domingo, 9 de septiembre de 2012

¿CUALES SON LOS ENEMIGOS DEL CREYENTE?



Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:13
En caso de guerra es primordial conocer al enemigo, su estrategia y sus objetivos.  Del mismo modo el creyente no debe ignorar la realidad del combate espiritual, ni las formas que puede revestir.
–El combate interior: la conversión no elimina la vieja naturaleza, que siempre está presente en el creyente y es opuesta a Dios.  Esta vieja naturaleza lo incita a desobedecer a Dios, mientras la nueva naturaleza, la cual recibe al convertirse, aspira a vivir en armonía con los deseos del Señor.  El conflicto entre esas dos naturalezas es inevitable (Gálatas 5:17).
–El combate exterior: el adversario del creyente es el diablo, criatura espiritual, ángel caído porque quiso ser igual a Dios.  Es muy poderoso, pero no todopoderoso; la Biblia lo define como mentiroso y homicida (Juan 8:44), tentador (Mateo 4:3) y acusador (Apocalipsis 12:10).
Actúa contra los creyentes, sea provocando persecuciones, intentando hacerles caer en la co­rrupción moral o confundiéndolos en el ámbito espiritual.  Es el jefe de un ejército de poderes espirituales: los demonios, agentes del mal.  El diablo domina el mundo, su sistema, sus valores.  Uno de sus objetivos es impedir que el creyente obedezca a su Señor Jesucristo.  Si lo logra, el creyente pierde la comunión con su Señor y vive una vida estéril que no honra a Dios.  Para evitar esta derrota debe tomar toda la armadura de Dios, como el soldado romano se ponía su armadura para la guerra.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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