jueves, 12 de octubre de 2017

LAS SOLUCIONES DE LA FE

 
Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá.
Mateo 14:15-18
 
 
Jesús llevó a sus discípulos a un lugar aparte para que descansasen (Mateo 14:13-21), pero la gente los siguió. Cuando Jesús vio a la multitud desamparada, como ovejas que no tienen pastor, les enseñó pacientemente. Los discípulos, cansados de la jornada y viendo que el lugar estaba desierto, sacaron una conclusión muy razonable para ellos: “Despide a la multitud, para que... compren de comer”. ¡Lógica aparentemente irrefutable! Sin embargo la respuesta de Jesús los turbó: “No tienen necesidad de irse”. Él sabía de antemano cómo iba a colmar las necesidades de todos.
A menudo somos como los discípulos. Cuando tenemos que tomar una decisión, lo hacemos en función de lo que nos parece más lógico, lo más razonable. Angustiados por la precariedad de nuestros recursos, hacemos planes olvidándonos quizá de contar con la ayuda y la sabiduría de nuestro Dios. Pero aquí Jesús nos recuerda que las cosas no tienen por qué suceder como lo imaginamos, y que él tiene las llaves que la sabiduría humana no posee.
Las soluciones que nos propone siempre comprometen nuestra fe: “Dadles vosotros de comer”. Las dudas aparecen y nos encontramos con obstáculos insuperables. “No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces”. Jesús simplemente nos pide llevarle nuestra modesta contribución (“Traédmelos acá”), para así multiplicarla y asombrarnos por su intervención.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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