domingo, 3 de noviembre de 2013

LA VIDA, ¿VALE LA PENA SER VIVIDA?



Jesús… anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Hechos 10:38


Para mí el vivir es Cristo.
Filipenses 1:21

Podríamos dudar de ello cuando constatamos el alarmante aumento de suicidios y la progresión hacia la aceptación de la eutanasia*. Para los cristianos, por el contrario, la vida dada por un Dios de bondad debe ser honrada y respetada. Los adelantos de la medicina para luchar contra la enfermedad, el dolor y las discapacidades son uno de sus beneficios.
Pero la fe cristiana va más lejos. Ella sabe que Jesús vino a la tierra para que un día el mal, el sufrimiento e incluso la muerte sean abolidos. Porque la raíz de las desgracias y de los sufrimientos de la humanidad es el pecado, el no respetar a Dios y su voluntad.
Jesús, durante su vida en la tierra, liberó del sufrimiento sanando a los enfermos. Mediante su enseñanza también condenó el fraude, la mentira, el egoísmo, el orgullo y la maldad. Pero, sobre todo, triunfó sobre el pecado en la cruz del Calvario. Consiguió esta victoria por la fuerza de su obediencia y amor, al dar su vida para expiar nuestras faltas.
La Buena Nueva del Evangelio es que el Hijo de Dios da la salvación, la vida eterna y la felicidad a todo el que deposita su confianza en él. Jesús lo libera de las ataduras del mal que lo tenían esclavizado. Él no promete a los creyentes una vida sin sufrimientos; pero incluso en las pruebas hace que tengan gozo, mediante su amor, sus consuelos y la esperanza de estar con él eternamente.
¡Sí! ¡Una vida con Cristo vale la pena ser vivida!
* Eutanasia: acción que acelera la muerte de un paciente que no tiene posibilidad de curación, con su consentimiento o sin él.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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