martes, 18 de junio de 2013

TOTAL PRIORIDAD: CONOCER A JESUS



Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré… para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.
Salmo 63:1-2


Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Salmo 84:10

Antes de su conversión, el apóstol Pablo gozaba de muchos privilegios. Judío muy estricto, era conocido por su celo religioso: “en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible” (Filipenses 3:6). Había recibido una instrucción de calidad, pero su encuentro con Jesús cambió su escala de valores.
Leamos lo que él mismo experimentó: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:7-14).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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