En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
1 Juan 4:9
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
1 Juan 4:15-16
Nuestro ser no hallará descanso hasta que no acuda al amor gratuito de Dios.
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El amor de Dios se opone a todo lo que degrada al hombre y lo corrompe. A veces el amor humano se parece al de Dios: los padres, cuanto más aman a sus hijos, más les disgusta que estén en pecado.
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De la cruz de Jesús resplandece el amor divino, ese amor especial que saca a plena luz nuestro pecado para que entonces sepamos, sin la menor duda, que fuimos perdonados.
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Sólo podemos reconocer realmente nuestro pecado si creemos que el amor con el que Dios nos ama siempre es más grande que nuestra falta.
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Cuanto más viva el amor de Dios en el creyente, tanto menos será él esclavo del pecado.
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¿Se ha alejado del Señor Jesús? Entonces dé media vuelta y échese en sus brazos. Él lo está esperando porque lo ama.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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