El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Juan 2:6
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 13:35
En una redacción, uno de nuestros hijos había
citado esta frase pronunciada por Jesús: “Y como queréis que hagan los
hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas
6:31). El maestro pensó que era mejor corregir la frase poniéndola en
sentido negativo: «No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a
ti». La frase también está correcta así, dirá usted. Sin duda, pero no
alcanza la dimensión de lo que Jesús dijo. Él enseñaba a sus discípulos
no solo a no hacer mal a los demás, sino a hacerles bien. Este es un
principio cada vez menos respetado en nuestras sociedades; estas
preconizan más bien el espíritu de competencia, a menudo acompañado del
desprecio a los débiles, los cuales son dejados de lado.
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo” (Lucas 6:38). ¡Esto también lo dijo Jesús! ¡Qué contraste con el espíritu egoísta y posesivo que encontramos tan a menudo! Los ricos se vuelven cada vez más ricos, y los pobres más pobres.
¿Podemos aplicar la enseñanza de Jesús hoy en día, en medio del individualismo creciente? No, si solo tenemos la naturaleza que recibimos al nacer. Sí, si por la fe hemos sido hechos participantes de la naturaleza divina. Jesucristo solo puede ser un modelo para nosotros si tenemos la misma vida que él. La recibimos creyendo en el nombre del Hijo de Dios. Cristianos, puesto que creemos en él, esforcémonos en reflejar los caracteres de Cristo.
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo” (Lucas 6:38). ¡Esto también lo dijo Jesús! ¡Qué contraste con el espíritu egoísta y posesivo que encontramos tan a menudo! Los ricos se vuelven cada vez más ricos, y los pobres más pobres.
¿Podemos aplicar la enseñanza de Jesús hoy en día, en medio del individualismo creciente? No, si solo tenemos la naturaleza que recibimos al nacer. Sí, si por la fe hemos sido hechos participantes de la naturaleza divina. Jesucristo solo puede ser un modelo para nosotros si tenemos la misma vida que él. La recibimos creyendo en el nombre del Hijo de Dios. Cristianos, puesto que creemos en él, esforcémonos en reflejar los caracteres de Cristo.
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