martes, 25 de abril de 2017

LA GRACIA ES PARA TODOS

 
Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Juan 9:25
(El apóstol Pablo dijo:) Fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
1 Timoteo 1:16
 
 
En su libro «Dios existe, lo he encontrado», André Frossard (1915-1995) cuenta su conversión. Había sido criado en el ateísmo, «donde el tema de la existencia de Dios ni se menciona».
8 de julio de 1935: Sucedió algo que operó «en mí una revolución tan extraordinaria, que cambió en un instante mi manera de ser, de ver, de sentir, que transformó mi carácter e hizo que hablase un lenguaje tan insólito que mi familia se alarmó... Entonces experimenté el gozo que siente un náufrago que es salvado a tiempo, con esta diferencia: solo en el momento en que fui sacado, tomé conciencia del lodo en el que estaba hundido sin saberlo... Y me pregunto, todavía con la imagen de medio cuerpo hundido en aquel lodo, cómo pude vivir y respirar allí.
No hay nada que me predispusiera a tener una religión, aparte del hecho de no tener ninguna. La Escritura dice que la gracia no hace acepción de personas, y creo haber mostrado que dirigiéndose a mí, se dirigía a todas las personas. Lo que me sucedió le puede suceder a cualquiera, al mejor, al peor, al que no sabe e incluso al que cree saber».
Este testimonio muestra que la conversión no es una simple adhesión intelectual. Es dar media vuelta hacia una nueva dirección. Es tomar conciencia de mi estado pecaminoso ante Dios y aceptar que Jesucristo dio su vida para salvarme.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: