miércoles, 25 de enero de 2017

METAMORFOSIS

 
Así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial... Es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
1 Corintios 15:49, 5


La oruga se encierra en el envoltorio protector de su crisálida. Podríamos pensar que es su ataúd. ¡Pero no es así! Por medio de una misteriosa metamorfosis, los tejidos de esa pequeña criatura viva van a desaparecer, ¡y luego, de una sustancia amorfa, saldrá una magnífica mariposa!
¡Qué extraordinarias transformaciones! El insecto que trepaba, ahora va a volar. Se alimentaba de hojas y ahora va a chupar el néctar de las flores. Como larva era un ser insignificante, pero como mariposa pasó a ser una de las bellezas de la naturaleza.
Al igual que para la oruga, nuestra vida en la tierra parece encerrarse en la tumba como la ninfa inerte en su capullo, pero, como la mariposa, los creyentes resucitarán con un cuerpo nuevo cuando el Señor venga, y estarán para siempre con él.
La Biblia compara el cuerpo a una semilla puesta en la tierra. El cuerpo “se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder” (1 Corintios 15:42-43). La gente escéptica que pregunta: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?”, es llamada necia (1 Corintios 15:35-36). La Biblia también dice que los incrédulos resucitarán para ser juzgados (Juan 5:29; Apocalipsis 20:12).
Aprendamos a leer el gran libro de la naturaleza. El Creador escondió en ella algunos de sus prodigiosos secretos y nos los revela para nuestra instrucción mediante imágenes como la de la mariposa.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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