Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida.
Proverbios 24:10
(Jesús dijo:) En el mundo tendréis aflicción (sufrimiento); pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
Poco antes de dar su vida en la cruz, el Señor
Jesús advirtió a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción”. La
aflicción es la opresión, el sufrimiento. En todas las épocas, el camino
del creyente ha sido difícil: incomprensión y oposición por parte de un
mundo a menudo hostil, pruebas permitidas por Dios... ¡Todo esto ha
sido la parte de los creyentes! Los tiempos que vivimos actualmente
añaden un nuevo carácter: la Biblia los llama “tiempos peligrosos” (2
Timoteo 3:1). Son tiempos en los que la conducta de los creyentes casi
siempre está en oposición con el pensamiento general subrayado por los
medios de comunicación.
Las palabras de ánimo son necesarias hoy más que nunca. Después de haber advertido a sus discípulos, el Señor añadió una palabra de consuelo: “Pero confiad, yo he vencido al mundo”. Aquel que dio su vida para salvarnos, resucitó, y no nos ha dejado solos y sin recursos. Tenemos su Palabra y al Espíritu Santo para consolarnos, animarnos y edificarnos. Leamos la Palabra de Dios. Ella contiene todo lo que necesitamos en todas las circunstancias y en todos los tiempos.
A todos los que aún no tienen el privilegio de conocerla, les recordamos que la Palabra de Dios no está reservada solo para algunos. Ella se dirige a todos los hombres, pues Dios quiere que todos vengan al conocimiento de su amor revelado en Jesucristo.
Jesús, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
Las palabras de ánimo son necesarias hoy más que nunca. Después de haber advertido a sus discípulos, el Señor añadió una palabra de consuelo: “Pero confiad, yo he vencido al mundo”. Aquel que dio su vida para salvarnos, resucitó, y no nos ha dejado solos y sin recursos. Tenemos su Palabra y al Espíritu Santo para consolarnos, animarnos y edificarnos. Leamos la Palabra de Dios. Ella contiene todo lo que necesitamos en todas las circunstancias y en todos los tiempos.
A todos los que aún no tienen el privilegio de conocerla, les recordamos que la Palabra de Dios no está reservada solo para algunos. Ella se dirige a todos los hombres, pues Dios quiere que todos vengan al conocimiento de su amor revelado en Jesucristo.
Jesús, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
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