domingo, 2 de julio de 2017

¡BUEN VIAJE!

 
¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad... cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
Santiago 4:13-14
 
 
¡Deseo inútil, dirá usted! Viajar es olvidar, descubrir, vivir un tiempo excepcional. ¡Es pura felicidad...! A menos que se trate de una cita de negocios demasiado difícil. Sin embargo, todo viaje tiene su lado de imprevistos, y también de peligros.
Tomemos el versículo de hoy como un llamado a la reflexión interior, más fácil de realizar fuera del estrés diario. Nuestra vida, ¿no es también un viaje? Es cierto, no elegimos nacer, y tampoco elegiremos el día en que debamos dejar este mundo: esto está en las manos de Dios.
Ese último día, cuando mi espíritu vuelva a Dios y mi cuerpo al polvo, ¿estará relacionado con lo que estoy viviendo hoy y de lo cual soy responsable?
Preparo cuidadosamente mis viajes; entonces, ¿no es fundamental saber en qué condiciones voy a llegar al último día, que podría ser mañana?
“Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12), nos dice la Biblia. Al final de su vida, nadie podrá escapar a este encuentro; pero Dios nos ama y quiere tener un encuentro con nosotros desde ahora. Desea establecer con cada uno una relación viva, no solo para vivir con nosotros ese viaje de la vida presente, sino también para que estemos con él por la eternidad. Para darnos la vida eterna, Dios amó de tal manera “al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: