sábado, 15 de julio de 2017

EL PECADO ORIGINAL

 
Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... Si por la transgresión de uno (Adán) murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
Romanos 5:12, 15
 
 
¿Qué significa esta expresión? Es una alusión a lo que sucedió en el huerto de Edén cuando nuestros primeros padres escucharon la voz del tentador e infringieron la prohibición divina de comer del “árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9). Adán y Eva podían comer libremente de todo árbol del huerto, excepto uno. Este límite les permitía no salir de su posición de criaturas dependientes y mostrar su confianza en su Creador.
Transgredir el mandamiento de Dios era decidir uno mismo lo que era bueno o malo. Adán y Eva estropearon la armonía original. Se alejaron de su Creador y tuvieron miedo de él. “El hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto” (Génesis 3:8). También se acusaron el uno al otro. Perdieron el gozo inicial y sintieron vergüenza. Desde entonces su voluntad se debatió entre el bien y el mal. Toda la humanidad quedó privada de la felicidad inicial del paraíso terrenal.
No podemos volver al huerto de Edén, pero Dios nos ofrece algo diferente, más grande, algo que produce más gozo. Envió a su propio Hijo para que vivamos por él, no en el estado de inocencia, sino conscientes del amor redentor. Cada persona que confía en él recibe una vida nueva, es adoptado por Dios y se convierte en un hijo o hija del Dios de amor.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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