viernes, 23 de noviembre de 2012

LOS DIOSES DEL ESTADIO



Hijitos, guardaos de los ídolos.
1 Juan 5:21


Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que dijo.
1 Corintios 10:14-15

Hoy en día el entusiasmo por la competición deportiva de alto nivel ha tomado proporciones sorprendentes.  Multitudes rinden un verdadero culto a ciertos deportes, como el fútbol o el tenis.  Los mejores deportistas son celebrados como nuevos dioses.  Se observan comportamientos casi histéricos cuando uno de esos ídolos da en el blanco o gana un partido.
En ese culto, el dinero desempeña un papel importante.  Más allá de las culturas, de los pueblos y de sus diferencias, esos ídolos son mundiales.  Las empresas comerciales los asocian a sus campañas publicitarias para vender mejor sus productos.  Es un fenómeno de nuestra sociedad: Las iglesias se vacían y los estadios se llenan.  Sin embargo, este culto rendido a los dioses del estadio no compromete profundamente a sus adeptos.  Fácilmente cambian de ídolo si sus hazañas disminuyen.  Esto corresponde a la inestabilidad que aqueja a los hombres de hoy.  Las estrellas pasan y desaparecen con su gloria, para ser pronto olvidadas y reemplazadas por otras.
Lo que Jesucristo propone no es una emoción artificial y efímera, sino una paz profunda y duradera.  Contrariamente a la confianza que las multitudes ponen en atletas renombrados, a menudo alejados de ellas, la fe del creyente lo induce a vivir en la proximidad de su Salvador y a asemejarse a él.  Ya no es la admiración de un día, sino una fe sólida con consecuencias eternas.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: