lunes, 17 de julio de 2017

CUANDO TODO VA MAL

 
Señor, tú eres mi Dios... Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor.
Isaías 25:1, 4
Fiel es Dios.
1 Corintios 10:13
 
 
«Cuando todo va bien, podemos decir: Gracias a Dios. Pero cuando todo va mal, ¿qué podemos decir?». Esta era la pregunta que se hacía una cristiana en su cama en el hospital. Y quizá también sea la nuestra cuando pasamos por dificultades en nuestra vida.
Para enseñarnos y animarnos, la Biblia nos muestra algunos ejemplos de creyentes que pasaron por grandes pruebas.
Jacob, en un momento de su vida, cuando las dificultades se acumularon, exclamó: “Contra mí son todas estas cosas” (Génesis 42:36). Sin embargo, al final declaró que Dios había cuidado de él, que lo había guardado y librado de todo mal (Génesis 48:3, 15).
Job también fue especialmente probado por la pérdida de sus bienes, de sus hijos, y por la enfermedad. En medio de un inmenso sufrimiento físico y moral, llegó a lamentar haber venido al mundo y deseó la muerte (Job 3:1). Pero más tarde se dio cuenta de que había aprendido a conocerse a sí mismo y a conocer mejor a Dios (Job 42:2-6).
El apóstol Pablo suplicó a Dios que lo liberase de un aguijón que lo atormentaba. Y esta fue la respuesta divina: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).
Estos ejemplos nos muestran que la tierra es un lugar de aprendizaje. Dios quiere instruirnos para acercarnos a él. No abandona a nadie en medio de los sufrimientos; él “es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11).
“Confiad en el Señor perpetuamente” (Isaías 26:4).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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