domingo, 8 de julio de 2012

EL UNICO REMEDIO EFICAZ


Habéis gustado la benignidad del Señor.
1 Pedro 2:3


De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
Job 42:5


Cuando Jesús lo vio acostado… le dijo: ¿Quieres ser sano?
Juan 5:6
«Un remedio actúa cuando se toma.  Para un enfermo, el hecho de conocer la composición, la presentación, la dosis y los efectos del medicamento no sirve de nada.  Tiene que aplicárselo para sentir los efectos.  Ocurre lo mismo con la fe cristiana.  Sólo cuando recibo a Jesús como mi Salvador, su sangre me purifica de todo pecado.  En el momento en que pasa a ser mi Señor, encuentro un sentido a mi vida».  Esta es la reflexión que un escritor plasmó en uno de sus libros.  Hoy en día muchas personas conocen algunas cosas de Jesús, pero nunca han tenido un contacto personal con él.  Filósofos, historiadores, e incluso teólogos escribieron libros enteros sobre Jesucristo, sin conocerlo.  Puedo saber, por ejemplo, que murió en una cruz, pero mientras no reconozca y acepte que lo hizo por amor a mí, todo se queda en una teoría y no tiene efecto en mi vida.  Puedo conocer a cristianos y apreciar su conducta, sin que eso influencie la mía.
Sí, la sangre vertida por Jesucristo para el perdón de los pecados es el remedio preparado y propuesto por Dios (el único remedio eficaz).  Pero para ser curado es necesario reconocerse enfermo, inexorablemente condenado a la muerte eterna debido a sus pecados, y apropiarse del perdón aceptando a Jesús como su Salvador.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: