sábado, 7 de octubre de 2017

VIVIR FELIZ

 
Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra.
Salmo 81:1
El que hace misericordia, con alegría.
Romanos 12:8
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
Filipenses 4:4
 
 
Recuerdo haber oído decir a un creyente mayor: «Un cristiano triste es un triste cristiano». Quería decir que la tristeza no es el estado normal de un hijo de Dios y puede ser un mal testimonio para los que lo rodean.
Como cristiano tengo razones fundamentales para ser feliz: sé que mis pecados fueron borrados para siempre, que Dios me adoptó como hijo suyo y que mi futuro eterno está asegurado en la gloria del cielo. Esto debería producir ciertos efectos en mi vida. ¡La gente debería oírme cantar de gozo y verme servir gozoso a mi Dios y a mi prójimo!
El apóstol Pablo es un ejemplo a seguir. Su vida, lejos de ser fácil, estuvo llena de pruebas y motivos de preocupaciones sin comparación con mi propia vida (lea 2 Corintios 11:23-28). Pero su gozo interior no fue alterado, y era sincero cuando decía que estaba entristecido pero siempre gozoso (2 Corintios 6:10).
Si mi gozo fluctúa según las circunstancias por las que paso, quizá sea porque no pienso lo suficiente en el amor de Jesús por mí. Ayer dejó el cielo para venir a salvarme y dio su vida para borrar mis pecados. Hoy se ocupa de mí al igual que un pastor cuida de sus ovejas, y me prepara un lugar en la casa de su Padre. Mañana él mismo vendrá a buscarme para llevarme con él. ¿Qué más necesito para vivir feliz?
“No os entristezcáis, porque el gozo del Señor es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: