El evangelio de Marcos está lleno de mucha acción. Jesucristo va de lado en lado sanando y haciendo grandes maravillas. En los versículos anteriores, notamos el llamado de Simón y Andrés. Miremos a las tres fases de su llamado. La primera fase es la orden a Simón y Andrés. La palabra traducida como seguid viene de deute en el griego. Es una interjección imperativa o de exhortación. Jesús literalmente le está dando una orden. No es una sugerencia sino una orden de seguir o venir a él. Hay veces que hacemos a Jesucristo tan palpable para nuestro entorno social que nos olvidamos que él es el que manda. Jesucristo sigue llamando a personas hoy en día que dejen lo que sea y les ordena de seguirle a él exclusivamente. No nos olvidemos que Jesús es el capitán del barco, no nosotros. La segunda fase es la misión de Simón y Andrés. Cuando el Señor llama, también da una misión. La misión de ellos es que serían pescadores de hombres. La misión tiene que ver con lo que uno hace. La tarea específica era que Simón y Andrés serían pescadores de hombres. Ellos serían instrumentos en las manos del Señor para que otras personas pudiesen entrar en el reino de los cielos. ¡Qué inmenso privilegio tuvieron estos dos hermanos! La última fase es la respuesta de Simón y Andrés. Esto tiene que ver con la decisión de los dos hermanos y Jesucristo. Lo increíble de cuando Jesucristo llama es que da la oportunidad al ser humano de tomar la decisión. El Señor no busca robots sino personas que estén dispuestas a servirle a él de su propia voluntad únicamente. Claro está que ellos dijeron que sí a Jesucristo porque al instante dejaron sus redes y le siguieron. Resumamos: Primero fue la orden a Simón y Andrés. Después la misión de Simón y Andrés. Finalmente, la respuesta de Simón y Andrés. Lo sobresaliente en todo esto es que el creyente es llamado a seguir a una persona, que es Jesucristo. Jesucristo de acuerdo a la Biblia fue el enviado de Dios para quitar el pecado del mundo. Él murió y resucitó de entre los muertos y sigue llamando a personas a que le sigan. Esto se puede hacer por fe, esté donde estemos. No hay fronteras o barreras que puedan impedir el llamado de Jesucristo. ¿Cuál es nuestra respuesta a su llamado? Seamos como Simón y Andrés que dejemos todo para seguirle a él. ¡No hay mejor decisión que seguir a Jesucristo!
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