No me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído.
2 Timoteo 1:12
Creí, por lo cual hablé.
2 Corintios 4:13
Testimonio
«No puedo imaginar que el universo sea la única
cosa que haya existido siempre, sin causa, sin Creador. Creo que hay un
Dios que, desde la eternidad, pensó en crearme y en salvarme. Creo que
el bien y el mal no son nociones inventadas por los hombres para
ponernos bajo el yugo de un Dios imaginario, sino realidades que cuentan
para un Dios muy vivo. Creo que un día todo hombre tendrá que
comparecer ante ese Dios. Creo todo esto porque la Biblia lo dice, y
creo a la Biblia porque su lectura me convenció de que su autor es digno
de fe.
Al leerla descubrí que Dios sabe todo sobre mí, que no se queda con la imagen que doy, sino que penetra en todos mis secretos, conoce mis aspiraciones escondidas al igual que mi incapacidad para llevarlas a cabo. Comprendí que me creó como un ser responsable para hacer el bien y alejarme del mal, y que fracasé totalmente. Me convencí de que soy un pecador que solo merece el juicio.
Pero felizmente encontré mucho más: a pesar de todo, Dios se interesa en mí. Cuento a sus ojos a tal punto que me dio un Salvador, su propio Hijo, quien sufrió en mi lugar el castigo que yo merecía. Jesús me amó tanto que aceptó morir para darme la vida eterna. ¡Solo tuve que dar las gracias por ese maravilloso regalo, y entonces sentí en mi corazón una paz indescriptible! ¡Esto es lo que creo y me gustaría que usted lo compartiese conmigo!».
Al leerla descubrí que Dios sabe todo sobre mí, que no se queda con la imagen que doy, sino que penetra en todos mis secretos, conoce mis aspiraciones escondidas al igual que mi incapacidad para llevarlas a cabo. Comprendí que me creó como un ser responsable para hacer el bien y alejarme del mal, y que fracasé totalmente. Me convencí de que soy un pecador que solo merece el juicio.
Pero felizmente encontré mucho más: a pesar de todo, Dios se interesa en mí. Cuento a sus ojos a tal punto que me dio un Salvador, su propio Hijo, quien sufrió en mi lugar el castigo que yo merecía. Jesús me amó tanto que aceptó morir para darme la vida eterna. ¡Solo tuve que dar las gracias por ese maravilloso regalo, y entonces sentí en mi corazón una paz indescriptible! ¡Esto es lo que creo y me gustaría que usted lo compartiese conmigo!».
Stéphane
“Por
la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de
Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos
11:3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario