miércoles, 5 de diciembre de 2012

LAS SEÑALES DE LOS TIEMPOS (2 Timoteo 3:1-5)



En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos… aborrecedores de lo bueno… amadores de los deleites más que de Dios.
2 Timoteo 3:1-4

El ser humano, desde la caída de Adán y Eva, siempre ha querido liberarse de las obligaciones y de la autoridad.
Hoy más que nunca la sociedad quiere liberarse de las reglas morales divinas.  Piensa que de este modo puede acceder a lo que ella cree que es la libertad, pero que en realidad es la esclavitud del pecado.
La palabra pecado está definida por Dios en la Biblia: desobediencia, rebelión, mentira, idolatría, impureza, etc.
En nuestros días constatamos un inquietante progreso del mal, sobre todo en el ámbito de las costumbres y del comportamiento social.  La pretendida libertad sexual, ahora abiertamente defendida, despliega su estela de desórdenes y depravaciones.  Numerosos padres renunciaron a transmitir a sus hijos los valores morales que ellos mismos abandonaron.  Este abandono de la educación conduce a los jóvenes a ser cada vez más agresivos y violentos.
Cristianos, nuestra época es difícil.  Velemos para no acostumbrarnos al mal y para evitar que nuestra conciencia se debilite.  El Señor nos deja en el mundo, pero como si no fuésemos del mundo, para que seamos sus testigos.  Por lo tanto, no participemos “en las obras infructuosas de las tinieblas” (Efesios 5:11).  Los tiempos pasan, pero las verdades de la Palabra de Dios no cambian: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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