lunes, 10 de julio de 2017

HACER EL BALANCE

 
Aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
1 Corintios 4:4
Dios es el que justifica.
Romanos 8:33
 
 
Hacer el balance sobre nuestra vida significa juzgar entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero y lo falso, lo útil y lo inútil... ¡suponiendo que seamos capaces de hacer esa evaluación!
En cada uno de nosotros hay un indicador que puede ayudarnos, es nuestra conciencia. En el origen latino de esta palabra está la idea de «saber». Pero como no sabemos todo, nuestra conciencia es obligatoriamente limitada. Por lo tanto es difícil hacer el balance, es difícil estar en paz, pues sería muy pretencioso creer que aquel que lo sabe “todo”, es decir, Dios, tiene la misma manera de ver las cosas que yo.
La Biblia habla mucho del bien y del mal, de justicia y de injusticia. Ella es la Palabra del Dios vivo; estemos, pues, atentos a sus advertencias. Ella revela algunas exigencias de Dios, entre las cuales hallamos: “Temerás a Dios”, “amarás a tu prójimo”, “no codiciarás”, “no cometerás adulterio”, etc. Nadie puede pretender haber respetado íntegramente sus exigencias. Para Dios todos somos culpables, pero también todos podemos ser absueltos, justificados, liberados definitivamente de toda acusación. Dios mismo dio el medio para salvarnos, a Jesucristo, quien fue condenado en nuestro lugar. El castigo que merecían nuestros pecados cayó sobre él (Isaías 53:5), entonces al fin podemos tener buena conciencia ante Dios. Y ahora nos invita, con bondad, a confiar en él y agradecerle.
“Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú” (Deuteronomio 30:19).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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