miércoles, 21 de marzo de 2012

SIETE PRINCIPIOS PARA ELEVAR SU AUTOESTIMA

S

e creía un fracasado. Todo negocio que emprendía, terminaba en fracaso. Era el círculo en el que había caído: iniciar una empresa, para cerrarla poco después, con enormes márgenes de pérdida.

En la soledad de su oficina se repetía que jamás podría llegar a ninguna parte. Incluso, su esposa lo abandonó y, para agravar la situación, le puso una demanda que procuraba dejarlo lateralmente en la calle. No sirvo para nada”, se decía una y otra vez.

Su ventura para la derrota cambió a los 37 años, por curioso que parezca. Ese día y por quitarse de encima a un amigo que le insistía en que lo acompañara a la iglesia, fue a un servicio. Jamás lo olvidará. Fue un miércoles en la noche y en ciudad de México, una suave brisa bañaba su rostro cuando se acercaban caminando al templo.

Cuando recibió a Jesucristo en su corazón, descubrió que valía la pena, que su existencia tenía sentido y que, con ayuda de Dios, podría llegar muy lejos.

Hoy Ricardo García Penagos es dueño de un negocio de papelería que tiene varias sucursales en la capital mexicana. Con el poder de Jesús el Señor descubrió que él valía mucho, y desarrolló esas potencialidades de ganador que Dios colocó en su ser desde antes de la creación del mundo. Logró superar su baja autoestima…

Siete recomendaciones

Elevar nuestra autoestima, que sólo lo hace Jesucristo cuando le permitimos que traiga sanidad a nuestro mundo interior, es esencial para que podamos alcanzar crecimiento en las dimensiones personal y espiritual. Compartimos siete recomendaciones que le ayudarán en este proceso:

1. No depende del entorno ni de un logro material o personal para que haya felicidad en su vida.

2. Potencie sus áreas exitosas para salir adelante. Todos tenemos fortalezas y debilidades y son nuestras fortalezas las que debemos alimentar.

3. Trabaje su área espiritual. La oración ayuda a experimentar paz interior.

4. Fíjese metas en la vida. No deje de soñar grandes sueños.

5. Reconozca que en usted hay cualidades que quizá otros no tienen.

6. Jamás olvide que cuanto hace, ejerce influencia en quienes le rodean. En poco o mayor medida, usted ejerce liderazgo.

7. Desarrolle una buena relación con Dios.

Por encima de cualquier cosa, jamás olvide que nuestro amoroso Padre celestial nos concibió como potenciales ganadores. Él es quien nos lleva a la victoria, siempre, y nos permite experimentar crecimiento personal y espiritual.

Dios, fortaleza para elevar nuestra autoestima

El proceso de sanidad interior comienza cuando reconocemos que tenemos problemas emocionales y heridas que sólo Jesucristo puede sanar. Y vamos a Él en oración.

Se afianza, además, cuando asumimos pautas de vida sencillas como las que recomendó el apóstol Pablo a los creyentes de Tesalónica y que cobran particular vigencia en nuestro tiempo: Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por yelmo la esperanza de la salvación. Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos juntamente con El. Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo. Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos. Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús...” (1 Tesalonicenses 5:8-11; 15-17)

Tenga presente que una buena relación con Dios está asociada con armonía interior, y por consiguiente, crecimiento personal y espiritual. Allí está el secreto para elevar nuestra autoestima. Y cuando lo logramos, con ayuda del Señor Jesucristo, mejora nuestra perspectiva de la vida, porque cambiamos la forma de pensar y de actuar.

Una recomendación final: Que no pase este día sin que haya tomado la mejor decisión de su vida: Recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Puedo asegurarle que su vida será transformada.

© Fernando Alexis Jiménez

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