domingo, 26 de febrero de 2017

NO SIENTO NADA

 
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Efesios 2:8
Por fe andamos, no por vista.
2 Corintios 5:7
 
 
Víctor es un joven creyente. Creyó en el Señor Jesús, pero desde hace algún tiempo está turbado; esto fue lo que compartió con un amigo.
–Hay días en los que me siento feliz; creo que soy salvo y tengo paz. Oro y me parece que Jesús me escucha realmente, que está a mi lado. Pero a veces no siento absolutamente nada, y cuando oro tengo la impresión de que no está ahí, que no escucha mi oración. Esos días me pregunto si realmente soy salvo.
–Víctor, si cierra bien los ojos, ¿piensa que el sol ha dejado de brillar?
–¡No, afortunadamente!
–Tiene razón, el hecho de cerrar los ojos no tiene ningún efecto sobre el sol. Es usted el que se priva de su luz. Y cuando hay mal tiempo y las nubes y la lluvia lo esconden, tampoco pueden apagarlo. Él brilla en el cielo mucho más arriba.
La Biblia dice: “Para siempre... permanece [Su] palabra en los cielos” (Salmo 119:89). Ella es verdadera todos los días de su vida, siéntalo o no, pues ella no depende de usted. Usted ha sido salvo por la fe, porque creyó en el Señor Jesús. ¡Dios así lo afirma! (Hechos 16:31). Sus sentimientos no pueden cambiar nada, pues Dios no le pide que sienta; él le invita a creer en su Palabra.
Si tiene dudas, lléveselas al Señor. Él es el Pastor de su alma y quiere darle la paz. Usted no podrá encontrarla mirándose a sí mismo. Tiene que mirar a Jesús y su obra cumplida una vez por todas.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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