sábado, 23 de julio de 2011

CUANDO PEDIMOS MAS DE LA CUENTA

Me va mucho mejor cuando me conformo con lo que Jesús ha prometido, ¡y ni un granito más!

Debo cuidarme cuando oro al Señor a fin de no sobrepasarme en lo que le pido. La madre de Jacobo y Juan le pidió a Jesús que sus hijos se sentaran en los dos puestos más importantes de su Reino: a su mano derecha e izquierda (Mt. 20:20–21). La respuesta de Jesús fue severa, « ¡No sabéis lo que pedís!» (v. 22). Salomé había sobrepasado los límites, ¡había pedido demasiado!

Sobrepasarse significa pedir más de lo que el Señor me ha prometido. Jesús le había prometido a cada uno de sus discípulos un trono (Mt. 19:28), pero Jacobo y Juan no lo sentían suficiente. Ellos querían los dos tronos a cada lado de Jesús. Esto fue demasiado y Jesús tuvo que reprenderlos.

Sobrepasaremos los límites cuando, en oración, le hacemos caso a la voz sutil del «yo», la cual sabe espiritualizar lo que sea con el fin de poder conseguir lo que apetece. Es cuando el ego ansía tener algo que infla su importancia bajo la apariencia del servicio a Dios. Dios ha prometido, «Supliré todas tus necesidades», así que le imploramos, «Por favor permíteme esta o aquella pequeña comodidad». Dios ha dicho que nos usará para ser de bendición, pero nosotros insistimos en hacernos también famosos y conocidos por todos.

O sea que la persona que sobrepasa los límites quiere explotar a Dios según sus caprichos. Es como el pordiosero que pide más cuando ve muchas monedas en la mano de su benefactor. Es como Lot, quien no se satisfizo con ser rescatado de Sodoma, sino que también quiso escoger su lugar de refugio (Gn 19:20)

Jesús tiene sólo una palabra para aquellos que quieren explotar o aprovecharse de la oración: «No sabéis lo que pedís». Y esa es la verdad. Porque si sobrepasamos los límites estaremos abriendo una «caja de Pandora» llena de cosas más allá de nuestro alcance y de nuestro bien. Me va mucho mejor cuando me conformo con lo que Jesús ha prometido, ¡y ni un granito más!

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Filipenses 4:11

No hay comentarios: