sábado, 30 de abril de 2011

EL AMOR DIVINO

Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Romanos 5:8



El amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…

Efesios 3:19

“El amor es de Dios”, es decir, su fuente está en Dios, porque “Dios es amor” (1 Juan 4:7-8, 16). Infinitamente más elevado que todo lo que podamos sentir dentro de nuestras limitaciones humanas, el amor ya estaba en Dios antes de la fundación del mundo. Es un amor eterno y ejercido recíprocamente entre Dios el Padre y Dios el Hijo. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra pudo decir a su Padre: “Me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24); y en dos ocasiones Dios declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17; 17:5).
Pero, ¿por qué el Hijo de Dios tuvo que venir a la tierra para sufrir, ser abandonado por Dios en la cruz y morir? Precisamente porque amaba a Dios, su Padre. Venía a hacer la voluntad de su Padre y a glorificarlo tanto en su vida como en su muerte. “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida” (Juan 10:17).
¿Por qué Dios tuvo que separarse de Aquel que era el centro de su amor eterno? Por amor a los hombres, a quienes quería salvar: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Sólo Jesucristo podía ser esa víctima perfecta que nos libra del pecado.
El Padre y el Hijo están unidos en su amor por nosotros: “El Padre mismo os ama”. “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado” (Juan 16:27; 15:9).


© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: