En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios... Todas las cosas por él fueron hechas, y sin
él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la
vida era la luz de los hombres.
Juan 1:1-4
Cada uno de los evangelios empieza de una manera
distinta. Mateo expone la genealogía de Jesús, Lucas empieza con su
concepción, su nacimiento y su infancia. Marcos presenta primero el
servicio de Juan el Bautista. Juan se remonta al origen de todo. “En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.
Este Verbo (o la Palabra), persona divina y eterna, fue el autor de la
creación de todo el universo, y nunca abandonó el mundo que creó.
Un día “el Verbo”, perfecta expresión de Dios el Padre, fue hecho carne “y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). No fue una simple visita, sino una verdadera encarnación. El Verbo se convirtió en un ser humano en la persona de Jesús de Nazaret. El Creador se hizo semejante a sus criaturas. Aquel que es eterno entró en el tiempo. El Todopoderoso conoció el dolor, los golpes, las heridas. El Santo fue expuesto a la tentación. Finalmente, “el Príncipe de la vida” aceptó morir crucificado.
Juan subraya la gloria del Hijo de Dios. La primera parte de su evangelio (cap. 1 a 12) relata siete milagros. Desde el capítulo 13 el Señor se dirige exclusivamente a sus discípulos. Les revela que Él es el único camino para ir al Padre; es la verdad y la vida. En esa segunda parte expone otras manifestaciones del amor de Jesús. Por ejemplo, leemos cómo Jesús se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos (cap. 13:1-20). Más tarde, en la cruz, donde Jesús dio su vida, vemos la manifestación suprema de su amor.
Un día “el Verbo”, perfecta expresión de Dios el Padre, fue hecho carne “y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). No fue una simple visita, sino una verdadera encarnación. El Verbo se convirtió en un ser humano en la persona de Jesús de Nazaret. El Creador se hizo semejante a sus criaturas. Aquel que es eterno entró en el tiempo. El Todopoderoso conoció el dolor, los golpes, las heridas. El Santo fue expuesto a la tentación. Finalmente, “el Príncipe de la vida” aceptó morir crucificado.
Juan subraya la gloria del Hijo de Dios. La primera parte de su evangelio (cap. 1 a 12) relata siete milagros. Desde el capítulo 13 el Señor se dirige exclusivamente a sus discípulos. Les revela que Él es el único camino para ir al Padre; es la verdad y la vida. En esa segunda parte expone otras manifestaciones del amor de Jesús. Por ejemplo, leemos cómo Jesús se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos (cap. 13:1-20). Más tarde, en la cruz, donde Jesús dio su vida, vemos la manifestación suprema de su amor.
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