miércoles, 25 de julio de 2012

SIEMPRE HABIA UN VACIO EN MI


A todos los sedientos… venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien… Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma…
Isaías 55:1-3
Edmílson, ese talentoso defensa de fútbol, da testimonio de su fe en Jesús: «Nací en una familia cristiana practicante y a menudo iba a la iglesia, pero siempre había un vacío en mí.  Desde mi infancia me gustó el fútbol.  Pasaba los días jugando, en la escuela o en la calle.  En el año 1991, por medio de mi hermano, entré en un pequeño club regional.  Poco después ese club pasó por un período muy difícil.  Era el final de mis sueños; entonces pensé abandonar mi carrera porque mis padres no disponían de los medios para ayudarme.  En 1993 conocí a Edson, otro jugador.  Me invitó a unas reuniones de deportistas cristianos.  Yo me excusaba diciendo que ya tenía mi religión, pero al mismo tiempo tenía curiosidad por saber cómo eran esas reuniones, por eso al fin acepté ir.
 Una tarde estábamos en el centro de formación del club.  Edson hablaba de Jesús a un grupo de jugadores, mientras el grupo de al lado jugaba a las cartas.  Yo me fui con los que jugaban a las cartas, pero escuchaba lo que Edson decía al otro grupo.  Algunos instantes después, sin ni siquiera darme cuenta, me junté al grupo que hablaba de la Biblia.  Esta vez, con un corazón sediento, escuché atentamente decir que Dios puede cambiar todas las situaciones».


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

1 comentario:

Unknown dijo...

Lo que a veces pasa en la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, que muchas personas no quieren aceptar una invitación a desayunar, almorzar y cenar, pero cuando lo hacen se dan la oportunidad de conocer que existe Jesucristo que puede obrar cambios en sus vidas.