(Jesús dijo:) Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador... No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Juan 14:16, 1
A veces el cristiano se siente incomprendido y sin
apoyo para resistir a las presiones de la vida. Su corazón, que antes
estaba alegre, de repente se ve oscurecido por un dolor que ni siquiera
podría compartir con un hermano en la fe. Pero el Señor sigue fiel;
sigue siendo el amigo que “en todo tiempo ama”, y que “es como un
hermano en tiempo de angustia” (Proverbios 17:17). Muchos amigos pueden
olvidarse de nosotros, o desaparecer, pero el Señor siempre estará con
nosotros. Cuida de manera especial a los suyos que son huérfanos o que
pasan por el duelo. Manifiesta la más tierna simpatía “al afligido que
no tuviere quien le socorra” (Salmo 72:12).
A menudo, cuando nos vemos privados de lo que más amamos, hallamos en Jesús una felicidad de una frescura inimaginable. Sus palabras, al igual que toda la Biblia, se vuelven más valiosas para nosotros, y comprendemos mejor los pensamientos de Dios y su voluntad para nuestra vida. El Señor nos da esta promesa: “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y... tomaréis consuelo” (Isaías 66:13). ¡Qué hermosa imagen de la fuerza y de la ternura de los consuelos del Señor!
¡Muchos creyentes no quisieran que sus circunstancias de vida difíciles cambiasen, si esto tuviese como consecuencia privarlos de los testimonios de amor y de simpatía del Consolador!
Un cristiano escribió: «Usted sabe desde hace mucho tiempo que es amado, pero la hora de la aflicción le hará descubrir la profundidad del amor del Señor Jesús».
A menudo, cuando nos vemos privados de lo que más amamos, hallamos en Jesús una felicidad de una frescura inimaginable. Sus palabras, al igual que toda la Biblia, se vuelven más valiosas para nosotros, y comprendemos mejor los pensamientos de Dios y su voluntad para nuestra vida. El Señor nos da esta promesa: “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y... tomaréis consuelo” (Isaías 66:13). ¡Qué hermosa imagen de la fuerza y de la ternura de los consuelos del Señor!
¡Muchos creyentes no quisieran que sus circunstancias de vida difíciles cambiasen, si esto tuviese como consecuencia privarlos de los testimonios de amor y de simpatía del Consolador!
Un cristiano escribió: «Usted sabe desde hace mucho tiempo que es amado, pero la hora de la aflicción le hará descubrir la profundidad del amor del Señor Jesús».
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