miércoles, 20 de diciembre de 2017

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

 
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
Mateo 6:11-13
 
 
Las prioridades están claras: primero el honor y los intereses de Dios, luego nuestras necesidades: dánoslo... perdónanos... líbranos. Dependemos de Dios para todo. No es en primer lugar por nuestras propias fuerzas que obtenemos el alimento necesario, sino porque Dios actúa. ¡Y lo hace ya con el simple hecho de darnos la vida cada instante!
Si nuestro cuerpo necesita alimento, nuestra alma también. Para el alma, el pan es la Palabra de Dios. Además de nutrirse, nuestra alma necesita ser perdonada. Dios perdona nuestras deudas, pero no podemos pedir a Dios su perdón sin perdonar, al mismo tiempo, a aquellos que nos ofendieron.
“No nos metas en tentación”. A menudo en nuestras oraciones olvidamos esta última petición, sin embargo es muy importante. Ser guardados de la tentación es ser preservados de todo aquello que nos hace salir del camino que Dios quiere para nosotros. Pero a veces Dios permite la prueba para fortalecer nuestra fe. También añadimos a nuestra oración: “Líbranos del mal”. Esta petición brota del corazón con los acentos de una fe victoriosa, pues pedimos un beneficio ya ganado por la victoria de Jesús. ¡Fue una victoria sobre el mal, el tentador y el mundo! Incluso si todavía hemos de pasar por el sufrimiento, la enfermedad, y si a veces cedemos ante el pecado, estamos seguros de que el mal no tendrá la última palabra. ¡Jesús lo venció!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: