sábado, 4 de marzo de 2017

CRISTO, EL HIJO DEL HOMBRE

Le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Lucas 9:58

El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Lucas 19:10

La característica del evangelio según Lucas es la universalidad de su mensaje. La salvación está dirigida a los hombres de todo el mundo: “Fue necesario que... se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Lucas 24:46-47). Lucas habla de los contactos del Señor con diversos grupos: fariseos, doctores de la ley (cap. 5:17), samaritanos (cap. 9:52; 17:16), niños, mujeres, e incluso condenados a muerte (cap. 23:39-43).
En este evangelio las palabras “Salvador” y “salvación” aparecen con mucha frecuencia. Simeón, al ver al niño Jesús, dijo a Dios: “Han visto mis ojos tu salvación” (cap. 2:30).
Pero Lucas también nos presenta a Jesús como el Hijo del Hombre, verdadero y perfecto. Da muchos detalles sobre la humanidad de Jesús: su nacimiento, su infancia, su obediencia a sus padres y su crecimiento.
Lucas recopila la genealogía del Señor Jesús hasta Adán, el primer hombre (se trata de la línea de María, su madre). Ninguno de los otros evangelios muestra tan a menudo al Señor orando: “Él se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (cap. 5:16). Ahí vemos manifestada la dependencia perfecta de Jesucristo, hombre perfecto, hacia su Dios y Padre.
La intención del Espíritu Santo en este evangelio está resumida en estas palabras pronunciadas por el oficial romano cerca de la cruz: “Verdaderamente este hombre era justo” (cap. 23:47).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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