domingo, 6 de enero de 2013

USTED TIENE QUE NACER DE NUEVO



El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Juan 3:3


A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12

Una hora antes de nacer, ¿qué sabíamos del mundo? Si alguien nos hubiese explicado que tendríamos que respirar, que un día caminaríamos, que el mundo es mucho más vasto que el seno materno, y suponiendo que hubiésemos podido comprenderlo, ¿qué habríamos podido creer? Pues bien, entre nuestro mundo y el reino de Dios hay aún más diferencia que entre el seno materno y nuestra presencia en este mundo.
Y así como para venir al mundo tuvimos que nacer, necesitamos un nuevo nacimiento, un nacimiento de arriba, para entrar en el reino de Dios.  Quizás usted se pregunte, al igual que Nicodemo, a quien Jesús reveló esta necesidad de nacer de arriba: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (Juan 3:4).  Entonces escuche la respuesta de Jesús: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.  No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:6-7).
Este nuevo nacimiento es espiritual.  Se produce cuando creemos la Palabra de Dios, por la fe en Jesús y por la acción del Espíritu Santo en nosotros.  Por ello tenemos que leer los evangelios con una mente abierta y con humildad, rogando al Señor:
«Señor, quiero nacer de nuevo.  Señor, a ti entrego mi vida».  “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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