domingo, 30 de enero de 2011

EL EXITO ES MAS COMPLICADO QUE EL INFORTUNIO

Ps. Diego Arbeláez -

"... y no me hagas rico ni pobre, dame sólo el pan necesario, porque si me sobra, podría renegar de ti y decir que no te conozco: y si me falta, podría robar y ofender así tu divino nombre" (Proverbios 30:8-9)

La prosperidad más que la pobreza, puede nublar nuestra visión espiritual, porque tiende a hacernos autosuficientes y deseosos de adquirir de todo, menos de Dios.

La popularidad y la adulación son, para el cristiano, peligros mayores que la persecución. Es fácil cuando nos va bien en todo, perder nuestro sentido de equilibrio y nuestra salvación.

Jesucristo advirtió a sus discípulos sobre los peligros de la prosperidad al decirles: "¡Ay de ustedes los que ahora ríen, pues van a llorar de tristeza! ¡Ay de ustedes cuando todo el mundo los alabe...!"

Cristo sabía que su iglesia, al entrar en una etapa de prosperidad, fácilmente caería en un estado de autosuficiencia, que la llevaría a concentrase en su propia preservación más que en la gratitud y servicio a Dios.

Moisés, previendo el mismo peligro en los hebreos, les amonestó sobre el peligro de olvidarse de Dios cuando entraran a la tierra prometida y fueran prosperados. Encontrándose ya en las fronteras de la tierra de Canaán, listos para poseerla, Moisés los reúne y, en términos precisos, les señala los peligros que asechan en las sombras una vez que tomen residencia en ese territorio nuevo. Moisés les advierte sabiamente sobre los peligros de la prosperidad. Aunque él mismo no entraría con ellos a esa tierra, los amaba lo suficiente como para esperar que les aconteciera lo mejor. Quería que supieran lo que encontrarían pronto. Supongo que sus palabras fueron un "buen consejo paternal". Escúchelas:

"Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantasteis, y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová que te sacó de la casa de Egipto, de casa de servidumbre. A Jehová tu Dios temerás, y a él sólo servirás, y por su nombre jurarás. No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos".

Moisés está preocupado, y con razón, pues desde que el hombre existe es cierto aquello de que, "de cien que pueden soportar la adversidad, apenas hay uno que puede sobrellevar la prosperidad". En otras palabras, fatiga menos caminar sobre terreno quebrado que sobre terreno llano, se resiste mejor a la adversidad que a la prosperidad.

Al parecer Adán y Eva se rebelaron contra Dios por hastío. Los cansó el aburrimiento de no encontrarle sentido a nada por no carecer de nada. Los llenó de tedio la superabundancia. No tenían dificultades por superar y, por lo mismo, no tenían esperanzas. ¿Sabía usted que la superabundancia es tanto o más dañina que la carencia? Parece mentira, pero el infortunio es a veces más rentable que el éxito.

De ricos, cierta familia había llegado a ser pobres por varios reveses de fortuna. Tuvieron que despedir a los empleados y cuidar ellos mismos los niños.

Una noche después de cenar, el papá se entretenía con los dos hijitos en tanto que la mamá concluía con el lavado de unas cacerolas.

La niña saltando sobre las rodillas de su padre, le rogaba mimosa:

- Papá no quieras ser otra vez rico... Ahora somos más felices y... jugamos mucho mejor.

¿Lo ve usted? Aquello que, a primera vista, juzgamos como un gran mal, puede convertirse en el origen de innumerables bienes.

Se afirma que el liderazgo japonés nació de la necesidad asumida con entusiasmo: lucharon para mejorar al carecer de muchas cosas. Así explican también los sociólogos ese empuje de los paisanos que es tan notorio: obtienen mucho empezando de cero.

¡Cuán amorosa es la providencia Divina que deposita en la tierra del dolor semillas de heroísmo y esperanza, de valor y santidad! El sufrimiento no es sólo tragedia de la vida, y angustia del corazón: es semillero de virtudes, es camino de perfección. El tormento puede despertar abnegación y paciencia; lucha y esperanza; fortaleza y superación.

Para reflexionar en familia

1. Todo sufrimiento conduce a una "tierra prometida", ¿cuál podría ser ésta? Véase Salmos 91:14-16; Juan 16:20.

2. Muchos hebreos no entraron a la tierra prometida por su incredulidad y murmuración. Analice 1 Corintios 10:1-13.

3. Según Deuteronomio 32:15-18, ¿Cómo se comportó Israel en la prosperidad?

"Algunos hombres son como los teléfonos públicos:
cuando se llenan de plata se dañan".

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