lunes, 12 de diciembre de 2016

LA IRRADIACIÓN

 
Decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
Apocalipsis 6:16-17
 
 
¿Existe una invención más horrorosa que la bomba de neutrones? Parece creada para destruir en primer lugar las células vivas: los hombres y los animales irradiados son heridos mortalmente, sin muchas destrucciones materiales. En cambio, con las bombas de hidrógeno, la fusión de materias adecuadas acarrea una rápida expulsión de enormes cantidades de energía y produce una explosión mayor.
Un profeta de la Biblia anunciaba hace 2.500 años que un juicio caería un día sobre algunos pueblos: “La carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca. Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por el Señor” (Zacarías 14:12-13). En esa época esta descripción tuvo que parecer totalmente inverosímil, pero hoy en día no tiene nada de raro.
El Apocalipsis también nos describe juicios terribles; estos caerán sobre un mundo que no piensa en Dios y vive en total oposición a sus mandamientos. “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo” (Apocalipsis 8:10-11).
Pero Dios ofrece la reconciliación a todo el que reconoce su estado desesperado e invoca a Dios sinceramente. Jesucristo murió para perdonarlos. Rechazarlo es desobedecer a Dios. Y usted, si escucha hoy su voz, no endurezca su corazón (Hebreos 3:7).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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