sábado, 8 de enero de 2011

PRINCIPIOS PARA CONSERVAR EL ENTUSIASMO

Los especialistas en sicología y ministros cristianos coinciden en cuatro principios para conservar el entusiasmo, por encima del desánimo, para desterrar la falta de energía y sobreponernos a los infortunios, los cuales tienen sustento en la Biblia.

1.- Valore sus logros y quién le ayudó

Cada nuevo logro es el fruto de escalar peldaños. Cada uno de los escalones debe ser significativo para nosotros. Y más aún, reconocer como escribe el salmista, que no ha sido en nuestras fuerzas sino en las de Dios como avanzamos y alcanzamos la victoria. Es aquí cuando cabe recordar las palabras del rey David cuando escribió: "Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios." (Salmo 103:2. Job 8:6, 7. Nueva Versión Internacional).

Cuando los israelitas se encontraban a las puertas de entrar a la tierra prometida, Dios les advirtió que evaluaran cada una de sus jornadas y reconocieran la intervención divina. Era la única forma de evitar la autosuficiencia que es común hoy día: "El SEÑOR tu Dios te hará entrar en la tierra que les juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, con casas llenas de toda clase de bienes que tú no acumulaste, con cisternas que no cavaste, y con viñas y olivares que no plantaste. Cuando comas de ellas y te sacies, cuídate de no olvidarte del SEÑOR, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud." (Deuteronomio 6:10-12. Nueva Versión Internacional).

Es probable que usted esté atravesando por un período de éxito. Todo sale a pedir de boca. ¡Atento! Debe valorar cada pequeño paso, y con la mano en el corazón, reconocer la forma como es gracias a nuestro Padre celestial como hemos superado los obstáculos. En un futuro, ese convencimiento será esencial porque —sin surgen problemas--, no se detendrá; avanzará convencido de que usted es un ganador y fue llamado a vencer.

2.- No piense en dos términos extremos: victoria y derrota

La sociedad que nos rodea nos enseña a pensar en términos extremos: si vamos a un determinado sitio, simplemente damos un calificativo y decimos "Nos fue bien" o "Nos fue mal". En pocas palabras definimos las cosas bajo el cristal de que, o es blanco o es negro. No abrimos espacio para un punto de equilibrio.

Esa es la explicación por la cual, cuando surgen dificultades, tendemos a darnos por vencidos. Siempre queremos la victoria y los obstáculos que emergen, inmediatamente los asociamos como el presagio de una derrota. ¿Recuerda? El origen de todo es que pensamos: obtenemos victoria o derrota. No hay más. E incurrimos en tremendo error. Todo puede mejorar, aún si creemos que el panorama está ensombrecido. Bajo esa motivación de fe, conservamos el entusiasmo, tal como escribió el rey Salomón: "El futuro de los justos es halagüeño; la esperanza de los malvados se desvanece." (Proverbios 10:28. Nueva Versión Internacional).

¿Dónde está la semilla del entusiasmo que hay dentro de usted? ¿Acaso ya renunció a seguir luchando? Revise su actitud frente a la vida y descubrirá que un elemento fundamental de camino a la victoria es el entusiasmo. Los entusiastas evidencian en su vida que, como hijos de Dios, han comprendido cuál es su esencia: son ganadores. Nacieron para vencer. Jamás olvide que la vida está llena de matices, y hay que aprender a hacerles frente.

3.- Ante la adversidad, busque el lado positivo

Los optimistas no ven únicamente una cara de la moneda. Echan una mirada a todo el panorama. Aún si todo luce ensombrecido, encuentran el lado positivo de las circunstancias. Aplican en su existencia la fe por encima de la adversidad que siempre caracterizó al apóstol Pablo y que se constituye en un ejemplo para nosotros hoy: "Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración." (Romanos 12:12 Nueva Versión Internacional). Incluso, resaltó a quienes –a pesar de la oposición, seguían adelante--.

En su carta a los creyentes de Corintio, Pablo escribió: "Les tengo mucha confianza y me siento muy orgulloso de ustedes. Estoy muy animado; en medio de todas nuestras aflicciones se desborda mi alegría." (2 Corintios 7:4. Nueva Versión Internacional), y dirigiéndose a los hebreos, dijo: "También se compadecieron de los encarcelados, y cuando a ustedes les confiscaron sus bienes, lo aceptaron con alegría, conscientes de que tenían un patrimonio mejor y más permanente." (Hebreos 10:34).

¿Cuál es su actitud cuando todo marcha bien? Ya se respondió. Fabuloso. Ahora, formúlese un segundo interrogante: ¿Cómo reacciona cuando las dificultades asoman en el horizonte? Detrás de la tormenta sale el sol. Confiando en Dios, toda situación tiene su lado positivo. Aún las crisis. Nos ayudan a crecer. Aprendemos del presente para el futuro.

4.- Valórese siempre como un triunfador

Usted es un ser único en el universo. En la Biblia leemos: "El SEÑOR cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, SEÑOR, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!" (Salmos 138:8. Nueva Versión Internacional).

Lea el pasaje de nuevo. Encontrará que Dios le creó con todas las potencialidades para que desarrolle el plan divino aquí en la tierra. Aun cuando las metas parezcan distantes, podrá alcanzarlas. Nuestro amado Padre celestial tiene un plan para usted y, si permanece fiel en sus manos, podrá llegar donde jamás imaginó. Usted es un ganador: hoy, mañana y siempre. No se detenga. Piense como ganador; es un gran secreto para conservar el entusiasmo.

Tal vez mientras leía este artículo, sonrió y pensó: "Yo puedo vencer". El reto no está en apreciar el panorama en su conjunto, sino en que temprano o tarde deberá enfrentarse con el mundo, las circunstancias complejas, los períodos difíciles y es en ese momento cuando no debe renunciar a su entusiasmo sino hacer acopio de la capacidad de optimismo que tenga, y sacarla a flote. ¡Verá la vida con ojos diferentes!

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