jueves, 6 de julio de 2017

DOS MANERAS DE ORAR

Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

1 Juan 5:14-15

Hay que ser coherentes. No podemos decir que creemos en Dios si no nos dirigimos a él en oración de una manera seria. De lo contrario creemos en un Dios muy vago y lejano, un Dios a quien acudimos cuando todo va mal, o con la esperanza de obtener su favor, pero haciendo aquello que le desagrada. Orar a Dios tampoco es un deber, sino una necesidad vital del creyente, y un gran privilegio.
Si bien es exponerle nuestras necesidades con confianza, también es acercarnos a un Padre que nos conoce y quiere escucharnos. ¿Nos acordamos de darle las gracias por habernos sacado victoriosos de las pruebas? La oración también es ofrenda, alabanza: ¡Digámosle a Dios cuán grande y maravilloso es Jesús para nosotros!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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