jueves, 30 de marzo de 2017

¿TIENE SED DE PAZ?

 
Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.
Job 22:21
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Isaías 26:3
Él (Jesucristo) es nuestra paz.
Efesios 2:14
 
 
¿Cómo podemos combatir el estrés? Un artículo de una revista aconsejaba emplear una frase, por ejemplo: «Estoy en paz conmigo y con el mundo», y repetirla, bien concentrado, al menos durante cinco minutos. Dudamos del resultado duradero de tal práctica. Sin embargo el tema escogido traduce una necesidad universal: la necesidad de paz, paz interior, paz con los demás, pero primeramente paz con Dios.
La Biblia nos enseña que, debido a su desobediencia, Adán y Eva perdieron esta paz. Tuvieron miedo de Dios y se escondieron (Génesis 3:10). Ellos mismos se hicieron “enemigos” de Dios. Desde entonces, las relaciones humanas también se deterioraron: conflictos familiares, guerras, violencia... ¡Es la triste historia de la humanidad!
Sin embargo, una esperanza de paz se vislumbró cuando Jesús nació. “En la tierra paz...”. Este fue el mensaje anunciado por los ángeles (Lucas 2:14). Después de su muerte y resurrección, Jesús se presentó a sus discípulos temerosos y les dijo: “Paz a vosotros”. Creer que Jesús vino a la tierra, que murió y resucitó, es el medio ofrecido a todo hombre para que se reconcilie con Dios, a quien ha ofendido. Jesús hizo “la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). El que cree en Jesús tiene “paz para con Dios” (Romanos 5:1). Solo por medio de ella podremos vivir en paz con nosotros mismos. No es a través de un condicionamiento mental ni de esfuerzos personales, sino mediante un encuentro liberador con el autor de nuestra paz: Jesucristo.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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