes, 5 de marzo de 2012

FORTALEZA EN MOMENTOS DE CRISIS

L

as rejas de su prisión dejaron de parecerle sucias y oxidadas varillas de hierro para convertirse en una pesadilla, cuando el primer mes de condena se sumó a un segundo y tercero y muchos más hasta completar años que las autoridades cubanas anunciaron, se prolongarían por toda su vida.

“No nací para vivir encerrado” se repetía una y otra vez mientras la noche ahogaba sus gritos, en la soledad, pidiendo que se hiciera justicia. La acusación de deslealtad al régimen político de su nación lo tenía en prisión. Lo hizo alguien próximo. Fue una persona a la que por años consideró amigo en las interminables jornadas de corte de caña.

Su caso lo revisaron cuatro veces. En todos reafirmaron la condena. Y Juan González creyó perdidas esperanzas. El calabozo que por años le pareció un martirio, adquirió un nuevo significado. Iba a ser su habitación hasta que llegara el momento final, pensó. A lo que jamás se resignó fue a reclamar su inocencia. Una última revisión, bajo presiones de todas partes, llevó a reconsiderar la decisión. Hoy Juan vive en Miami. Atiende un negocio de mercaderías. Es libre y feliz.

“Definitivamente hay un Dios. Fue El y nadie más que El quien pudo ayudarme” le confesó al periodista que lo entrevistó en la radio.

Hay esperanza

Las crisis no deben llevarnos a pesar que todo está perdido. Con ayuda de Dios, cualquiera que sea la dificultad que enfrenta, tiene una solución. Para nuestro Supremo Hacedor es posible cambiar circunstancias que hoy están en contra. No hay fronteras. La fe todo lo puede.

Consciente de esta esperanza en que todo a nuestro alrededor puede cambiar, el salmista escribió: El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia.”(Salmos 103:4-6).

Dos recomendaciones finales: primera, no pierda la confianza en que su situación actual puede ser diferente si deposita su confianza en el Señor Jesús, y segunda, aprenda a esperar en Dios sin permitir que lo embargue la desesperación. En el tiempo oportuno... ¡Todo a su alrededor será diferente...!

Que no pase este día sin que haya recibido a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador. No deje pasar esta oportunidad….

© Fernando Alexis Jiménez

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